Dos años después de su estreno en Toronto Film Festival, Netflix estrena Tienda de Unicornios, el debut como directora de Brie Larson.
Sinopsis
Kit es una joven que, tras tener que regresar a vivir con sus padres, recibe una misteriosa invitación de una tienda que pondrá a prueba sus ideas sobre el verdadero significado de la madurez
Tienda de unicornios: Opinión
Bajo el pábulo de las innumerables alabanzas recogidas around the world por la dupla protagonista de Capitana Marvel, nuestra plataforma VOD favorita tira de oportunista con el estreno de este film discreto y de corte independiente que, al igual que el último hito marvelita, también se halla protagonizado por Brie Larson y Samuel L. Jackson. Tercera colaboración, por otro lado, entre ambos actores, quienes también coincidieron en el rodaje de Kong: La Isla Calavera (2017).
No es esta una película de personajes llevados al extremo, de resonancias emocionales; Tienda de Unicornios podría definirse como un drama amable, donde los contrastes y conflictos apuntados en su trama fluyen con naturalidad frente a los ojos del espectador. Kit, nuestra protagonista, no es una mujer excéntrica ni polémica, ni alberga tampoco problema alguno de personalidad o dolencia similar. Sencillamente, contempla su vida a través de una paleta de colores distinta a la de los demás y, debido a ello, ocupa un espacio en su día a día al que la sociedad abigarrada y tendente a la uniformidad en la que vivimos da la espalda.
Pero empeñarse en nadar continuamente fuera del cauce establecido conlleva riesgos: convertirse en un paria, un inadaptado y, en última instancia, verse abocado a vivir en soledad. Riesgos que, de niño, pueden ser sorteados con más o menos fortuna, incluso con la ayuda de un amigo imaginario con forma de unicornio llamado Steve. Pero, ¿qué sucede cuando nos hacemos mayores? Y es aquí donde radica lo mollar del guion de Samanta McIntyre, quien también aparece en el film interpretando a Sam: si la vida de adultos insiste machaconamente en hacernos ver que dejarnos llevar por la imaginación y la fantasía son sinónimos de fracaso y decepción, ¿qué debemos hacer? ¿Acaso madurar implica aparcar a un lado nuestro ingenio y creatividad?
Estas preguntas y reflexiones, entre otras, se desprenden de un film cuya estructura formal se muestra algo deslavazada a ojos del espectador, con personajes secundarios que aparecen y desaparecen de escena obedeciendo a un criterio, cuanto menos, irregular. Es cierto que la relación de Kit con sus padres se halla bastante bien retratada (qué maravilla poder reencontrarnos con una actriz de la talla de Joan Cusack), trazando el cuadro de un matrimonio tan entregado a ayudar jóvenes con pasados problemáticos a purgar sus problemas, como incapaz de sentarse a entender las necesidades de su propia hija. Sin embargo, todo lo relacionado con su nuevo puesto de trabajo, así como las relaciones que allí establece, rechina enormemente debido a una capa de arbitrariedad difícil de pasar por alto.
En el plano interpretativo todas las actuaciones son más que correctas. Larson y Cusack comparten sin duda los momentos más emotivos del film, con solvencia y credibilidad; y con su dosis de veracidad habitual, Samuel L. Jackson interpreta a El Vendedor, el regente de la Tienda de Unicornios, un comercial de perfil lyncheano pasado por el tamiz de My Little Pony, responsable de la definición de cada etapa que Kit requiere abordar si de verdad está dispuesta a lograr su ansiado premio. Destacar también el trabajo de Mamoudou Athie como Virgil: sutil y certero.
Conclusión
En resumen, película disfrutable, entrañable incluso a ratos, de cuya trama salpimentada con realismo mágico se desprenden preguntas que todos nosotros debiéramos hacernos llegado el caso.