Este fin de semana llega un título curioso a nuestra cartelera “Las ovejas no pierden el tren”. Una comedia optimista sobre esas segundas oportunidades que siempre se presentan en cualquier ámbito de la vida.
Sinopsis de “Las ovejas no pierden el tren”
Los treinta y tantos ya han pasado y la sensación de que han dejado pasar más de un tren también. Cuatro historias entre cruzadas mediante un vínculo familiar nos relatarán la realidad de la vida, deseos y añoranzas de sus personajes.
Luisa (Inma Cuesta) y Alberto (Raúl Arévalo) viven ahogados por la deudas con un hijo pequeño a su cargo, tanta presión parece estar cuartando el ansia de Luisa de tener un segundo hijo. Natalia (Irene Escolar) y Juan (Alberto San Juan), hermano de Alberto, viven en una eterna luna de miel desde que se conocieron y no están dispuestos a que su diferencia de edad les terminen separando. Sara (Candela Peña) y Paco (Jorge Bosch) tienen la típica relación donde uno quiere más que el otro, y ese otro vive en un eterno miedo al compromiso. Y por último Marisa (Kiti Mánver), madre de Luisa y Sara, a sus 65 años tiene una mentalidad abierta y optimista, tanto que ha decidido alquilarse un picadero.
Crítica de “Las ovejas no pierden el tren”
Que la profesión periodística no pasa por un buen momento es más que evidente. Con un alto porcentaje de intrusismo laboral, bajo el “por el amor al arte” como lema, con plantillas reducidas a su máxima expresión en todas las redacciones y en una era donde la información está totalmente devaluada por la sobresaturación que existe de ella en el mercado -con calidad o no pero a estas alturas ya todo vale, o eso parece- se hace cada día más complicado seguir ejerciendo un periodismo serio y de calidad. Cualquier miembro del gremio – y amplio a fotógrafos, cámaras de tv, …- se sentirá identificado con el personaje de Alberto protagonizado por Raúl Arévalo en esta “Las ovejas no pierden el tren”.
Alberto a sus treinta y tantos años, una novela a sus espaldas y más de 15 años ejerciendo su profesión de periodista no encuentra salida laboral… no hay trabajo ni fijo, ni de freelance, ni de nada. Vive en un entorno rural por petición de su mujer Luisa, aunque a él eso del campo no termina de convencerle pero es ella la que paga las facturas a final de mes… Ahora ha decidido escribir su segunda novela pero es tal la desesperación por la situación actual de estrés y depresión que todo ello le ha provocado un bloqueo tanto el lo sentimental como en lo literario. Cada vez la desesperación es mayor hasta que un día su vecino le anima a salir de casa y ayudarle con la leña, el campo, las ovejas… ¿la salida de su personal crisis estará en el pastoreo? ¿Será ese su tren y se estará aferrando a otro que ha partido sin él hace mucho tiempo?
“Las ovejas no pierden el tren” es una comedia de personajes escrita y dirigida por Álvaro Fernández Armero (Nada en la nevera, El juego de la verdad). Agradable y amena esta cinta de reparto coral con tono optimista nos introducirá a través de su pareja “protagonista”, Raúl Arévalo e Inma Cuesta -actores de moda-, en diversas historias entrelazadas por los lazos familiares. La sensación de derrota aparecerá una y otra vez en sus vidas, pero tranquilos siempre hay nuevas oportunidades esperándonos en cada esquina, estés o no estés atento a las famosas señales del destino. Sin más pretensión que la de hacernos pasar un rato entretenido y, en ciertos momentos, divertido -cosa nada desdeñable desde luego-, terminará por dejarnos un poso que servirá de más de una charla a la salida del cine con los amigos. Y es que resultará verdaderamente sencillo identificados con sus personajes -estupendamente construidos, dicho sea de paso- o con algunas de las cotidianas situaciones que se nos plantean en el plano sentimental, familiar o laboral.
Un largometraje optimista y esperanzador que cuenta con un reparto que para nada nos resultará desconocido:Jorge Bosch, Kiti Mánver, Raúl Arévalo, Alberto San Juan, Inma Cuesta, Candela Peña e Irene Escolar. Entre ellos cabe destacar la interpretación de Candela Peña y Alberto San Juan. Maravillosos, esa es la palabra. Dos grandes de la interpretación que lo mismo te bordan un drama como una comedia de medios tiempos como esta. Sin duda, nos regalarán algunas de las mejores escenas de “Las ovejas no pierden el tren”.
