“El Irlandés” es la película más redonda del director ítalo-americano. El testimonio cinematográfico de un país y de una época. La culminación de una obra atemporal sobre el subgénero de la mafia y el testamento de un cine que derrama sus últimas gotas de sangre. Es un doctorado en el séptimo arte y posiblemente el fin de la historia del cine del siglo XX.