‘Mi gran noche’ resulta un cóctel tan explosivo como imposible de tramas y subtramas bien aderezadas de gritos y chistes manidos, que el espectador necesitará que le vendan la entrada acompañada de un paracetamol.
Crítica de la película ‘Mi gran noche’
El trailer y la promoción de estos meses atrás no auguraban nada bueno, pero mis peores temores se hicieron realidad a los pocos minutos de dar comienzo el pase para prensa. Miedito me da cuando una cinta viene precedida por medio plantel de la denominada “primera línea” del cine español y cuya excusa es protagonizar la grabación de una gala de Nochevieja -sí, esas típicas que emite como tradición navideña Televisión Española tras las uvas y que llevas odiando desde pequeño cuando tu abuela las ponía para ver a la Jurado-. ¿Y es que hay algo más acabado y casposo que esas galas de fin de año? Ya hay respuesta para tan inquietante pregunta: este guion de Álex de la Iglesia (que en esta ocasión también firma su ya habitual Jorge Guerricaechevarría). Sonará duro pero cierto, la infinidad de tramas que confluyen en Mi gran noche hacen de esta una película totalmente absurda pero que podría haber resultado un sin sentido gracioso al menos… algo que no llega a lograr gracias al uso excesivo de gags tan desfasados como forzados más propios de la época de Pajares y Esteso.
En ‘Mi gran noche’ nos enfrentaremos a vivir la grabación de unas de esas famosas galas de Nochevieja desde dentro. En pleno mes de octubre y obligados a llevar traje o vestido de fiesta, decenas de extras intentan hacernos creer que están pasando la mejor noche de su vida tras el anuncio de un año nuevo que bien podrían haber dado Ramonchu y la Obregón. De ahí parte la trama de la película, de todo un despropósito que, aún pasado de moda, sigue dándose anualmente en nuestra televisión pública. Y así comienza el vodevil: los presentadores, sacados de matrimoniadas y en plena lucha de egos (Hugo Silva y Carolina Bang); las estrellas musicales de la gala (Mario Casas y Raphael); los representantes (Carlos Areces y Tomás Pozzi); el productor (Santiago Segura); los técnicos (Carmen Machi, Carmen Ruiz y Luis Callejo); la gafe del público (Blanca Suárez); el solterón en paro que se mete a extra (Pepón Nieto)… entre muchísimos otros personajes intentarán dar forma a una gala donde los incidentes son continuos y la grabación se ha vuelto eterna.
Y es que si hay directores que pecan por defecto, Álex de la Iglesia lo hace por exceso. ‘Mi gran noche’ resulta excesiva en todo. En querer resultar irreverente, paródica, cómica, satírica… la película empieza tan arriba como acaba, no hay ni un segundo de respiro para el espectador. La pantalla del cine estará siempre repleta de personajes con diálogos o acciones absurdas, de decorados recargados, de extras por todos lados… caos y más caos que tan sólo tienen como resultado final la pérdida paulatina de interés por parte del espectador hasta hacerle caer en el más absoluto aburrimiento.
‘Mi gran noche’ dejará de ser una película a los pocos minutos de metraje para convertirse en el episodio largo de alguna serie española o en un especial de esqueches. Multitud de personajes con las misma cantidad de subtramas abiertas cuyo único punto común es coincidir en dicha grabación de fin de año, todo ello ¡mientras son acosados desde el exterior del plató por los trabajadores despedidos por un ERE a modo de masacre zombi! Sí, es verdad que alguna de esas subtramas hubiera sido merecedora de su propia película, caso del conflicto de egos entre “divas” de la canción que se debaten “a vida o muerte” por ser la primera actuación tras las campanadas: Alphonso (Raphael), endiosado por su larga trayectoria musical -parodia de Darth Vader-, y Adanne (Mario Casas), ídolo juvenil que mueve masas -una mezcla entre Chayanne y David Bisbal-.
Si pese a lo dicho decides arriesgar y pasar por taquilla, suerte. Si quieres ir al cine pero tanto embrollo te tira para atrás, tranquilo hay muchas otras mejores opciones en la cartelera ahora que se aproxima Halloween.