‘Manual de un tacaño’ es el nuevo éxito importado por el país vecino que llega a nuestra cartelera. Una propuesta que a pesar de partir de una muy buena premisa no llegará a desarrollar todo su potencial.
Crítica de la película Manual de un tacaño
Desde Francia nos llega un título que más de uno pensaría que está dirigido por un director catalán experto en ahorrarse unas pelillas en el día a día, Manual de un tacaño (y ojo al que se atreva a criticarme dicho comentario cargado de ironía: la que escribe es nacida en Barcelona y nada tiene de tacaña). Una comedia con la que además de reírnos podremos sacar un par de buenas ideas para llegar más holgados a fin de mes, eso sí, si estamos dispuestos a vivir de manera tan austera y miserable como lo hace su protagonista.
El director y guionista francésFred Cavayé(Cruzando el límite, Cuenta atrás) aterriza en la comedia, después de haber dedicado su carrera por completo al thriller, acompañado por un experto en dicho género: el actor Dany Boon(Llévame a la luna). Aquí el afamado humorista interpretará a François Gautier, un grandioso violinista completamente obsesionado por la música y el dinero. Porque lo que más ilusión le hará a Gautier no será llenar grandes auditorios, sino visitar a su banquero periódicamente para que le confirme lo que ha logrado ahorrar a final de mes. Tacaño, avaro, ruin, egoísta… todo lo que se diga de él es poco y Boon dará el resto por hacernos partícipes de la amargada existencia de su personaje, eso sí, de manera totalmente hilarante.
El protagonista de esta historia vive súper obsesionado con ahorrar dinero y por eso cada vez que le toca sacar la cartera sufrirá de unos terribles ataques de ansiedad. Vamos, que ser ahorrador para él es una enfermedad. ¿Y cómo y en qué ahorra? Pues esa será la parte más cómica de la cinta que descubriremos según se vaya desarrollando el metraje. Desde agotar hasta límites insospechados la pasta de dientes; a comer productos caducados -en el 2007, ninguna tontería-; racionar muestras de ketchup; aprovechar el primer agua fría que sale antes de ducharnos para regar las plantas; regalar un regalo a un amigo (grande la frase de “quería hacerte un regalo más personal” que ha logrado transportarme a mi boda y recordarme a un personaje en concreto)… y, cómo no, algo que ahora mismo preocupa a todos los españoles: ahorrar en la temida factura de la luz. El truco infalible que nos enseñaráFrançois Gautier, este “agarrado” extremo, consistirá en vivir a oscuras tan sólo alumbrado por las farolas de la calle.
Manual de un tacaño resultará una comedia ligera, de esas que se ven fácilmente mientras haces la digestión en la sobremesa, sin muchas más pretensiones que hacernos pasar en rato agradable y entretenido. Ahora bien, no llega a brillar como podría haberlo hecho, pese a tener una premisa más que potente a la que dar rienda suelta. Finalmente tan sólo ha sabido aprovechar un par de gags graciosos para ir perdiendo poco a poco el pulso a favor del sentimentalismo.