La trinchera infinita es una película necesaria para descubrirnos ignorantes ante una España llena de historia y muchos temas por tratar. Dirigida por los tres directores vascos por excelencia, La trinchera infinita habla de “los topos”, criminales de la Guerra Civil perseguidos hasta la muerte, que solo tenían una escapatoria, esconderse. El 31 de octubre de 2019 llegará a nuestra cartelera y nosotros te contamos en nuestra crítica de La trinchera infinita por qué consideremos que es una de las películas imprescindibles de este año.
Sinopsis
Higinio Blanco (Antonio de la Torre) se ve perseguido a muerte con el estallido de la Guerra Civil, debido a sus ideas políticas. Pronto se verá obligado a esconderse del mundo, una lucha que durará treinta años, involucrando como no, a su familia más cercana.
Crítica de La trinchera infinita
Según lo directores, la premisa de la película era la de cómo contar el encierro de una persona durante treinta años, acompañándolo en todo momento. Viendo a través de sus ojos, cómo va cambiando una sociedad, cómo va cambiando un país, respetando ese encierro.
La idea surgió al ver el documental “Treinta años de oscuridad” de Manuel H. Marín que habla sobre la historia del topo Manuel Cortés. Hasta entonces los codirectores no habían visto “Los girasoles ciegos” o “Mambrú se fue a la guerra”, películas que les ayudaron a crear La trinchera infinita. “Hay pocas figuras como los topos que representen tan bien o hablen tan bien de manera metafórica de lo que es el miedo, miedo que repercute en distintos aspectos de la vida”.
El encierro desde el propio encierro
Para dar forma al proyecto, vemos claramente que desde el principio se decidió no tomar ninguna vía de escape, no acompañar a ningún personaje fuera del encierro. Según comentan los propios directores, fue una decisión firme en el guion. En dirección se lo replantearon de nuevo y decidieron ser muy escrupulosos en ello, respetando ese encierro. Es lo que diferencia esta historia de otras películas como “Los girasoles ciegos” en la que se sigue a Maribel Verdú a la calle. Es lo que hace que sea una película única y sumamente rica en cuanto al desarrollo de la psicología de los personajes.
Es necesario remarcar en esta crítica de La trinchera infinita que proponer esa inmersión al espectador ha sido todo un acierto, plantando el “encierro desde el propio encierro”.
Analizamos el guion de la película
Una de las cosas que más respeto les generaba a los directores a la hora de redactar el guion era el hecho de ir a Andalucía a contar la historia, ya que Jon Garraño, Aitor Arrregi y Jose Mari Goeanga son los tres vascos. Ya en sus anteriores películas le daban mucha importancia, en “Handia”, sin ir más lejos, al tipo de euskera que se hablaría, cómo tenían que comunicarse estaba siempre está en su debate.
Esta vez se trataba de ser realistas y que a la audiencia se le hiciera verosímil y real escuchar a los personajes. Para ello fue fundamental la alianza de los actores y expertos que consultaron para el guion y la interpretación. Algo que tenían claro es que querían que los actores fueran andaluces, para que trajeran su habla y su mundo al filme: lo que han hablado y percibido en casa con tíos, abuelos…
Para la labor del guion, eligieron a Luiso Bermejo. Cuando surgió la idea de escribir un guion sobre un topo, todavía se estaba llevando a cabo el rodaje de “Handia”, pero querían poner la película en marcha cuanto antes, así que Luiso escribió un primer tratamiento y una primera versión de guion y después entraron los codirectores. Se puede observar que la idea y los temas tratados en la película conectan muy bien con el universo de Luiso. Cortometrajes como “La guerra” o “Ya no puede caminar” son claro ejemplo de ello. En REC podíamos ver el miedo de los personajes por no poder salir y aquí el miedo de Higinio a salir de casa.
Agorafobia y claustrofobia presentes en la película
Quedan retratadas en esta película dos fobias contrarias, la agorafobia y la claustrofobia, pero acaba viviéndolas la misma persona. Durante todo el filme hay insertos que funcionan como capítulos de la evolución temporal y anímica del estado de Higinio. Estos insertos dan buena cuenta de este cambio de fobias en el personaje principal. Por ello, por la sutileza y complejidad que entrañan el guion, este merece una especial reseña en esta crítica de La trinchera infinita.
