Mi gran boda griega 2 regresa a la cartelera con la familia Portokalos al completo pero sin un ápice de aquella frescura y diversión de la que hacían gala en su primera entrega.
Crítica de ‘Mi gran boda griega 2’
Hay veces que quedarse con buen y satisfactorio recuerdo es mejor que intentar revivirlo para terminar obteniendo una mala experiencia. Eso mismo pasará con todos aquellos que acudan a ver Mi gran boda griega 2 con la esperanza de revivir las risas y la diversión que nos dejaron su primera entrega. Y es que hay veces que no es necesario hacer un remake, de verdad Hollywood no hay necesidad, y menos para sorprendernos con estos nefastos resultados. La pareja protagonista es la misma, su familia también -volveremos a ver incluso a Joey Fatone, el integrante de ‘N Sync, como el primo Angelo-, la casa de los Portokalos, el restaurante griego… pero desgraciadamente no hay ni rastro de las grandes dosis de ingeniosa comedia que la encumbrará en su género en 2002.
En esta Mi gran boda griega 2 conoceremos a la hija de Toula (Nia Vardalos) e Ian (John Corbett), Paris (Elena Kampouris), una joven inconformista y rebelde que está a punto de marcharse a la universidad, lejos muy lejos de su sobreprotectora familia griega. Mientras sus padres atraviesan una fuerte crisis de pareja que intentarán solucionar con una reconquista mutua. Además un fuerte “bombazo” sacudirá los cimientos de los Portokalos, los patriarcas de la familia Maria (Lainie Kazan) y Gus (Michael Constantine) no están casados… es hora de comenzar con los preparativos de otra nueva boda griega.
Ya sabemos que las ideas en la gran industria del cine escasean y que eso de rescatar del baúl de los recuerdos algún título de éxito del pasado está en auge, aunque eso sí, en este caso nadie esperaba con fervor una segunda parte de las peripecias de esta familia de griegos. Y es que seamos realistas, no nos encontramos ante un título de superhéroes, un esperado remake de una película ochentera o ante el esperado reencuentro de los protagonistas de ‘Friends’ en la gran pantalla. ¿Había algún fanático entre el público de ‘Mi gran boda griega’? Realmente lo dudo, y si lo hubiera con esta segunda entrega lo han aniquilado.
Entonces ¿quién tendría tantas ganas de hacer resurgir dicho título cinematográfico? Pues aquí la respuesta… la actriz Nia Vardalos, la protagonista de la cinta y guionista de la ahora ya saga, que ahora acompañada del director Kirk Jones (Qué esperar cuando estás esperando) demuestran haber lanzado esta segunda entrega meramente con afán recaudatorio y con la difícil misión de relanzar la carrera de la actriz como protagonista de grandes títulos. Todo ello sin tener en cuenta que la actriz ya intentó “estirar el chorizo” del éxito de ‘Mi gran boda griega’ creando y protagonizando su adaptación a la televisión con ‘My Big Fat Greek Life’ (2003). Y es que empeño y ganas de resurgir no le faltan a Nia Vardalos, su más reciente intento cuando horrorizara a los espectadores con su anterior proyecto de fulminar con la taquilla dirigiendo, escribiendo y protagonizando la clasista y bastante cutre comedia romántica ‘Con el amor no hay quien pueda’ (2009), la cual además coprotagonizaba -tachán- el actor John Corbett.
En cuanto al reparto que decir, son los de siempre sí -más viejos todos ellos y más estiradas e inyectadas todas ellas- pero un guion tan malo por supuesto condiciona el trabajo de los actores haciendo que ninguno llegue a brillar en su papel. Y es que en general los personajes están peor dibujados; no destaca ninguno como protagonista haciéndola tan coral como insulsa consiguiendo que ninguna de sus tres tramas, que funcionan en paralelo, terminen por despegar y despertar interés; sus gags están forzadísimos y calcan situaciones idénticas a las que se dieron en la primera entrega. Lo único reseñable, reconocer entre sus secundarios al actor John Stamos al que muchos recordareís por su papel como Jesse en la mítica ‘Padres forzosos’ (1987-1995).
En definitiva, “segundas partes nunca fueron buenas” y en esta ocasión el dicho popular se cumple al dedillo. Si lo que necesitas y te pide el cuerpo esta Semana Santa son unas risas, mi consejo es apostar por la nacional ‘El pregón’.