‘Vuelta a casa de mi madre’ es la nueva comedia francesa que consiguió arrasar en la taquilla del país vecino hace meses. Ahora llega a nuestra cartelera con su historia sencilla pero cercana.
Crítica de la película ‘Vuelta a casa de mi madre’
Elegante y amable, así es la realista historia que presenta Vuelta a casa de mi madre. Una comedia francesa que parte de un hecho dramático, el catastrófico mundo laboral actual y la crisis económica, encontrando ahí la necesaria complicidad con el espectador. Así conoceremos a su protagonista, Stéphanie (Alexandra Lamy), una arquitecta en paro que a sus cuarenta y tantos años se ve obligada por las circunstancias económicas y laborales a volver a casa de su madre, Jacqueline (Josiane Balasko). Separada, con un hijo pequeño del que hacerse cargo, y sin salida laboral posible… Toda una bomba de relojería que en manos de su director y guionista Eric Lavaine (Barbacoa de amigos) se convierte en una película cercana, agradable y humana que consigue que poner una sonrisa en la cara del espectador gracias a situaciones y personajes cotidianos, algo complicado de lograr cuando entre manos tenemos un material tan sensible como éste.
La película arrancará con ese ya mencionado regreso al hogar por parte de Stéphanie Mazerin (Alexandra Lamy). Una circunstancia a la que ninguno quisiéramos vernos abocados (ni siquiera el director de la cinta, algo que nos confesó durante su reciente visita promocional a Madrid), y no sólo por la parte más nostálgica si cabe de regresar a casa con tus progenitores -volver a dar explicaciones sobre las horas de llegadas, de a dónde vas, con quién, si vas a comer en casa…-, sino por el gran fracaso a nivel personal que eso supone para cualquier persona adulta y emancipada que se ve obligada -palabra importante- a tomar una decisión tan drástica, seguramente tomada ante la falta de cualquier otra opción. Situación que en un principio podemos suponer que implicará un duro varapalo en la autoestima de la persona que regresa al viejo hogar, pero ¿qué hay de los padres? Ellos también se creían ya independientes de los hijos, viviendo su día a día sin dar explicaciones. Y este será uno de los puntos fuertes de la cinta que, sin lugar a dudas bien aprovechado, nos regalará los momentos más divertidos… Así, poco a poco, nos introduciremos en la “secreta vida” de Jacqueline, esa madre a la que se le presupone estar todo el día en casa haciendo punto, cocinando, viendo la novela y quedando con las amigas para una partidita de dominó; pero ¡sorpresa!, la historia cambia, y aquí la que no tiene intención de dar explicaciones es la madre.
La mirada crítica realizada por Lavaine en Vuelta a casa de mi madre no cesa y, aún pudiéndose centrar tan sólo en las más que evidentes consecuencias político-económicas que marcan nuestro entorno diario, profundizará también en la acentuada falta de valores de la sociedad actual, tanto en lo referente a familia como amigos. Muchas veces nuestro único refugio ante toda la vorágine que nos rodea, puede ser al mismo tiempo el entorno más hostil y despreciable al que nos podamos enfrentar.
Vuelta a casa de mi madre ofrece entretenimiento, puro y duro. No es una película de grandes aspiraciones -algo que deja de manifiesto con su dulcificado final-, pero su argumento sencillo y cercano junto con la formidable interpretación de Josiane Balasko serán suficientes para pasar una apacible tarde de cine.