Crítica película “Gru 3”: Desgastando a los villanos

Gru 3 es una deshilachada madeja de subtramas. Una está protagonizadas por Gru (Florentino Fernández), que conocerá a su hermano Dru (Florentino Fernández); la otra por su esposa Lucy(Patricia Conde) y las niñas Margo, Edith y Agnes, en la que la señora anda preocupada por eso de saber ser madre; y la tercera, que está totalmente fuera de la trama principal, la protagonizan el grueso de los minions capitaneados por uno llamado Mel, que prefiere la original línea maligna del exvillano Gru, y consigue llevar a la rebelión a sus compañeros. Menos a dos, que han decidido dejar en la trama principal para que la película no pierda totalmente su sentido.

Crítica de la película “Gru 3·

¿Graciosa? Sí. Lo justo. La primera parte de la película, cuando todavía no se tiene certeza de lo que ocurrirá y el espectador espera con expectación la aparición de los clips distribuidos a través de las redes sociales. Luego llegan, el crítico mira el reloj, y afirma lo evidente: aquí no hay más donde rascar.

Y no, no hay mucho más donde rascar salvo los chistes orientados hacia el público adulto –Gru y Dru hacen chistes tipo “estamos bebidos y somos muy graciosos- y los ya más que explotados chistes para el público infantil -sí, el dichoso unicornio debe ser muy blandito-. Mientras Los Minions se van a vivir su vida para hacer un cameo en otra película de la productora, y a forzar los cuatro o cinco chistes vestidos de presidiarios.

Gru 3 no da para más. El encanto del personaje, lo de ser un villano, se ha perdido aún con la promesa de que volvería a recuperar el gusto por hacer el mal. El nuevo villano Balthazar Bratt, tiene una limitada gracia rememorando los “míticos 80” -u odiados, según cada quién-, cuyo fuerte es sin duda la potente banda sonora ochentera que le acompaña en cada maligna intervención. El polémico Jorge Cremades presta la voz a este esmirriado villano dotándole de una impersonalidad aún mayor. No es de los peores doblajes que he escuchado -supongo que él no tener vergüenza ayuda-, pero donde esté un profesional del medio que se quiten las “estrellucas” reclamo. Un comentario que lo mismo vale para Patricia Conde, por mucho que le pueda pegar la voz ese personaje tan pánfilo como lo es Lucy. Para Florentino Fernández, ni que decir que es la voz de Gru, no hay reproches.

El único personaje que se salva de esta aburrida aventura es la madre que los parió a los dos, la madre de Gru y Dru, que es la única que conserva ese espíritu maligno simpático chungo que resulta tan atractivo en una comedia. Lo malo es que tan sólo tiene una escena y claro, no hay quien justifique el desembolso. Otro personaje que también resulta mítico, el malvado Doctor Nefario, no aparece. Eso sí, la película hace referencia a este hecho con gracia.

Es absurdo detenerse en más contemplaciones. La casa ha explotado tanto en tan poco tiempo esta franquicia -spin off de minions incluida-, hasta lograr argumentos propios de equipo de guión televisivo -de los malos-. ¿Qué funcionan los minions haciendo el tonto? Pues tonelada y media sin contemplaciones. ¿Qué a la niña le mola lo de los unicornios? Toma, tu propia trama. ¿Qué Gru ya no puede ser malo? Pues nos inventamos a otro Gru, Dru, para que lo sea por él. Eso sí, hacemos dos gracias referenciando otras películas de animación de Disney -bueno, en realidad una, Nemo- y ya hemos cumplido. Y todo sin olvidarnos de meter a un público adulto gracias a un personaje que vive en el pasado -y van y lo cascan metiéndole la voz del cremadito-.

¡Señores! ¡Qué la gracia de Gru era su leve transgresión respecto a las otras películas de animación! ¡Y si ni eso lo mantienen, ustedes dirán!

Vayan a las salas. Cuarenta y cinco minutos de entretenimiento los tienen asegurados.