Comedia protagonizada por dos mujeres ajenas al mundo del espionaje que pone más énfasis en sus valores para la puesta en escena dentro de la acción que en hacer reír al público.
Crítica de la película “El espía que me plantó”
El espía que me plantócomienza con un montaje paralelo que bien podría definir completamente el problema principal de una película que resulta ser totalmente insatisfactoria en sus intenciones. Por una parte, unas secuencias de acción que rozan el sobresaliente y por otra, unos intentos casi vergonzosos por resultar graciosa. Algo que no consigue en ningún momento.
La segunda cinta de Susanna Fogel no encuentra el camino que la defina y divaga entre la parodia al género que contextualiza la historia, la comedia, la acción pura y dura o la pugna entre sentirse feminista o mostrar -adrede o por accidente- lo opuesto. Sin embargo, el talento de Fogel queda patente, o el de su segunda unidad, en las escenas de acción; de largo lo mejor de un film con un guion tan excesivamente enrevesado como extenso, además de resultar inevitablemente previsible para el espectador acostumbrado al cine de espías, que ve venir los giros de trama desde la distancia, como el vigía de un barco pirata.
Sorprende y puede llegar a resultar hasta obsceno el amplio nivel de producción en una película como esta, que cuenta con un presupuesto más que holgado, mientras cineastas de la talla de Martin Scorsese o Alfonso Cuarón tienen que estrenar sus próximos trabajos en ese recogedor de proyectos solterones llamado Netflix -y alabada sea por ello-.
El reparto es el gran reclamo de “El espía que me plantó” y es que tanto Mila Kunis como Kate McKinnon o Justin Theroux son intérpretes que gozan de éxito; quizá más en su lado del charco que en el nuestro. Sorprende también ver a Gillian Anderson en un pequeño papel pululando por la pantalla. Kunis se defiende muy bien en un género donde se siente cómoda, como es la comedia. En el caso de McKinnon, en su elemento natural, su trabajo resulta de lo más cargante, a pesar de mostrar los mismos recursos de siempre y por los que es reconocida. Las interminables muecas y los amaneramientos chabacanos hacen de ella la candidata perfecta para protagonizar un remake de “La que se avecina” o una serie de calado similar; auténticos catálogos de la sobreactuación donde enfatizar cada palabra y gritar lo más alto posible es sinónimo de comedia de éxito. Un virus que parece infectar a todo el mundo, dejando de lado las películas que fabricaban carcajadas de manera elegante, sin necesidad de explicitar más de la cuenta. Pero el descubrimiento del film en materia interpretativa viene de la mano de Ivanna Sakhno, a la que se pudo ver en “Pacific Rim: Insurrección”, componiendo una villana con un arsenal de recursos que se revela como una actriz con potencial para convertirse en una heroína de acción a corto plazo.
Conclusión
“El espía que me plantó” es una película completamente fallida en sus intenciones, siendo más interesante cuando abraza la acción y completamente olvidable cuando la supuesta comedia hace acto de presencia. Ni siquiera su condición de producto de evasión para apaciguar el estío consigue aplacar el sopor.