Marvel resucita a uno de los grupos de héroes menos conocidos, los ‘Guardianes de la Galaxia’, un peculiar grupo de seres inadaptados buscados por cometer decenas de delitos a lo largo de la galaxia. Luminosa, original y aventurera, la película dirigida por James Grunn sorprende gratamente por tomarse en serio y aportar credibilidad a unos personajes tan poco serios.
Sinopsis de ‘Guardianes de la Galaxia’
A años luz del planeta tierra, Peter Quill (Chris Pratt), vive anclado al pasado del que fue abducido cuando era niño en la década de los 80. Aventurero y ladrón, acostumbra a ambientar su vida y fechorías a ritmo de grandes temas de los 70 que reproduce en un viejo casete, una de las pocas pertenencias que conserva de aquella época.
Tras una de sus búsquedas y saqueos, Peter encontrará un interesante botín, un orbe por el que podría obtener una gran cantidad de dinero si consiguiese venderlo en el mercado negro. Algo que parece difícil ya que el peligroso saqueador y asesino Yondu Udonta (Michael Rooker) le sigue el rastro de cerca mientras que Ronan (Lee Pace), un poderosísimo villano, codicia el orbe por el poder que puede otorgar a quien lo posea.
Debido a las circunstancias, Peterse verá obligado a formar una frágil y complicada alianza con unos solitarios, inadaptados y delincuentes seres galácticos: Gamora (Zoe Saldana), una letal asesina considerada cuyo cuerpo se considera un arma, Drax el Destructor (Dave Bautista), un vengativo ser bestial con un inimaginable potencial de fuerza bruta, Rocket (Bradley Cooper), un retorcido y malhumorado mapache modificado genéticamente y Groot (Vin Diesel), inseparable de Rocket, un ser humanoide de pocas palabras capaz de modificar y regenerar su cuerpo de madera. Un estrafalario grupo cuyos miembros serán conocidos con el tiempo como los Guardianes de la Galaxia.
Crítica de ‘Guardianes de la galaxia’
No hay nada como descubrir una nueva aventura protagonizada por nuevos personajes en un universo totalmente desconocido. Ninguna idea preconcebida, ninguna expectativa. Cualquier opción puede hacerse realidad sin que ningún giro de guion nos pueda parecer poco apropiado, mal adaptado o demasiado licencioso. Así James Gunn, guionista de la fantástica El amanecer de los muertosy director y guionista de Slither: La plaga lo vio claro cuando desde Marvel Studios le ofrecieron la posibilidad de llevar a cabo el proyecto de Guardianes de la Galaxia. Un universo lleno de posibilidades gracias al desconocimiento que el gran público posee de los personajes que protagonizan la serie de comics lanzados en el 2008 de mano de Dan Abnett y Andy Lannin, cuarenta años después de que el original grupo de Arnold Drake y Gene Colan se presentase por primera vez a los lectores de los comics de los 70.
Fácilmente considerado como un grupo de héroes menores, los Guardianes de la galaxia consiguen transmitir al público la frescura que le hacía falta a un sello que no hace sino resucitar una y otra vez a los mismos héroes, algo que por otro lado es habitual en sus cómics. El humor, la emoción y la acción están bien equilibrados dentro del espectacular artificio que supone una película con un despliegue de medios de más de 170 millones de dólares de presupuesto (127 millones de euros) y que ya han recuperado tras su estreno en EEUU el pasado 1 de agosto.
Todo es posible en una película donde uno de sus personajes principales, un cabreado mapache llamado Rocket con tanta habilidad para la chanza envenenada como para la tecnología y las armas de precisión, compañero de un hombre árbol que sólo es capaz de decir “Yo soy Groot”, resulta tan integrado y creíble como una patata en huerto , puede que la voz de Bradley Cooper en la original tenga que ver. (Sí, es rebuscado eso de la patata huerto pero dar vida a un mapache cabreado con la vida también lo es.)
