Opinión de El Irlandés (Netflix): La evolución de Scorsese

Fecha de estreno en cines: 15 de noviembre de 2019 / Estreno en Netflix 27 de noviembre de 2019

En nuestra opinión El Irlandés es la película más redonda del director ítalo-americano. El testimonio cinematográfico de un país y de una época. La culminación de una obra atemporal sobre el subgénero de la mafia y el testamento de un cine que derrama sus últimas gotas de sangre. Es un doctorado en el séptimo arte y posiblemente el fin de la historia del cine del siglo XX. Os dejamos con nuestra crítica de El Irlandés (Netflix)

Sinopsis de El Irlandés (Netflix)

Frank Sheeran (Robert De Niro) es un veterano de la Segunda Guerra Mundial. Procedente de una familia sin recursos que quiere ascender en el crimen organizado. Como estafador y sicario trabaja con algunos de los personajes más influyentes de la sociedad norteamericana entre los años 50 y los 80. “The Irishman” es la crónica de su sórdida vida y de uno de los grandes misterios no resueltos de Estados Unidos: la desaparición del mítico e infame sindicalista “Jimmy” Hoffa (Al Pacino). Un viaje histórico por los entresijos de las relaciones entre la mafia, la política y los sindicatos.

Robert De Niro es Frank Sheeran (Foto en la
Robert De Niro es Frank Sheeran (Foto en la “Opinión de El Irlandés)

Opinión de El irlandés (Netflix)

Martin Scorsese (Silencio) retoma la tradición literaria de los grandes periodistas del S. XX, para narrar su obra culmen sobre un género que le ha llevado a encumbrarse entre los grandes de la historia del cine, la mafia. Sobre su último largometraje, El Irlandés, que se presentará en cines el 15 de noviembre y en la plataforma Netflix el 27 del mismo mes, sobrevuelan los trabajos de Norman Mailer y Gay Talese, en un ejercicio cinematográfico que recuerda a ese Nuevo Periodismo y nos hace viajar al cine de gánsteres más poético y crepuscular. A la introspección y el homenaje al género que practicara Leone en “Érase una vez en América” (1984), o la pretensión y el logro de que la imagen se convierta en abstracción, en una búsqueda de las más puras esencias del cine, tal como hicieran otros genios como Theo Angelopoulos.

Como si de un nuevo “Honrarás a tu padre” se tratara, la historia refleja la crónica vital del sicario Frank Sheeran, de su ascenso como matarife en la mafia, haciendo un recorrido de 30 años sobre la influencia de las bandas organizadas de origen italiano a través de Bahía de Cochinos, la llegada al poder de los Kennedy, o la consumación del asesinato del líder sindical James Riddle “Jimmy” Hoffa.

El guión de la película

El guion de Steven Zillian, (La lista de Schindler, American Gangster) que aleja a Scorsese de los paisajes urbanos neoyorkinos para trasladarse a Filadelfia, se basa en el libro de Charles Brandt “I Heard you Paint Houses” (metáfora que alude a las salpicaduras en las paredes de la sangre de las víctimas de Sheeran). Este trabajo desarrolló una investigación periodística basada en la grabación de conversaciones, cuyo desenlace relacionó al asesino a sueldo Frank Sheeran con Hoffa y la familia Kennedy. Una historia real, sobre la que Scorsese configura varias líneas temporales en un repaso de la convulsa historia de Norteamérica, las relaciones entre los poderes ejecutivo y judicial, la delincuencia sindical y la influencia del tema preferido por el director, la mafia de origen italiano afincada en Estados Unidos desde finales del siglo XIX. No debemos olvidar la ascendencia italiana de Scorsese, ni su infancia en Hell´s Kitchen, (la cocina del infierno) aquel mítico barrio neoyorkino retratado en obras como “El Padrino” (Francis Ford Coppola, 1972).

