Crítica Kong La Isla Calavera: Una interminable película de animación protagonizada por un gorila gigante que mata monstruos gigantes.
Crítica Kong: La Isla Calavera
Una entradilla ciertamente patética para una película de acción ciertamente insufrible. La película, dirigida por Jordán Vogt-Roberts (The Kings of Summer, 2013) es tan larga como aburrida, predecible y carente de imaginación. El director aporta imágenes muy molonas pero la imagen, por sí sola, por mucho que mole, es incapaz de sostener un mono tan grande. Una foto mola, pero nunca he conocido a nadie -cuerdo- que se pase mirándola toda una tarde.
Los mismos diálogos revelan la escasa sorpresa que podemos esperar de una obra protagonizada por un simio cuyo argumento es tan complejo como el de una pelea de pressing catch. Es difícil recordar si el trailer prometía desvelar incógnitas, descubrir orígenes misteriosos o exponer verdades absolutas pero la realidad es que nada de su lineal guión logrará despertar la más mínima emoción. Nada. Lo mismo da que aparezca un titánico simio.
Sinopsis de Kong Isla Calavera
La guerra de Vietnam está llegando a su fin. El lanzamiento de los primeros satélites están permitiendo descubrir por vez primera aquellos sitios del planeta tierra inaccesibles para la humanidad. Bill Randa (John Goodman) y su ayudante Houston Brooks (Corey Hawkins), desean iniciar una expedición a una misteriosa isla del Pacífico que podría coincidir con la descrita en antiguas leyendas.
Para ello contará con la ayuda del ejército Preston Packard(Samuel L. Jackson), un curtido rastreador ex miembro del SAS, James Conrad(Tom Hilddeston), y la tenaz reportera gráfica Mason Weaver(Brie Larson) que cubrió la guerra de Vietnam.
Kong la Isla Calavera:Opinión
Sí, Kong: La Isla Calavera es una película de acción. Y sí, la enésima versión del mono gigante se diferencia tan poco de sus predecesoras, y de todas las películas de monstruos gigantescos tipo Godzilla, que su visualización viene poco más o menos a ser un recordatorio de lo destructiva que puede ser una montaña peluda, o con escamas, según sea el caso. Uno de las anteriores avisos fue en la última de Parque Jurásico, que salió bastante bien parada de mi crítica gracias a su variedad de situaciones, el humor, y esa posible doble lectura -intencionada o no- de lo absurdo de la situación.
A Kong no la salva ni el humor de John C. Reilly (El cuento de los cuentos), quien sin duda debiera haber sido el absoluto protagonista de la cinta, ya que a pesar de su condición de personaje cómico, es el único que ha sido dotado de sentido común -a excepción, claro está, del “rastreador” héroe Tom Hilddeston-, siendo precisamente esta dualidad lo único que funcione en la película. Lamentablemente, sus intervenciones serán más bien escasas en una película que tiene una duración de casi 118 minutos.
Por suerte, parece que Hollywood ya ha logrado superar esa absurda costumbre de meter en boca de los duros héroes protagonistas los chascarrillos asociados a una acción violenta; iniciados con gracia a finales de los 80, usados con acierto a principio de los noventa y vomitados con ansia desde entonces hasta ayer en cualquier película de acción que se precie. Los “Mercenarios” lo siguen haciendo pero sus actores, todos de la época dorada del chascarrillo, tienen la licencia vitalicia. De hecho, en esta de King Kong, hay algún toque de humor que parte de los tópicos épicos, que, insisto, no justifica la entrada al cine.
La trama de la isla calavera es tan predecible y absurda como cabe imaginar. De hecho, ni la recurrente opción a la desesperada de ir al cine sin ninguna expectativa funciona. El guión es tan lineal, los personajes son tan predecibles y los monstruos tan redundantes, que apenas nada, salvo el escaso humor negro aportado por algunos de los personajes, logra adquirir una relevancia sería. De hecho, lo único interesante se rescata en los primeros minutos de la película donde son presentados en su contexto a todos los personajes que participarán en la aventura. Una vez encontrado al mono, uno podría salirse del cine y quedarse con la sensación de haberse perdido algo interesante. Lo malo es quedarse para descubrir que no.
La mayoría de los actores hacen su trabajo textual al principio de la película, en la que debieron estudiarse el guión. De ahí en adelante será ver cómo el inglés Tom Hilddeston se pasea con un rifle, la americana Brie Larson(La habitación) hace lo mismo con una cámara de fotos, y el también estadounidense Samuel L. Jackson con un grupo de soldados a los que arengará y azuzará de vez en cuando. El personaje femenino no está feminidad o -¡Alabado sea el señor!- y si lo está, al menos han procurado dotarlo de cierto toque de autosuficiencia. Eso sí, mucho me temo que podrían haber hecho uso del calzador mágico del amor -me temo que no presté la suficiente atención-.
La acción, el único elemento que aporta la película, pierde su efecto tan pronto como se desvelan las tan prometidas incógnitas, volviéndose repetitiva y por tanto aburrida. Ciertamente, la llegada a la Isla calavera con los helicópteros dando caña a lo Apocalipsis Now tiene su aquel pero, y siendo tan recurrente y tedioso como las peleas del “goriloncio” este, he decir, que a pesar de su cierta espectacularidad, llegan pronto. Vamos, que siendo reiterativo, lo bueno está al principio.
Lo demás, que seguramente es lo peor, no será mencionado en la crítica de la película para que aquellos que le quieran dar una oportunidad, por eso de que aparece Kong, este gran personaje clásico, tengan algo que descubrir y la esperanza por perder. Sin duda, uno de los más prometedores cierres de la muestra SyFyque se convirtió en un auténtico bajón tras el pase de Crudo, próximo estreno y arriesgada apuesta de Universal.