Año nuevo y Clint Eastwood nos trae bajo el brazo Richard Jewell, otra historia donde la figura del héroe toma protagonismo desde una perspectiva amarga. Un relato basado en la historia real que propone reflexionar sobre el papel de las fuerzas de seguridad y los medios de comunicación.
Crítica de Richard Jewell
“Richard Jewell” viene a constatar que los intereses de Eastwood, en los últimos tiempos, por historias reales con héroes en el punto de mira, se han convertido en el sello autoral de un cineasta centrado en humanizar los relatos y hacer pensar al espectador a través de sus personajes.
Se podría decir que esta película viene a cerrar una trilogía iniciada con “Sully” y continuada con la fallida “15:17 Tren a París”, donde los héroes anónimos son cuestionados por sus actos, siendo juzgados por las instituciones y la sociedad. Un tema que no le es ajeno al director y que ya abordó en cintas como “Banderas de nuestros padres” o, en menor medida, “El francotirador”. En “Richard Jewell” Eastwood vuelve a sorprender, atacando a las fuerzas de seguridad -ese FBI que no atiende a razones- y al “cuarto poder”, unos medios de comunicación que emiten un juicio sin contrastar, buscando la noticia fácil; algo que está de plena actualidad.
Y sorprende, porque de todos es sabido la ideología que defiende el realizador, pero no es la primera vez que Clint Eastwood muestra contradicciones de este tipo en sus películas; evidenciando que una cosa es la ideología personal, y otra lo que se cuenta en un film. Todo un ejemplo para aquellos que se encorsetan en sus propias creencias y no ven el mundo con perspectiva.
Richard Jewell: Los actores que dan vida a la historia real
Como es norma en el cine del californiano, la puesta en escena clásica e invisible sigue siendo el camino a seguir. La economía narrativa delega el peso del relato en unos magníficos intérpretes donde destaca por encima de todos Paul Walter Hauser, poco conocido por el gran público a pesar de aparecer en cintas como “Yo, Tonya” o “Infiltrado en el KKKlan”. Su creación de Jewell no puede ser más humana, cercana y honesta. Todo un homenaje para ese héroe que pagó cara su valentía.
Tampoco hay que olvidar al gran Sam Rockwell, que toma gran parte del protagonismo en la segunda mitad de la historia. Una vez más, el director cuida a sus actores y les deja respirar en pantalla, como es el caso de Kathy Bates, que interpreta a la madre de Richard y protagoniza algunos de los momentos más emotivos, donde demuestra lo gran actriz que es. Tampoco hay que olvidar los papeles de Jon Hamm y Olivia Wilde, los “antagonistas” del relato, que poseen la misma humanidad que el resto de personajes principales.
Conclusión de la crítica
“Richard Jewell” no es la mejor película de Clint Eastwood ni tampoco lo pretende. Los intereses del director, más allá de los premios, pasan por generar debate y reflexión sobre cómo trata la sociedad a esos héroes anónimos que han tomado protagonismo en su cine. Personas que arriesgan su vida por el bien común, obteniendo rechazo por sus actos. Un cine, social, si que quiere ver así, que evidencia la parte más humanista de un director que cada año que pasa se convierte en una rareza más acentuada dentro del Hollywood actual, y que, por tanto, se debe conservar.