“Dando la nota 3” llega a la cartelera aprovechando las buenas fechas que suponen las navidades para la taquilla del cine a nivel mundial. Si algún despistado entra en la sala -pues ya quedaba claro en su anterior entrega el declive al que ponía rumbo la saga sin ningún remedio-, no tardará en ver como las Bellas se hunden en una comedia musical carente totalmente de sus elementos estrella: las risas y sus pegadizos mashup.
Crítica de la película “Dando la nota 3”
No hay nada peor que seguir alargando un proyecto que debería haberse “plantado” en una única y exitosa entrega; pero la “gallina de los huevos de oro” es tentadora para los grandes magnates del cine, y si recaudó una primera ¿por qué no lo harían una segunda e incluso una tercera? Podría dar muchos ejemplos de ese temido mal que, dispuesto a enviar a la gente a la taquilla sea como sea, es capaz de sacrificar a sus personajes, sus principios básicos e incluso a sus gags más ingeniosos. Como he dicho podría dar muchos ejemplos, pero hoy sólo hablaré de Dando la nota 3, un claro despropósito que llega a desvirtuar tanto a sus personajes, a su esencia, e incluso a su propia trama principal de aca-concurso musical, que nos hará replantearnos si seguir sentados en la butaca una vez que pasen los primeros treinta minutos de metraje.
Y es que nada termina de funcionar en esta tercera entrega, y esperemos que última. Muchos de sus gags están más que forzados; sus personajes secundarios desaparecen totalmente en una trama que parece tener sólo sitio para sus dos estrellas: Anna Kendricky Rebel Wilson; la trama, ¿qué trama? pues eso, hay que reunirlas bajo cualquier excusa y punto; y sus números musicales parecerán anodinos y repetitivos, dejando a la vista de cualquiera que en una película 100% musical uno de sus puntos débiles es precisamente la música. Si en la primera entrega los mashup resultaban brillantes y las coreografías totalmente atrayentes, en esta “Dando la nota 3” las acapellas de las Bellas no las hacen brillar en ningún momento, suenan repetitivas y poco arriesgadas, y por supuesto los elaborados mashup desaparecen de escena. La razón es clara: el desacertado cambio de dirección que ha ido sufriendo la saga con el paso de los años.
La primera entrega estaba dirigida por un brillante Jason Moore, afamado director de musicales de Broadway y candidato al premio Tony, y quieras que no, ese bagaje en el mundo de los musicales se dejaba notar en una película donde la melodía resultaba tan importante como los gags. Tras él, el testigo le llegó a la actriz y productora Elizabeth Banks en la segunda parte de la saga, menos acertada y que ya dejaba entrever bastantes lagunas en este campo. Ahora le llega el turno a Trish Sie (vagamente recordado entre los más bailongos por dirigir la quinta entrega de Step up…) con esta tercera entrega y no harán falta más que unos minutos para ver que el asunto musical, uno de los mayores atractivos de la cinta, resulta un auténtico fiasco.
Las Bellas han perdido con el transcurso de las entregas toda su chispa, su energía, su frescura… Por perder han perdido por el camino hasta a sus antagonistas pero inseparables Troublemakers. Ahora tienen una misión en la base militar de Rota que nadie se cree; Rebel Wilson participará de una trama totalmente desacertada con su millonario padre; y Anna Kendrick dará vida una vez más al personaje más antipático de la entrega. Creo que la saga ha agotado con creces todas sus posibilidades. Es hora de decir adiós a las Bellas.