Al Pacino y Robert De Niro en una escena de la película
Al Pacino y Robert De Niro en una escena de la película “El Irlandés” (Netflix)

La película más redonda de Scorsese está en Netflix

Y es que en nuestra opinión de El Irlandés, sobre la cinta, que no siendo la mejor de Scorsese, sí es la más redonda, merodea la mítica de “El Padrino”, con escenas en una frutería que difícilmente no recordarán a aquella, pero abarca un submundo aún más amplio por su relación con vitales aspectos de la historia americana. Y no es baladí considerar toda la tradición de lo que podríamos llamar el género Scorsese. En una evolución de su narrativa cinematográfica, el neoyorkino trata de elevar el lenguaje del cine a un nivel superior, en los términos que Béla Balázs les daría a los planos, con una fotografía que fácilmente evoca a gente como Diane Arbus o Robert Frank. Pero en la pureza de un género que le atribuimos como propio, se entrevera el citado clasicismo con la posmodernidad sórdida y sucia de “Malas Calles” (1973), el abandono del esquizofrénico estrés de “Uno de los nuestros” para convertirlo en tiempo suspendido, o la violencia extrema de “Taxi Driver”, tanto en el nivel psicológico de sus personajes, como en el plano fotográfico de la violencia de sus escenas, de las que es heredero directo el sadismo posmoderno de Quentin Tarantino.

El director busca acercarse a la precisión de relojero de Orson Welles en “Ciudadano Kane” (1941), construyendo un tiempo propio en el que no importa cuando ocurren las cosas sino el complejo compás que retumba en las almas de sus personajes. Personajes que sufren una distopía personal en la que al final sólo quedan las salpicaduras de sangre, el recuerdo del rechazo de una hija hacia su padre, las memorias de almas vendidas al diablo como si de un Fausto ítalo-americano se tratara. Este cine, mezcla de inspiración y rigor científico, tiene en su guion un nuevo elemento alquímico. El exquisito trabajo de diálogos me mantiene durante toda la trama con una sonrisa torcida que me transportó a la inefable y sublime ironía de los, posiblemente mejores creadores de diálogos de la historia del cine, Billy Wilder e I.A.L Diamond.

Robert De Niro en una foto de
Robert De Niro en una foto de “El Irlandés” la película dirigida por Martin Scorsese (Opinión de la película).

Opinión final de El Irlandés y la grandeza de su reparto

Pero no habría un género Scorsese sin la pléyade de intérpretes que le han acompañado a lo largo de su carrera. De Niro y Al Pacino son al cine de Scorsese lo que Marilyn y la sopa Campbell a Andy Warhol. Iconos vivos, representación de las ideas artísticas del director. De Niro, en el papel de Frank Sheeran, evalúa la introspección de un personaje perdido, ensimismado y carente de cualquier tentación moral por frenar su frenesí. Se conforma como el alter-ego de John Wayne en “El hombre tranquilo” (´Ford, John, 1952) y un homenaje despiadado y amoral a la diosa Némesis. Al Pacino, en su proverbial y habitual paranoia nos regala un “Jimmy” Hoffa demencial, que hace brillar la más ejemplar definición de la mentira, la manipulación y el doble rasero con el que han jugado históricamente los sindicatos. Sus discursos beben del William Randolph Hearst de Welles e incluso del Hitler moldeado por Hoffmann y Goebbels. Un aventajado heredero de Michael Corleone, pero sobre todo una compleja y sofisticada evolución de su Scarface en “El precio del poder” (De Palma, Brian 1983).

Ambos inconmensurables, comparten como siempre esta celebración, con el maestro de ceremonias Joe Pesci, en cuyo rostro se advierten los más radicales cambios proporcionados por el trabajo de CGI, que transforman a los personajes en rangos de edades comprendidas entre los 35 y los 80 años. A ellos, se unen un Harvey Keitel que recuerda a su papel en “Teniente Corrupto” (Ferrara, Abel, 1992) o una Anna Paquin que sostiene la inmortal idea de la familia como pilar esencial del cine de Martin Scorsese.

DIRECCIÓN
10
GUIÓN
9
INTERPRETACIÓN
9
Reseña de lectores4 Votos
7.6
LO BUENO
La evolución del cine de Scorsese para alcanzar un lenguaje cinematográfico al alcance sólo de unos pocos.
LO MALO
Si una película de tres horas y media me tiene atado a la butaca con una sonrisa atónita durante todo el metraje, ¿qué puede tener de malo?
9.3