Una película necesaria, turbia, absorbente, claustrofóbica y reveladora. Levanta los tabúes que aún se esconden en torno al mundo de las drogas y la adicción como enfermedad. Nuestra más firme recomendación de la cartelera de este fin de semana. No te pierdas nuestra crítica de la película En mil pedazos.
Sinopsis
James Frey (Aaron Taylor-Johnson) es un joven escritor adicto a las drogas. Gracias a su hermano Bob (Charlie Hunnam), se somete a un tratamiento de rehabilitación en una clínica de Minnesota. Está en una situación límite, en el punto más oscuro de su vida. Durante el tratamiento conocerá a Lilly (Odessa Young) que entrará en su vida con la fuerza de un huracán y a Leonard (Billy Bob Thornton), que se convertirá en su Virgilio particular mientras recorre los nueve círculos del infierno de la adicción.
Crítica de la película En mil pedazos
El sórdido mundo de las drogas ha tenido desde comienzos del siglo XX una fértil relación con el séptimo arte. Thomas H. Ince, padre del Western, realizó en 1923 el primer gran alegato antidroga producido en Hollywood y titulado “Human Wreckege”, en el que revelaba ante la cámara un sensible discurso contra la morfina.
La relación entre la gran pantalla y las sustancias estupefacientes ha forjado grandes películas. Films al servicio de la estética como “Réquiem por un sueño” (Darren Aronofsky, 2000), películas cercanas a un realismo historicista y social como “Yo cristina F” (Uli Edel, 1981), que con ese estilo sucio y trágico representaba la cochambre de ciertos barrios del Berlín de los años 70, o aquella representación de la generación que se enganchó a la heroína en el Nueva York de los 60, magníficamente rodada en “Pánico en needle park” (Jerry Schatzberg, 1971; uno de los filmes preferidos por Al Pacino, de toda su carrera).
En mil pedazos es una tormenta narrativa, una película sin complejos, que aborda una realidad insoportable. Es un descenso a los infiernos y su propia expiación, una celebración del cine realista, que André Bazin entendía como la plenitud del cine, “al ser el arte de lo real”. Es una obra turbia, absorbente, claustrofóbica y reveladora. Una película necesaria, forjada para abrir los ojos ante una realidad, ante una enfermedad, ante la adicción y el trágico viaje de aquellos que la padecen. Sigue leyendo, en esta crítica de la película En mil pedazos te revelamos todos sus puntos fuertes.
La dirección de Sam Taylor-Johnson
Es muy sugestiva la idea de crear un cine social completamente despolitizado. Esto es de lo que se ocupa la nueva película de Sam Taylor-Johnson, que con una carrera llena de altibajos dirigiera en 2015 aquella estupidez diseñada para mal educar adolescentes titulada ”Cincuenta sombras de Grey” (2015), pero que poco antes había dado una visión muy interesante sobre John Lennon en “Nowhere Boy” (2009). En mil pedazos se basa en el libro homónimo y autobiográfico escrito por James Frey, en el que en primera persona relataba cómo superó su adicción. Cuando era joven, impresionado por la figura de Jim Morrison se dejó arrastrar hacia este tétrico mundo y confesaba: “Quería drogas, emborracharme y hacer poesía como él. Y me convertí en un alcohólico y un drogadicto”. Posteriormente, tras la superación del problema tuvo una visión distinta: “Pienso que su vida era patética, vergonzante y triste”.
Su concepción estética refleja una profunda predilección por el cine clásico. Mientras Spielberg sigue rodando en celuloide, en su propio viaje a contracorriente, la fotografía de Jeff Cronenweth de “En mil pedazos”, me recuerda, sin proponer el mismo estilo, al mítico Nestor Almendros. Con sobrios encuadres y bellísimos planos estáticos evoca también a la forma de hacer cine de John Ford. Los juegos con el foco, el color y los primeros planos, advierten un manejo clásico de la técnica y la cámara, exquisito.
Las brillantes interpretaciones de la película
Si el aspecto narrativo y el estético brillan en un cine hacia lo cualitativo, el aspecto interpretativo es quizá su aportación primordial. Mientras Billy Bob Thornton conforma un fascinante secundario dando una vuelta de tuerca a su ya bastante excéntrico personaje en la serie “Fargo” (2014), Juliette Lewis borda también, registros dramáticos en los que no la habíamos visto antes. Pero es la pareja protagonista la que me ha enmudecido, me ha cortado la respiración y me ha provocado más de dos lágrimas. Aaron Taylor Johnson (“Animales nocturnos”), pareja de la directora, refleja sin compasión la crudeza biográfica de James Frey, con un personaje completamente creíble y apabullante en sus argumentos. Odessa Young, la joven actriz australiana ha culminado mis expectativas como espectador, se ha ganado mi admiración y me ha removido a golpes interpretativos el corazón. Cada primer plano sobre su rostro y cada emocionante palabra sacada de un guion perturbador me rompía los esquemas y se saltaba mi umbral ante el llanto.
Opinión de la película En mil pedazos: Una banda sonora de mucho nivel
Una rompedora banda sonora, en la que resaltaría a Leonard Cohen y Smashing Pumpkins, va moldeando la narrativa con un precioso contraste entre lo emocional y lo sórdido, conformando un equilibrio entre una relación de amor que no peca jamás de cursi y el triste y el esperanzador viaje hacia la libertad del protagonista. Contiene un inmenso valor documental al estilo del Nuevo Periodismo de los años 60 y libros como “Ponche de ácido lisérgico”. Creo que ha quedado más que claro en esta crítica de la película En mil pedazos que es una de las imprescindibles de este 2019.