Al terminar 2018 llega la mejor adaptación de Transformers para la gran pantalla: Bumbleblee, uno de los robots más entrañables de la saga transformers, toma el protagonismo en esta película de aventuras familiar impregnada de un casi abusivo homenaje a la década de los 80. Descubre nuestra opinión sobre la película Bumblebee.
Sinopsis
Los Autobots están perdiendo la guerra en su planeta Cybertron. Los últimos soldados de la resistencia están cayendo bajo las armas de los Decepticons. El líder de los Autobots, al prever no sólo la derrota, sino el exterminio de los Autobots, ordena abandonar el planeta. Bumbleblee, huye en una nave espacial hasta el planeta Tierra. Allí, con la misión de establecer una base secreta desde la que organizar un contraataque, es interceptado.
Charlie (Hailee Steinfeld), una joven mecánica, dará con el robot por casualidad cuando al reparar un viejo Wolkswagen Beetle (o escarabajo para los españoles) este se transforme en un robot. Pronto los Decepticons se pondrán tras la pista Bumblebee con el objetivo de descubrir los planes de los Autobots y acabar así con la resistencia.
Crítica
La película de Bumblebee es la mejor adaptación de Transformers de la historia. Dicho así puede sonar a que es la mejor película de ficción de los últimos años pero nada más lejos de la realidad. Literalmente quiere decir que Bumbleblee, como película de Transformers, es la que mejor representa la esencia de esta saga de robots.
¿Por qué? Fácil. Hay que tener que la película de los famosos juguetes Hasbro adapta a la gran pantalla unos juguetes, que tienen poca o nula historia que aportar. Los Transformers son, nada más y nada menos que unos robots que se transforman en vehículos terrestres o aéreos. No hay más que rascar. El resto, el trasfondo o la explicación de esto, no existe. Simplemente son juguetes que fliparon a los críos de los años ochenta y principios de los noventa. Unos críos que, a pesar de la tecnología emergente, como ordenadores personales y consolas, todavía tenían mucho tiempo libre para montarse sus propias historias. Y fueron precisamente estos los que, sin plantearse nada, jugaban con ellos.
La única referencia cercana que podían tener estos niños y niñas, era la serie de dibujos animados. En esta serie emitía unos capítulos en el que unos robots malos, querían destruir a unos robots buenos, mientras que estos querían proteger el planeta tierra de los primeros, que querían apoderarse de sus recursos. Cada capítulo una aventura, y cada aventura, una fiesta de transformaciones. Pues, aunque parezca mentira, y después de tantas entregas, Bumblebee, con distendida propuesta de aventuras y momentos cómicos, es la mejor adaptación posible, e inteligente, que se ha hecho hasta la fecha.
El guión de La película de Bumblebee
Christina Hodson (Atrapados 2018) recoge la poca información ofrecida en la serie de animación para escribir un guión ágil y entretenido, apto para todos los públicos. La guionista se mantiene al margen de los chistes excesivamente bochornosos y crea una trama general que interesará tanto a los niños como a los padres. Los primeros, por las peripecias de un simpático robot que se transforma en coche; los segundos, porque volverán a sentirse como críos al revivir las aventuras de su infancia. Música ochentera, vestuario ochentero, referencias ochenteras y diálogos inspirados en la década, empujaran a estos niños mayores hacia una inevitable nostalgia. La disfrutarán con gusto sí, aunque lleguen a este sentimiento tras el escaparatismo de las casi excesivas referencias. Casi se podría decir que esta película es más ochentera que los mismos ochenta.
Transformers 2018: Bumblebee bajo la dirección de Travis Knight
Travis Knight, animador de las películas Los mundos de Coraline 2009, El alucinante mundo de Norman 2012, Los Boxtrolls 2014, y además director y productor de Kubo y las dos cuerdas mágicas, debuta en la dirección de personas de carne y hueso con esta, su segunda película.
El señor Knight, experto en la animación por turnos (chistazo del crítico), tiene muy claro cómo deben actuar los personajes virtuales y los reales, dentro del parque temático ochentero que es la película de Bumblebee. El director logra cohesionar con acierto el recargado escenario de época con las interpretaciones de los actores. De hecho, tan en serio se lo toma, que casi podemos reconocer en las expresiones y en las interacciones de los protagonistas, actitudes que parecen sacadas directamente de un VHS.
Bumblebee está bien cargada de clichés de películas de los ochenta. Se ha puesto empeño en saturar al espectador con música de la época, comentarios de la época, y personajes de las películas de la época. Existe un amigo entrañablemente tontaina enamorado la protagonista (Jorge Lendeborg Jr.), trama totalmente innecesaria salvo para añadir un toque adicional de comedia cuyo nombre es literalmente “Memo”; un padrastro que quiere ser enrollado; un hermano “tocanarices” (Jason Druker); una madre obsesa con la seguridad; y, como no podía ser de otra forma, una joven rebelde que no encaja con los guais del instituto. Hailee Steinfeldinterpreta a Charlie, siendo esta el punto de conexión con la realidad de un ser sobrenatural como lo es un robot, procedente del espacio exterior que se transforma en coche, otro punto en común con las películas de los ochenta. Un antagonista máximo, a parte de los Decepticons, es el interpretado por John Cena, un duro militar que querrá saldar una cuenta pendiente con los robots. Además también existe un científico loco (están todos los personajes representados, como digo). Todos estos elementos y personajes serán usados para homenajear oportunamente o parodiar con acierto, según el momento.
Valoración final de Bumblebee
La película está destinada a un público infantil bastante crecido aunque también la podrían tolerar los más pequeños. Como no, los adultos que crecieron en los ochenta, o que se nutrieron en los noventa de películas hechas en aquella década, también sabrán valorarla. Pero los que la disfrutarán enormemente son los y las que jugaron con estos pequeños juguetes de metal y plástico con sus propias manos.