Partiendo de esta premisa, la película hará las delicias de aquellos seguidores fans, pero no fanáticos, de aventuras espaciales a lo Star Trek, Star Wars y más recientemente la premiada ópera espacial, Mass Effect. Mucho más próxima a la estética de videojuego de esta última Guardianes de la Galaxia consigue transportar al espectador a un nuevo universo por descubrir alejado de aquellos que conocemos y poblado por nuevos y enigmáticos personajes, más llamativos por los distintos tonos de su piel que por su morfología.
Deslumbrantes escenarios a lo Ciudad de las Ciencias de Valencia inspirados en la arquitectura de Santiago Calatrava contrastarán con enigmáticas ciudades mineras alojadas en una mega gigantesca calavera-fósil que no harán sino despertar más la curiosidad por la historia de cada uno de los lugares que aparecen en la película, afianzando así la veracidad y credibilidad del nuevo universo que se nos presenta.
Peter Quill el pícaro aventurero interpretado acertadamente por Chris Pratt, conectará sin problemas a con la generación de nuevos adultos que, al igual que el personaje, se criaron en la era analógica donde se empezaban a abrir paso las máquinas recreativas entre mesas de pinball. Inmaduro, un poco canalla pero buena persona y carismático, será el héroe por excelencia que inspiraba a aquella generación de chavales que soñaba con contactar con alienígenas o vivir una fascinante aventura. Chulo, simpático, atlético, intimidante gracias a su máscara que le protege de los elementos adversos y ligón, más de uno recordará que en su tiempo, y aun hoy, también habría querido ser abducido de la tierra.
Descubrir cómo se encuentran los protagonistas, por qué se necesitan, de donde vienen, a donde van y cómo se relacionan será lo mejor de la aventura siendo, como siempre, los efectos especiales de grandiosas batallas interestelares las escenas que saltaríamos de buena gana de tener un botón que nos llevase al siguiente capítulo de la historia. Sin duda, descubrir todo sobre los protagonistas es mucho más interesante y apetecible que los minutos efectistas donde cientos de miles de naves espaciales luchan sin cuartel por la defensa de la justicia galáctica. Que no están mal, al contrario, son fantásticas y sobrecogedores tras unas gafas 3D… pero no pueden competir con el interés que genera el trasfondo de un gran árbol humanoide, una asesina nata, un bruto musculado, un mapache cabreado y, como no, un simpático e inmaduro terrícola que siempre que puede se hace llamar Star-Lord, nombre que molaría mucho de ser un crío que quiere conquistar el espacio.
Se agradece el tímido despertar de nuevos (antiguos) héroes que no dudan en cortar por lo sano cuando es necesario. Nada de aburrir al espectador con intrincados temas morales que por obra divina o casualidad eximen al protagonista de apretar el gatillo contra el villano. Por favor, los niños de los 80 crecimos viendo como le sacaban el corazón de entre las entrañas a un pobre inocente en un templo maldito mientras un pueblo era llevado a la revolución por Kevin Bacon a ritmo de Rock pop. Los de ahora matan prostitutas con un bate, planifican asaltos a narcos para quedarse con la droga, mientras vuelan la cabeza a soldados a los mandos de un dron, si no están descuartizando zombis.
Y, hablando del ritmo que evoca Footloose, difícil sería que fuera mala la película con la banda sonora llena de clásicos de los 70 y los emocionantes temas compuestos por el productor Tyler Bates, bajista y compositor ocasional de Marilyn Manson que fueron usados para motivar a los actores durante el rodaje de las escenas.
Guardianes de la Galaxiaes la opción perfecta para seguir disfrutando de las vacaciones de verano o tomarse un respiro de la realidad que nos rodea. Una invitación a la imaginación de todos aquellos que crecieron mirando a las estrellas con la esperanza de encontrar algo que no fuera de este planeta. Es la sorprendente aventura de verano con la que no contábamos.
