La gran apuesta cuenta con bastantes papeletas para alzarse con más de una estatuilla en la próxima edición de Los Oscar. Desde hoy podremos juzgar nosotros mismos a esta rocambolesca historia sobre cómo un tipo consiguió vaticinar lo que ningún banco logró ver durante años: el desplome de la burbuja inmobiliaria.
Crítica La gran apuesta
La gran apuesta se convertirá en una de esas cintas obligatorias en los institutos para explicar el comienzo de la brutal crisis económica cuyas consecuencias aún sufrimos en nuestro país, y si no tiempo al tiempo. La trama conductora que deriva en tanta dura realidad no deja de ser más que sorprendente a la par que escalofriante, ya que terminaremos descubriendo que la cinta está basada en hechos reales. Seguro que hasta los menos puestos en términos económicos, como yo, sabrán de qué hablo si digo “burbuja inmobiliaria”. ¿A qué sí? El caso es que a principios de los 2000 cuando todo el planeta Tierra vivía en la más absoluta ignorancia, un hombre llamadoMichael Burry (Christian Bale), jefe de un fondo de capital, descubrió el “talón de Aquiles” de la banca y Wall Street: el sistema de créditos hipotecarios, hasta aquel momento considerado la sólida base en la que se cimentaba la economía moderna.
Así, tras un comienzo tan prometedor como desgarrador -conocemos más que de sobra su fatídico resultado-, veremos como ni corto ni perezoso nuestro protagonista estará dispuesto a poner en “jaque mate” a los bancos con un trato más que ventajoso para ellos… en un primer momento claro. Burry, convencido del resultado de sus estudios mediante los cuales se puede afirmar que los productos financieros están cargados de préstamos hipotecarios morosos que no tardarán en convertirse en impagados en los próximos años, inventará un instrumento financiero denominado seguro de impago de deudaa fin de vender al descubierto en un mercado inmobiliario en auge. Logrará que los bancos le vendan la propiedad de ese @seguro de deuda” sobre sus hipotecas, a cambio el deberá pagar una cantidad más que elevada por cada año que dichos “seguros” no den fruto. La paciencia es un don, y en su caso más, tras años de pérdidas económicas por fin llegará su vaticinada quiebra del sector inmobiliario norteamericano en 2007, la cual originaría como un gran golpe de efecto la crisis económica mundial en 2008.
El director Adam McKay (Ant-Man, Los amos de la noticia)decidió lanzarse en el ambicioso proyecto de realizar la adaptación cinematográfica del libro de Michael Lewis (2013), y por el momento crítica y premios avalan este trabajo (5 nominaciones a los Premios Oscar, 4 nominaciones a los Globos de Oro y 5 nominaciones a los Premios BAFTA). El resultado final: una genial crítica sátira al sistema capitalista actual bajo la cuidadosa mirada de quién espera obtener un proyecto serio, sólido y convincente, que además conseguirá no dejar indiferente a nadie. Según avancen sus 120 minutos de duración sentiremos que McKay ha decidido recoger el testigo dejado por Scorsese en su magnífica‘El lobo de Wall Street’(2014). Humor negro a raudales, escenas caricaturescas con un trasfondo nada amable y una construcción narrativa de lo más inteligente serán las bases de La gran apuesta, una lección básica de economía y finanzas al alcance de cualquier mortal.
Pese a ser una película más que recomendada, sí advierto que no gustará a todo tipo de públicos. Su continuo lenguaje especializado harán complicado seguir la trama con facilidad. Además, si a eso le sumamos la velocidad con la que se presentan sus diálogos, la misión se convertirá en casi imposible. El mareo está garantizado, y más si nos sometemos a la versión original con subtítulos. Consciente de ello,McKay aliviará nuestras ineptas mentes con una explicación más básica, tan necesaria como cómica, de muchos de los términos económicos y financieros tratados en la cinta y que convierten sus diálogos en una densa maraña de “incógnitas económicas”. Para ello, se valdrá de una licencia narrativa a modo de diccionario tan original como atrayente, presentada por caras tan conocidas como la de la cantante Selena Gómez, desde un casino, o la de la actrizMargot Robbie, desde una espumosa bañera.
Con respecto al reparto, qué decir de semejante elenco de actores encabezado por Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling y Brad Pitt. Cada cual resulta más convincente en su papel. Y es que nos encontramos frente a lo mejorcito de Hollywood, y si algo tiene la gran industria americana, es que nunca defrauda en sacar a la luz grandes talentos. Por poner tan sólo un ejemplo, Christian Bale conseguirá dejar atónita a la sala al contemplar su extraordinaria capacidad para sacar adelante una secuencia en la que tiene que tocar la batería estilo heavy metal, la cual aprendió a tocar tan sólo dos semanas antes para este papel. Hollywood es Hollywood amigos, y los puñeteros parecen hacerlo todo bien.