Peter Berg vuelve a contar con su actor fetiche Mark Wahlberg, para llevar a la gran pantalla el atentado de la maratón de Boston de 2013 en ‘Día de patriotas’.
Crítica de la película “Día de patriotas” (2017)
Día de patriotases de esas películas que aprovechan un suceso que conmociona a la sociedad, en este caso el atentado de la maratón de Boston de hace tan solo cuatro años, para montar un relato que cuente los hechos y de paso intentar obtener unos buenos ingresos en taquilla por parte de aquellos que, por morbo, o quién sabe qué, deciden revivir el suceso con todo lujo de detalles e intentar descubrir cómo se solucionaron algunos aspectos del mismo.
Poco importa en estas circunstancias un guion que en el mejor de los casos intenta sacar el máximo rendimiento posible de una historia que por cercanía temporal la mayoría del público conoce y que, por tanto, resulta aburrida y poco sorprendente, siendo su único objetivo salvable el de servir de documento ficcional para el recuerdo del atentado. Peter Berg (‘Marea negra’), director artesano con una filmografía a sus espaldas que no destaca especialmente en ninguno de sus títulos, construye un relato con buen ritmo e interesante para quien no conozca la historia real. El realizador sabe mantener el suspense en el último tramo y muestra más su valor en las escenas de acción donde hace un, a veces, abusivo uso de la cámara al hombro y ciertas manías que parecen heredadas de Michael Bay. En contrapunto, sus escenas íntimas, donde se debería mostrar el dramatismo y horror de aquellos que sufren las consecuencias del atentado, el estadounidense se muestra frío y distante, como si sólo le importase llegar a un clímax más propio de filias de filmes pasados que se alarga en un metraje excesivo para lo que tiene que contar. No se puede negar el trabajo de documentación, fácil por otra parte, dada el poco tiempo que hace que aconteció el atentado.
Mark Wahlberg vuelve a ponerse a las órdenes de Berg interpretando a uno de los policías encargado del caso, un papel que le sienta como anillo al dedo al intérprete. El resto del reparto es un compendio de talento compuesto por nombres como Kevin Bacon, Michelle Monaghan o los geniales John Goodman y J. K. Simmons, todos correctos en sus respectivos papeles, como es de esperar cuando se trata de intérpretes de esta categoría.
Día de patriotas hace valer su esfuerzo como documento ficcional que recrea un atentado que no debe ser olvidado. Sin embargo, las prisas del cine americano por homenajear a las víctimas, juega en su contra acabando con toda la sensación de suspense para aquellos que conocen la historia real. Un ejercicio solvente que con podría haberse revalorizado habiéndose llevado a cabo unos años más tarde.
