Bryan Singer sigue dirigiendo la afamada saga de súper héroes para seguir creciendo en horizontal en vez de reformular la franquicia profundizando en sus principios.
Sinopsis de ‘X Men: Apocalipsis’ (2016)
Todos pensamos que los mutantes comenzaron a existir hace cuatro días, pero ya hace miles de años campaba por Egipto el más poderoso de todos, llamado Apocalipsis. O Yaveh, o Alá, o Ra, dependiendo de la época. Tras una siesta más larga de la cuenta, unos fanáticos religiosos lo despiertan y Apocalipsis vuelve dispuesto a dominar el mundo de nuevo. Nuestros X Men, encabezados por Charles Xabier, tendrán que ingeniárselas para detenerlo. No será fácil, porque Apocalipsis es todopoderoso, y además consigue ganarse para su causa a algunos de nuestros mutantes más carismáticos…
Crítica de la película ‘X Men: Apocalipsis’ (2016)
Como cada viernes, hoy se estrena en nuestros cines una película de superhéroes. Como cada viernes de este 2016, se trata de una mezcla barroca de docenas de superhéroes de diferentes sagas. En este caso, la cinta ha recibido bastante cera de la parroquia, porque en el género de superhéroes ya se sabe: Los que lo odian dicen que siempre muestran la misma película. Y en realidad la misma película es la que se montan los que lo aman: A cada arranque de una saga parece que se ha inventado la pólvora y cuando se llega a la tercera entrega, ya nada vale la pena y hay que desmontar el chiringuito. ¿Tendrán razón los Haters de X Men Apocalipsis? ¿O la filosofía de la portada del Marca ha llegado a las butacas de cine?
Pues sí, la moda de este milenio son las películas de superhéroes. Estudios como Marvel establecen planes de producción que recuerdan a la Metro de los años 40, con multitud de películas entrecruzadas que comprometen durante diez años a estrellas surtidas de Oscars como Ben Affleck o Jennifer Lawrence.
Pese a que soy un neófito en la materia (lo reconozco, soy de esos snobs que si pisan una tienda de comics es para preguntar por Marjane Sartrapi) entiendo perfectamente este fervor, porque los superhéroes representan, en su máxima potencia, la casuística de la literatura o el cine de género: Hablar de una verdad profunda a través de una historia aparentemente banal y divertida.
Desconociendo, como desconozco, el material de origen, entiendo que la saga de “X Men”, versión cinematográfica, ha sido la que tradicionalmente mejor ha llevado esta dicotomía. Lejos de la pedantería vacía del Batman de Nolan y la naturaleza de plato combinado de “Los Vengadores”, la saga mutante se ha cimentado en base a un conflicto genuino y suficientemente claro: La dificultad de ser diferente.
Con un epicentro cristalino, buen tino a la hora de elegir las tramas y una mano ejecutora de lujo tanto en la dirección (con Matthew Vaughn y Brian Synger) como en la interpretación (Aquí no se permite la entrada a caracortezas como Chris Evans), “X Men” ha conjugado dos sagas muy meritorias, que alcanzaron el paroxismo en la soberbia “X Men: Días del Futuro Pasado”, una digresión acerca de cómo el ser humano aceptaría la superioridad genética tanto a nivel íntimo como político.
Son amplias, por lo tanto, las expectativas con esta “X Men: Apocalipsis”. Y son amplias, también, las reservas, teniendo en cuenta que, por una razón que no alcanzo a comprender, la tercera entrega de una saga de este estilo naufraga sin remisión. Ahí está Spiderman 3, ahí está la insoportable Dark Night Rises, ahí está mismamente X Men 3…
Algo de eso hay en “X Men: Apocalipsis”, porque comete el mismo error que todas esas predecesoras: Crecer en horizontal en vez de reformular la franquicia profundizando en sus principios, como hizo la única trilogía de la historia del cine que ha funcionado como un reloj: “Toy Story”.
En “X Men Apocalipsis” se opta por mantener intactos los referentes de las dos primeras películas y ensanchar la fórmula añadiendo más y más conflictos y personajes. Lo primero funciona regulín, tanto a nivel formal (ese “tour de force” de Quicksilver, que sigue siendo brillante pero suena a repetido) como argumental (Las subtramas de Magneto y Mística dan alarmantes síntomas de agotamiento). Lo segundo nos arroja personajes interesantes (Esa Jane Grey, con una Sophie Turner celebrando que al fin tiene un personaje con enjundia al que hincarle el diente) pero da al conjunto un cierto aire de pastiche y aglomeración.
Y eso que el punto de partida de “X Men: Apocalipsis” es valiente y sugerente: El enfrentamiento de los humanos todopoderosos con el mismísimo Dios. ¿Tiene sentido creer en un ser superior cuando los seres superiores están sobrevolando la ciudad provocando tormentas? Material de debate de primera clase que, sin embargo, se convierte en el principal problema de la película.
Porque, si bien “X Men: Días del futuro pasado” suponía una acertada reflexión sobre la política, representada como una reverberación con brazo ejecutor de la miopía humana, “X Men: Apocalipsis” pasa de puntillas por todos los sugerentes temas que plantea, seguramente porque en estos tiempos que corren es más fácil poner al presidente de Estados Unidos como un gordo con un puro que meterse a opinar sobre si tiene sentido alabar a Alá.
En cualquier caso, la cinta se deja por el camino ese poso argumental que sí tenían las dos primeras entregas de la saga, y se limita a ser un divertimento bien surtido de fuegos artificiales. Y en ese sentido, no puede decirse que funcione mal, lo cual ya es mucho. Pese a la amalgama de personajes y la pérdida del factor sorpresa, “X Men Apocalipsis” resulta divertida, pasa en un santiamén y va bien surtida de “set pieces” atractivas, como la presentación del personaje de Apocalipsis en el mercado de El Cairo.
Visto como está el panorama, levanto la vista de mis comics iranís para considerarlo un motivo de celebración.
