La noche de 12 años retrata el drama real de José ‘Pepe’ Mujica, ex presidente de Uruguay, Eleuterio Fernández, ex ministro de Defensa, y el periodista y escritor Mauricio Rosencof. La película dirigida por Álvaro Brechner y protagonizada por Antonio de la Torre llega a los cines con la misión de mantener viva la memoria histórica.
Opinión
Estimulante, valiente, y riquísima en cuanto a ornamentos estéticos e imaginería visual, pero, en última instancia, pretenciosa al terminar decantándose por el continente y no por el contenido. No debemos culpar a su autor, Álvaro Brecher(Mal día para pescar; Mr.Kaplan)por ese aspecto. Al contrario. La noche de 12 añosjuega en una liga de películas icónicas de las que podemos destacar, entre las más recientes, ‘Hunger’ de Steve Mcqueeno ‘En el nombre del padre’ de Jim Sheridan entre las más lejanas. Es complicado, por tanto, hacerse un hueco, encontrar su propia voz o destacar, pero La noche de 12 años lo acaba consiguiendo, aunque lo haga en detrimento de la propia historia.
Sinopsis
Uruguay, 1973, plena dictadura militar. José Mujica (Antonio de la torre), Mauricio Rosencof (Chino Darín), y Fernández Huidobro (Alfonso Tort), integrantes del Movimiento de liberación nacional-tupamaros, son confinados en celdas individuales con condiciones infrahumanas durante 12 años. A su vez sirven como rehenes y condicionante disuasorio para que los Tupamaros del exterior no cometan actos terroristas, ya que en tal caso, el estado amenaza con acabar con sus vidas.
Crítica
De no haber optado el realizador por ofrecernos algunas de las variantes narrativas que abundan y enriquecen la película, como pueden ser la fragmentación de la línea espacio/tiempo, el arrojo – temerario incluso – a la hora de zambullir al espectador en la espiral de locura y abandono de los tres protagonistas a través de una atmósfera onírica, puntillosa y repleta de suspense, que guarda resonancias con ‘Carretera perdida’ de David Lynch por ejemplo, y que convierte la edición de sonido en un elemento más de la cinta, lo estaríamos criticando por pudoroso y convencional. El problema radica en que, entre la genial historia, y la exhibición de talento por parte de Álvaro Brechner –y todos los integrantes del elenco artístico: Silvia Cruz compone las canciones, cover de Simon and Garfunkel incluida; la fotografía corre a cargo de Carlos Catalán (The Eichman Show), la grandísima Soledad Villamíl (El secreto de sus ojos) aparece en un pequeño pero fundamental papel –, falta una pieza en el puzzle para que el engranaje sea perfecto: el glutamato monosódico en el plato principal.
La noche de 12 añosestá muy lejos de ser una película fallida a pesar de todo. Es un film fruto de grandes artesanos a los cuales les ha faltado un pelo para dar el salto. El nombre de Álvaro Brechner no sólo debería estar en la agenda de todo buen cinéfilo, sino que se confirma como una especie de “rara avis” dentro del circuito cinematográfico. Haciendo un repaso a su cine podemos comprobar que sus influencias no provienen en gran medida de lo audiovisual, sino de la literatura: ‘Mal día para pescar’ está basada en un cuento de Onetti y ‘Mr.Kaplan’ es una reinvención catártica de la senilidad sirviéndose de ingredientes quijotescos. La noche de 12 años podría ser por tanto la conclusión demoledora de todo ese idealismo trasnochado de jóvenes de clase media/alta con títulos superiores tratando de cambiar el mundo. La óptica con la que el autor aborda la reclusión, el humor, y el absurdo peripatético resulta muy kafkiana. Los presos ungidos de una dignidad sideral frente a la sima abismal de idiotez de sus captores, alienados bajo un sistema que no les permite pensar con iniciativa o siquiera escribir.
Cada secuencia de la película está planteada como un todo, repleta de ripios, florituras y osadía con afan de demostrar y huir de las garras de la convencionalidad en la que una cinta de este tipo puede caer con facilidad. Ello le lleva a perder crudeza y empatía con el espectador; como un periodista en Alepo que en lugar ayudar a un niño que se está se desangrando decide hacerle una foto, a la postre ganadora del World Press Photo.
Conclusión
El resultado final de la película ‘La noche de 12 años’ es la de un ejercicio con personalidad, valiente, plagado de referencias y que rezuma calidad, pero con graves problemas para conectar con el espectador. Por ejemplo: la fotografía, que a pesar de ser genial, va más en la línea de ‘Delicatessen’ de Jean Pierre-Junet que la de otro gran drama carcelario como podría ser ‘Un profeta’ de Jacaues Audiard. No sé si me explico.