El universo cinematográfico de la editorial DC sigue creciendo de la mano de Warner con una propuesta distinta, donde los villanos son los protagonistas en esta ‘Escuadrón suicida’.
Crítica de la película ‘Escuadrón suicida’
Escuadrón suicida prometía en sus geniales tráilers diversión, humor, mala leche y una propuesta alejada de los visto en “Batman v Superman: el amanecer de la justicia”. Desgraciadamente solo se ha hecho realidad el cambio de tono. El resultado es una película que quiere ser cool pero peca de hortera, siendo mucho más convencional de lo que nos querían hacer ver sus responsables.
David Ayer, conocido por no esconder la violencia en sus películas, se muestra cobarde (presionado por el estudio) y no aprovecha a personajes tan potentes como Joker o su novia demente. Los guionistas presentan una historia de esas cuyo argumento cabe en la servilleta de un bar. El guion de la cinta es vago y totalmente vacío. El espectador no encontrará ningún tipo de profundidad en sus personajes, más allá de Deadshot, pretendido protagonista junto a Harley Quinn, que roba la función por méritos propios. Y es que la historia comienza contándonos quién es cada miembro del escuadrón y porqué se les contrata. En poco más de media hora comenzará la acción que se extenderá hasta el final, sin un momento de respiro. Esta estructura hace que el conjunto sea entretenido y las dos horas de metraje se pasen como un tiro, pero deja insatisfecho al público que desea conocer algo de los personajes. Cabe resaltar, una vez más, la obsesión de los grandes estudios por mostrar la destrucción exagerada con CGI por todas partes. Las conexiones con el universo de DC se encuentran en algún que otro guiño y la aparición de dos miembros de la Liga de la Justicia, además de la secuencia postcréditos.
Los responsables intentan adornar el montaje con interesantes temas musicales conocidos por todos y coloridos rótulos en pantalla. El resultado, lejos de ser original, convierte la película en una suerte de pequeños videoclips que no acaban de encontrar su lugar en ningún momento.
Aunque el personaje de Will Smith sea uno de los que más protagonismo atesoran, y se mantiene su nivel de competencia en lo que a blockbusters se refiere, el mayor valor de la cinta es su compañera Margot Robbie, la cual construye una Harley Quinn ligeramente diferente a la de los cómics, y algo más suavizada en su locura, pero que se revela como lo más interesante del film, tanto por su interpretación como por sus líneas de guion. El resto del escuadrón no pasan de segundones sin carisma y Viola Davis se defiende sin problemas con un personaje que no le exige demasiado.
Y llegamos al nuevo Joker. La elección del polifacéticoJaret Leto sonaba interesante sobre el papel, pero las expectativas no se cumplen. La sombra de Jack Nicholson y Heath Ledger es alargada, y sin saber si la reinterpretación (tanto estética como interpretativa) es con el fin de desmarcarse de esos referentes, el resultado es un alter ego de Batman nada temible, mucho más cuerdo de lo que se espera y que recuerda a un pandillero de barrio. De lejos lo más irregular de la película, suerte que su tiempo en pantalla es razonablemente corto.
Escuadrón suicida es una película torpe, con un montaje problemático, que no sabe con seguridad lo que quiere ser. A tenor de los últimos rumores y artículos surgidos, se pone de manifiesto lo poco que controlan el producto final los propios responsables artísticos, siendo el estudio el que modifica la película a su antojo. Por tanto, no es justo cargar las culpas del desastre sobre un Ayer que ha demostrado su valía como director y guionista en producciones anteriores. Queda esperar si los estudios recapacitarán ante su forma de actuar, entendiendo que el cine además de un negocio es un arte, y que el público valora las obras una vez vistas.
