El club de los jóvenes multimillonarios es una película que no busca arriesgarse. Y si no asumes riesgos, no ganas. Así de sencillo. Un error inicial en el planteamiento que se traslada hasta el último fotograma, lastrando una película (otra más) que aborda la hostilidad y la falta de escrúpulos en el mundo bursátil. Los rencores y la imperiosa (in)necesidad de vivir por encima de la posibilidades de cada uno. Comenzamos nuestra crítica de la película El club de los jóvenes multimillonarios.
Sinopsis
Basada en hechos reales. Joe Hunt (Ansel Elgort) y Dean Karney (Taron Egerton) tratan de idear un plan que ponga fin a su etiqueta de segundones y marginados dentro de la burbuja naif y esnob de la juventud adinerada y consentida por sus padres de la ciudad de Los Ángeles. Sin embargo, el precio que han de pagar, llegará a ser demasiado alto.
Crítica de la película El club de los jóvenes multimillonarios
¿Cuántas veces hemos visto en el cine la historia, similar a la mitológica protagonizada por Ícaro? Infinidad de veces. Y sin embrago, todavía se sigue creyendo desde la industria que ese tema puede seguir teniendo éxito simplemente copiando o mostrando algo ya visto anteriormente. A diferencia de los brókeres protagonistas, sin asumir ningún riesgo. A semejanza de esos brókeres, engañando al espectador. Aquí arranca nuestra crítica de la película El club de los jóvenes multimillonarios.
Una historia llevada muchas veces al cine
La película El club de los jóvenes multimillonarios se parece, demasiado a la maravillosa película de Scorsese, El lobo de Wall Street. Ese uso de voz en off para ir contando con cierta gracia la historia, ese ritmo vertiginoso gracias al montaje y a una puesta en escena visualmente atractiva, etc. Entonces… ¿Cuál es el problema?
Sencillamente, en que el filme de Scorsese está planteado de una forma en la que el espectador quede prendado de la historia y se la crea; mientras que en el largometraje de James Coxtodo parece impostado y una copia barata de la película de Martin Scorsese. Así de claro.
La dirección de James Cox
La intención de Cox en El club de los jóvenes multimillonarios es lícita: filmar una historia real, pero que sin embargo, han existido otras ficciones que han logrado no sólo mostrar ese ascenso hacia el éxito y posterior descenso a los infiernos. Scorsese ha basado gran parte de su filmografía en dicho principio (Toro Salvaje, Taxi Driver, Uno de los nuestros, etc.); y Oliver Stone en Wall Street (por trazar otra comparativa en la que el tema de la especulación bursátil es eje temático de la película).
Lo diferente entre la película de James Cox y la de los otros dos directores estriba, también, el la capacidad de análisis crítico de ese comportamiento tan poco ético de los brókeres. Cox no incide demasiado en dicha cuestión, quedando como resultado final, una película, en parte, vacía.
El reparto de la película
Afortunadamente, el reparto está bien. Obviamente no estamos ante los mejores trabajos de Kevin Spacey, Taron Egerton y Ansel Elgort; pero los tres logran al menos defender su cometido. Sin embargo, lo que sí es cierto es que, a medida que se va desarrollando su película, sus actuaciones van perdiendo el interesante fuelle inicial.
Algunos de sus principales errores
Quizás esta pérdida se deba al propio guion, el cual da la sensación, por momentos, de que busca estirar la historia de El club de los jóvenes multimillonarios, alargándola más de lo necesario.
Por otro lado, la puesta en escena no sigue una línea coherente clara. Es decir, por momentos se busca asemejar a la película de Scorsese; mientras que en otras ocasiones, se inserta en la película escenas que son filmadas con una estética propia del videoclip musical. Esto rompe con la coherencia estética de la película y por tanto, con la uniformidad temática de esta.
Opinión final de la película El club de los jóvenes multimillonarios
Por lo tanto, la película El club de los jóvenes multimillonarios resulta ser un proyecto innecesario, al menos en mi opinión, ya que hemos visto infinidad de filmes que abordan la cuestión de las estafas bursátiles.
Con esto no quiero decir que no se pueda seguir abordando estas temáticas; pero lo que sí ha de hacerse al filmar este tipo de proyectos, es integrar una mirada mucho más crítica que haga reflexionar al espectador. Desgraciadamente, Cox no lo hace del todo, lo que devalúa el resultado final de la película.
