Netflix añade a su catálogo la serie Perdida, un thriller producido por Atresmedia y Big Bang Media centrado en la desaparición de una niña que nos lleva de las playas de Valencia a los grandes edificios de Bogotá y nos sumerge en el mundo del narcotráfico. Os dejamos nuestra crítica de la serie Perdida de Netflix.
Sinopsis
Antonio (Daniel Grao) es detenido por la policía en el aeropuerto de Bogotá por transportar “bolas” de cocaína en el estómago. Su objetivo real: entrar en le cárcel para encontrar al posible responsable de la desaparición de su hija en la costa valenciana 13 años atrás.
Mientras tanto, en España la policía investiga unos correos de Antonio que pueden contener pistas del paradero desconocido de éste o incluso del rastro de su hija.
Crítica de la serie Perdida en Netflix
Perdida (2020) es una serie poco innovadora. Es otro thriller más de secuestros, búsquedas y otra inmersión más en el mundo del narcotráfico; y es un drama carcelario más.
¿Qué encontraremos en su propuesta?
Todo muy manido. Sin embargo quizás es la combinación de los tres subgéneros tan triturados lo que aporta cierta frescura a la trama orquestada por Natxo López (guionista que ha trabajado en series como 7 vidas o Allí abajo) que forma triunvirato con Ruth García y David Oliva, escritores de la historia original.
La historia de la serie Perdida salta entre presente y pasado y viaja de los despachos policiales y el puerto de Valencia a las cárceles y haciendas de Bogotá. Estas migraciones espacio-temporales ayudan a mantener la atención del espectador pero deconstruyen un guión repleto de gazapos y decisiones inconsistentes.
Abandonado en el trullo
Daniel Grao, como Antonio, soporta la trama principal. La recreación de la cárcel (a partir de una vieja fábrica en Bogotá) en la que busca al responsable de la desaparición de su hija, es quizás el punto más fuerte de la serie. En ella se mezclan personajes de diferentes nacionalidades con una moral más bien torcida que complicarán la búsqueda de Antonio.
La prisión, apodada La Brecha, es un personaje en sí mismo: rota, oscura, seca… un campo de batalla asfixiante en el que o te aclimatas, o te aclimatan.
Antonio deberá buscar la manera de sacar información a Cruz (Juan Carlos Messier), posible secuestrador de su hija Soledad (Verónica Velásquez) y líder de Los Plumas en el módulo norte de La Brecha, donde se encierra a los peores delincuentes del país.
Las coprotagonistas femeninas no están perdidas
El resto de aliadas y responsables de la búsqueda de Soledad (la chica desaparecida) son mujeres decididas y empoderadas.
Por un lado tenemos a Inma (Carolina Lapausa), la madre de Soledad, que unirá sus fuerzas en Valencia con la comisaria Eva Aguirre (Melanie Olivares) para retomar la búsqueda de la joven siguiendo las pistas que dejó Antonio.
Al otro lado del Atlántico, Adriana Paz (El autor) se mete en la piel de Angelita, abogada tiburón que echará una mano a Antonio con ayuda de jueces y narcotraficantes, extorsión y seducción mediante. Un personaje muy mal construido (aunque bien interpretado) por sus reacciones y decisiones totalmente fuera de lugar.
Completa el elenco femenino Ana María Orozco (Betty la Fea) como Milena, mujer del narcotraficante Quitombo (Fernando Solórzano) y madre no biológica de Soledad.
Descubrimiento visual, extravío argumental
Iñaki Peñafiel (director principal de la serie) y Jesús Haro crean una atmósfera visual en cuatro tiempos (Bogotá/Valencia, pasado/presente) que atribuye filtros y colores diferentes según la localización y el espacio. Además, inciden mucho en enfoques muy cercanos y cámaras en movimiento que acompañan un montaje acertado tanto en la acción como en elementos más expresivos.
A este acierto técnico se le contrapone una historia llena de giros incongruentes y personajes mal construidos con interpretaciones tanto acertadas como fallidas, donde el reparto latino esté quizás un nivel por encima del español.
Opinión final de la serie Perdida de Netflix
La serie Perdida de Netflix construye un thriller con temáticas muy tratadas pero combinadas con acierto para generar una trama hilvanada en cuatro tiempos que funciona gracias a los aciertos de dirección, pero cae en la suma de giros de guión endebles y personajes que actúan sin una verdadera motivación.