Interpretaciones en La trinchera infinita
Puesto que toda la trama transcurre en un pueblo andaluz se buscaba, sobre todo, que los actores se sintieran cómodos a la hora de interpretar el texto. Los actores elegidos para representar a los personajes principales fueron Belén Cuesta y Antonio de la Torre. Tuvieron la suerte de tener un periodo de ajuste, “es una de las cosas más bonitas que tiene esta profesión, amoldarse y recibir la riqueza que puede aportar cada uno” decía Aitor Arregi.
Belén Cuesta y Antonio de la Torre
El riquísimo personaje de Rosa ha supuesto un cambio de registro para Belén Cuesta. Rosa representa a muchas mujeres, esposas de topos españoles. Belén tuvo la fortuna de disponer de tiempo para prepararse el personaje y gracias a ello realizó un trabajo individual, leyendo libros y referencias para documentarse antes de empezar con el guion. Asimismo, aprendió a coser a pedal, como hace su personaje en la película. Posteriormente analizó junto a los directores el guion y vocabulario.
En cuanto al personaje de Vicente Vergara, resulta compleja su interpretación ya que representa el odio en su versión más absoluta a Higinio, el personaje de Antonio de la Torre. Por supuesto, debemos remarcar en esta crítica de La trinchera infinita la impecable interpretacíón de este último, en un papel tan rico y lleno de matices. Las escenas tragicómicas de la película son interpretadas a la perfección, dando a la película un toque más humano. Está claro que, en situaciones tan dramáticas, siempre se cuela el humor de una forma trágica y dolorosa.
La producción entre País Vasco y Andalucía
Ha habido muchos comentarios acerca de que esta sea su primera película fuera del País Vasco. A partir de “Handia”, su última película, ganaron una buena ola de credibilidad en la industria del cine, y aun así parece que les costó un horror financiar la que nos ocupa. Gracias a las instituciones del País Vasco y Andalucía consiguieron producirla.
El nivel de complejidad del diseño de producción fue muy alto debido en parte al parón en el rodaje, puesto que lo hicieron en dos partes, primavera e invierno. Además, los exteriores e interiores naturales se rodaron en Andalucía, pero el plató estaba en el País Vasco. Está claro, que para una película de presupuesto medio bajo no habrá resultado fácil semejante misión.
La dirección de Jose Mari Goenaga, Aitor Arregi y Jon Garraño
Muchos espectadores se preguntan cómo son capaces estos directores de codirigir a seis manos y qué implicaciones tiene. A estos responden los tres que es difícil y complicado, mucha gente no lo entiende, pero es su forma de trabajar. Se conocen mucho y saben cuáles son sus fortalezas y debilidades, no tienen ningún miedo de decir la verdad, tanto para bien como para mal. Además, recalcan que los tres entienden el cine de la misma forma. En la preproducción procuran asentar las bases de lo que va a será la película, para evitar futuros malentendidos.
Sin embargo, hasta ahora solamente habían dirigido las películas de dos en dos en: “Lucio” (Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi), “80 egunean” (Jose Mari Goenaga y Jon Garraño), Loreak (Jose Mari Goenaga y Jon Garraño) y Handia (Aitor Arregi y Jon Garraño). Esta vez, en la película de La trinchera infinita parece haber tocado la combinación que faltaba. A pesar de ello, nunca coincidieron los tres en el set por circunstancias del rodaje. La rodaron en dos partes ya que necesitaban que Antonio de la Torre engordase cinco kilos; la primera parte se rodó en primavera con Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi y la segunda en verano con Jose Mari Goenaga y Jon Garraño.
Opinión final de La trinchera infinita
La complejidad que entrañan las películas es difícil de descifrar. Cada decisión marca un antes y un después. Es por ello por lo que, como filme, debido a las decisiones claras y respaldadas tomadas en ella, se merece una nota de 9,5 sobre 10. Esa es la sobresaliente nota que obtiene en nuestra crítica de La trinchera infinita. Ver esta película es un disfrute y tensión constante, pues se llega a entender y a vivir el miedo, la soledad y la frustración en una sola pantalla.