El dibujante, director, guionista, productor, cómico… Seth McFarlane hace de todo en ‘Mil maneras de morder el polvo’, una entretenida y gamberra comedia que, como siempre, utiliza el humor negro para lanzar puyas y críticas a la sociedad norteamericana. Un espectacular reparto y un par de divertidos cameos son el reclamo.
Sinopsis ‘Mil maneras de morder el polvo’
Los habitantes del lejano oeste de mediados del siglo XIX se encuentran expuestos continuamente a la muerte. Así lo hace ver Albert (Seth Mcfarlane), un pastor de ovejas que no logra encajar en una sociedad donde el más duro, el que mata primero, es el que tiene más probabilidades de sobrevivir.
Siendo ya dura esta condición el bueno de Albert debe afrontar el abandono de su preciosa novia Louise (Amanda Seyfried), quien prefiere relacionarse con Foy (Neil Patrick Harris), el hombre más adinerado del pueblo forrado gracias a su lucrativa tienda de cuidado facial masculino.
La casualidad hará que en la vida de Albert aparezca la esperanza pues Anna (Charlize Theron), la atractiva mujer del despiadado cuatrero Clinch (Liam Neeson), se pondrá de su parte para enseñarle a ser el hombre que pueda reconquistar a su novia.
Crítica ‘Mil maneras de morder el polvo’
‘Mil maneras de morder el polvo’ no es uno de los mejores trabajos de Seth McFarlane pero sin duda es una película que no se perderá ningún adolescente al que le gusten las gansadas, nadie que no sea seguidor de “Padre de familia”, “Padre made in USA”, la extinta “El show de Cleveland” o quien cayera en la sala para ver Ted, una de las películas más gamberras y mejor argumentadas de los últimos años de la que, el creador de todo esto, ya ha anunciado que habrá segunda parte.
También es fácil acudir a la sala bajo el reclamo de un interesantísmo reparto como lo es Liam Neeson, que interpreta a un despiadado forajido; Charlize Theron, la novia a la fuerza del forajido que echará una mano a Albert para reconquistar a su novia; Amanda Seyfried, la estirada novia del buen chico Albert; Neil Patrick Harris, el ricachón del pueblo, gracias a su exclusiva tienda de cuidado de bello facial, que no duda en robar la novia a Albert; Giovanni Ribisi, actor secundario de toda la vida (empezó siendo niño en ‘Autopista hacia el cielo’), que da vida al mejor amigo de Albert; y para descubrir como Seth MacFarlane, que es el hombre orquesta de la producción, desempeñará su papel de Albert, el protagonista de esta parodia del western.
‘Mil maneras de morder el polvo’ no mostrará tantas formas de morir como dejaba entrever el tráiler de la película, pero sí es verdad que dará más de medio centenar de razones de los peligros que se cernían sobre los habitantes del salvaje oeste en la época de la colonización occidental a mediados del siglo diecinueve. La película no contará con el ágil ritmo de otras producciones y algunas escenas se verán afectadas por los tiempos en los que se desarrollarán los gags visuales, pudiendo ser incluso previsibles para aquellos fans seguidores de las creaciones de Seth MacFarlane. Si bien Ted fue una sorpresa para todos aquellos que no esperaban gran cosa de un mal hablado oso de peluche, ‘Mil maneras de morder el polvo’ puede resultar una pequeña decepción para aquellos que acudan al cine lleno de expectativas.
Habrá mucha imaginación y algunos acercamientos a ese humor contundente, seco de imágenes espasmódicas (el tráiler ya revela más de una bestial e inesperada muerte), que en la mayoría de las ocasiones sólo funcionan en el mundo de la animación pues, para resultase efectivo en una película interpretada por actores reales, habría que transgredir bastante las normas de la edición y montaje. Es de suponer que a Seth MacFarlane el género western usando el lenguaje audiovisual clásico sin abusar de este tipo de licencias que tan buen resultado ha dado en sus trabajos.
‘Mil maneras de morder el polvo’ es literalmente muy discursiva pues toda la historia gira en torno a Albert (Seth MacFarlane) que no parará de soltar discursos sobre los peligros de vivir en el lejano oeste, las razones por las que no le debería dejar su novia, lo que debería hacer para recuperar a su novia, la pena que siente por no tener novia, por qué le deberían dejar con vida, lo mucho que quiere a sus ovejas, lo mal que le sientan las drogas… Cualquier motivo es bueno para que este cómico personaje le cuente su vida al resto. Por suerte Seth MacFarlane, aparte de buen guionista junto a sus compañeros Alec Sulkin y Wellesley Wild, también es un buen monologista siendo precisamente estos discursos y las réplicas de los otros personajes, los puntos fuertes de la película.
La historia de la película, chico pierde a chica que quiere reconquistar es ayudado por una espectacular tía buena con un oscuro pasado, no tiene tanto calado como la de Ted. Sí, ya sé que Ted era uno oso de peluche parlante, pero aun así aquella contaba con cierto trasfondo (el paso de la infancia a la madurez, la amistad, dejar atrás para siempre ciertas etapas de la vida, afrontar la vida) del que ‘Mil maneras de morder el polvo’ está totalmente desprovisto por mucho que al final haya un previsible discurso (otro) por parte del protagonista. Siendo así, como alguien al que le canta la mofa, el gamberrismo y el todo vale si conduce a algo, hubiera sido deseable que se lanzara a la búsqueda literal de las “mil maneras de morir en el oeste” que promete el título (Un millón en versión original) mientras echa abajo el mítico género de “indios y vaqueros” a la vez que pone en su sitio la doble moral de la sociedad Estadounidense (y de aquí).