“Una noche fuera de control” es una comedia gamberra con despedida de soltera como contexto, que tira de estereotipados personajes para aglutinar una serie de gags basados en la burrada más que en la inteligencia.
Crítica de la película “Una noche fuera de control”
“Una noche fuera de control” es de esas comedias carentes de originalidad que suelen aparecer en periodo estival para atraer a las masas al frescor de las salas de cine donde puedan pasar un rato entretenido y de paso soltar alguna carcajada. El problema llega cuando el espectador se da cuenta de que la película es una versión femenina de esa saga que tenía una primera parte salvable y algo novedosa, desembocando en dos subproductos a modo de secuela que estiraban el chicle. Efectivamente, estoy hablando de “Resacón en Las Vegas”.
El guion no se esmera en crear nada realmente estimulante, pasando por una colección de situaciones pasadas de vuelta que culminan en un clímax totalmente alocado. Por el film se mueven el grupo de amigas responsables del asesinato involuntario de un stripper, teniendo que buscar la manera de salir del embrollo. Un grupo de chicas que, como es habitual en este subgénero cómico, es a cada cual más estereotipada. La formal, la gordita graciosa -a quien le haga gracia- la rica exitosa que se ha alejado del grupo y la lesbiana masculinizada. Nada nuevo bajo el sol. Aun así, el conjunto funciona y la subtrama del novio está bastante conseguida derivando en otra locura que puede resultar hilarante para los amantes de este tipo de humor.
Lucia Aniello se encarga de dirigir el film y lo hace con sentido del ritmo y de la comedia como era de esperar de una de las responsables de la genial serie “Broad City”, con la que comparte a una de las integrantes del reparto. Como es habitual en el género, una selección de temas musicales acompaña a las secuencias y sus transiciones, muchos de ellos conocidos de sobra.
Scarlett Johansson encabeza el reparto con un trabajo sin ningún tipo de esfuerzo ni siquiera en mostrar una parte cómica que su personaje tiene más oculta que el resto, aunque ella sea la protagonista y el reclamo para el público que, al menos en nuestro país, no conocerá muchas de las caras que pueblan la cinta. Kate McKinnon cumple con su cometido y aunque resulte cargante, no llega al nivel de Jillian Bell, un compendio de muecas a cada cual más desagradables es lo único que se puede decir de su personaje. Ilana Glazer se encuentra cómoda con su papel y Zoë Kravitz sigue abriéndose paso en el cine de manera solvente. El resto dentro de lo esperado.
“Una noche fuera de control” es una película para un amplio público que desea desconectar el cerebro al entrar en la sala. Su humor, más que explotado desde hace décadas, funciona sobre todo en el sector adolescente de los espectadores, para el resto hay mejores opciones con las que disfrutar.
