Cuarta entrega del buque insignia de Pixar, donde los juguetes más famosos de la historia del cine viven una aventura en la que tendrán que encontrar a Forky, el juguete perdido de Bonnie. Descubre nuestra crítica de Toy Story 4.
Opinión de la película
Nueve años han pasado ya desde que la supuesta despedida de Woody y sus compañeros nos hiciera llorar ríos de lágrimas y aplaudir por un final que se presumía perfecto para una trilogía modélica, que se inició con un film que cambió la historia de la animación. No parecía, por tanto, muy buena idea eso de volver a apostar por unos personajes cuyo arco se sentía cerrado y que el público mirase a Pixar con lupa, intentando descubrir si esto era una mera estrategia comercial -ahí está la saga “Cars”- o si realmente quedaba algo que contar.
Sería deseable poder decir que “Toy Story 4” está al mismo nivel que las anteriores entregas, y en cierta manera le sigue la estela, pero el resultado final no es tan fino ni deja tan satisfecho. Renovarse o morir, esa parece ser la sentencia que hace la compañía del flexo en esta ocasión, negándose a dar más de los mismo a su público; apostando por la inclusión de nuevos personajes que hacen que el número de juguetes en la trama sea impracticable. ¿Solución? Relegar a un muy segundo plano a los personajes secundarios de siempre, casi como meros cameos, y convertir, una vez más, a Woody en el protagonista de la función.
El mayor acierto quizá sea el de recuperar al personaje de Bo Peep en una nueva versión más acorde a nuestros tiempos. La renovación, por tanto, funciona a las mil maravillas con Forky como adorable McGuffin y ese peluche siamés que opera como alivio cómico, y que cuenta con el mejor chiste de Toy Story 4. El gran acierto de esta saga es que siempre ha apostado por los personajes, siendo ellos los que hacen avanzar la trama sin convertirse en herramientas que sirven para presentar una aventura que entretenga a los niños. Los juguetes han representado las emociones humanas y los temores de la infancia, algo que se podía ver perfectamente en la primera entrega, donde los adultos no eran visibles y todo se contaba con la cámara a la altura de los juguetes. Esta entrega toca más temas de los que aparentemente se perciben nada más salir de la sala. La lealtad, el sacrificio, el sentido de pertenencia, la identidad, la amistad… todo ello a través de un Woody muy bien construido, a pesar de un giro final algo atropellado, que viene a cerrar una etapa que parecía acabada con la tercera entrega y que aquí sí que parece definitiva. Lo viejo debe dar paso a lo nuevo, y los guionistas parecen conscientes de que esta secuela, y las que vengan, pertenecen a una nueva generación de niños que deben disfrutar con nuevos juguetes y planteamientos, sin que esto signifique tener que traicionar los valores de la franquicia.
Aunque suene a redundante hablar de las virtudes técnicas de las obras de Pixar, en esta ocasión es imposible no admirar lo que han sido capaces de realizar los animadores. El fotorrealismo en algunos planos es apabullante. La tormenta de la secuencia inicial, con el agua, el barro y los efectos de iluminación, fácilmente se puede encontrar entre las mejores muestras de animación de la historia. Y varios son los momentos en los que lo que se ve en pantalla deja con la boca abierta. Pixar se ha superado con creces en este aspecto.
Opinión final de la película Toy Story 4
“Toy Story 4” no es tan brillante como sus antecesoras, no emociona al mismo nivel y deja en un segundo plano a la mayor parte de los personajes conocidos. Una apuesta por renovar una franquicia que debió terminar en 2010, pero que ha sabido arriesgarse al plantear un horizonte interesante para una nueva generación de espectadores que también se merecen tener su propia historia de juguetes.