Llega la película que relanzará la carrera musical de las olvidadas estrellas de los 90 SuperGalactic. Berto Romero y Buenafuente forman el tándem ideal para hacernos disfrutar con la disparata historia de El pregón.
Crítica de la película ‘El pregón’
No voy a negar que soy muy de humor patrio, eso sí, hecho bien y con el ingenio necesario para sacarnos una sonrisa, e incluso más de una carcajada -y eso señores, ya es decir mucho-. Y eso es exactamente lo que logra El pregón, nada más y nada menos que entretener y divertir durante sus 84 min. de duración con personajes tan cercanos como caricaturescos y con situaciones tan cercanas como absurdas. El telón de fondo unas fiestas patronales con todo lo que conllevan: charangas, verbenas, romería, concursos, comilonas, un sin fin de situaciones ya de por sí bastante rocambolescas que sin duda dan para mucho y de la que ya dio buena cuenta ‘Primos’ (2011). Si de algo sabemos los españoles es de reírnos de nosotros mismos y con esta cinta lo haremos y mucho.
En El pregón conoceremos a los hermanos Osorio, famosos por petarlo en las listas de éxitos de los noventa con su grupo SuperGalactic y con temazos como ‘Pool party time’. Pero ciertas desavenencias hicieron que el grupo se separara y que los hermanos dejaran de hablarse. Ahora Richi (Berto Romero) continua con la carrera de la banda pero en solitario, recorriendo garitos cutres de España como vieja gloria del pop nacional, y Juan (Andreu Buenafuente), totalmente retirado del mundo de la música, se dedica a las chapuzas pero no llega nunca a final de mes. De repente una llamada inesperada de su pueblo natal, Proverzo, dará un vuelco a sus vidas… el alcalde pone 10.000 euros sobre la mesa para que den el pregón de las fiestas patronales.
Genial el arranque de la cinta a modo de videoclip noventero (la escena no tiene desperdicio). Hay que decir que Berto Romero y Buenafuente no se defienden nada mal como líderes de una exitosa banda de pop. Las canciones son pegadizas mezclando el pop con la electrónica -ojo con los temazos ‘Corazón electrónico’ y el hit ‘Pool party time’ que han compuesto por la película el grupo The Pinker Tones-, el vestuario un cruce entre Cyndi Lauper y Locomía, y crestas y melenones más propios de un rockero como Jon Bon Jovi. Lo bueno de este guion ideado por Diego Sanjosé (Ocho apellidos vascos, Tadeo Jones) y David Serrano (El otro lado de la cama, Días de fútbol) es que no se anda por las ramas. Va directo al humor, sin más pretensiones, no queriendo alcanzar algo que no es. Está claro que no dejará un poso de reflexión a la salida del cine, pero tan poco lo pretende ni lo necesita. Lo que sí logrará es que salgas de la sala rememorando los mejores gags de la cinta -inmejorable el momento nazareno- y animando a los demás a que no se la pierdan.
Destacar la química y el buen hacer de Berto Romero y Buenafuente como protagonistas de la cinta. El pregón da la posibilidad a Berto Romero de brillar con luz propia y que aflore lo mejor de sí mismo con una interpretación tan fluida y genuina como caricaturesca y alocada, regalándonos momentazos impagables como vieja gloria pop venida a menos. Su mimetización con el personaje es tal que cada peculiar movimiento del cantante, cada palabra, cada gesto no le pertenecen, son Richi 100%. Se le nota a gusto con el personaje, viviéndolo cada instante, tanto que el espectador dejará de ver al humorista y actor para dejar paso a Richi, el cantante de SuperGalactic. Y qué decir de Buenafuente, pues que sorprendentemente encarna al perfecto antagonista de Richi. Un tipo más serio, más realista, más normal. Así es Juan, el contrapunto a tanta locura, siendo eso mismo lo que despierte la risa en muchas rocambolescas situaciones.
Después de todo lo dicho ¿aún no te han entrado ganas de ver El pregón? Si estás sediento de una de risas sin más preocupaciones que la de quedarte sin palomitas a la mitad de la película, esta es claramente la opción indicada de la cartelera.
