La Cumbre Escarlata, dirigida por el imaginativo Guillermo del Toro, es un cuento para niños con un gran presupuesto para crear espectros y decorados. Buenos actores protagonistas como Tom Hiddleston, Jessica Cjastain y Mia Wasikowska, conseguirán que se deje ver. No esperen grandes sustos (ni disgustos, por suerte).
Crítica y opinión de La cumbre escarlata
Guillermo del Toro tiene buen gusto y es un tío de puta madre. Se lo digo yo que tuve la suerte de trabajar un día con él cuando rodaba ‘El laberinto del Fauno’ (2006). Seguramente ni siquiera se acuerde de mí pero, si no es por este tío -el puto director de la película-, me hubiera caído una buena. Fallo mío, lo reconozco, pero fallo al fin y al cabo (las armas las carga el diablo…).
El caso es que este hombre de gran corazón, refinado gusto estético y inmejorable embajador cultural de su país (El árbol de la vida), también tiene sus errores que -ya que él tuvo la deferencia conmigo- se pueden pasar por alto. Sí, hay que hablar de la esperada (y presumiblemente decepcionante) La cumbre escarlata. Una amalgama de clichés típicos y tópicos sobre el terror victoriano (¡Nada de gótico! ¿No saben diferenciar leñe?), las casas encantadas, fantasmas, leyendas y otras aberraciones clásicas que no tardarán en intuir o imaginar según se vaya descubriendo la trama.
Ni susto, ni chicha, ni limonada. Y eso que todo comienza con la futura heredera de una basta fortuna Edith Cushing (Mia Wasikowska), que enseguida se descubre como una inteligente mujer adelantada a lo común de su tiempo, que, con el consentimiento de su padre, desea desarrollar una carrera profesional como escritora a finales del siglo XIX en norteamérica. Un par de agudas frases cerrando la boca a las mujeres machistas de la época y la visión de un espeluznante fantasma (que no es otra que su difunta madre) y el señor del Toro nos dejará atrapados en las posibilidades de la trama. Más aun en cuanto los hermanos Sharpe, Lucille (Jessica Chastain) tenebrosa pianista, y Thomas (Tom Hiddleston) encantador caballero tildado de buscafortunas, aparecen deslumbrando a la alta sociedad a la que pertenece, de manera desinteresada, la joven pero determinada Edith. Un comienzo que por las formas y el carácter de la protagonista, casi recuerda cuerda a la legendaria Vivien Leigh en ‘Lo que el viento se llevó’ (a pesar de que esta cinta esté localizada en un lustro posterior).
Giro dramático donde los haya, y la película se mete de lleno en la casa encantada, en la famosa cumbre roja. “Cuidado con la la cumbre escarlata”, le grita el fantasma de su madre en el primer minuto de la película. ¿Quieren saber cual es el peligro? Bueno, pues lamentablemente quedará al desubierto lo suficientemente pronto como para desinteresarnos totalmente el final. Lo que era una heroína con faldas se convierte en aquello que no representan sus ideales: una damisela en apuros, poco avispada y sin ningún atisbo de imaginación. Una mujer tan leída desaprovechada por un conjunto de supuestas sorpresas argumentales… y es que no te pueden presentar a una mujer que desea ser Mary Shelly y luego vendértela como una vulgar víctima de las circunstancias.
Por suerte, el personaje del espectacular Tom Hiddleston, tiene un arco un poco más pronunciado y justificado que, junto a su pétrea interpretación, mantendrá alto el interés y las expectativas del espectador en determinar el devenir de sus oscuros actos. En contrapunto, pero no menos interesante, la parte que le toca a Jessica, pues la evolución de su personaje, aunque sutil, también representa unos matices muy apetecibles que no se limitan a la escalofriante impasibilidad de su rostro. Según se acerque el final, se definirá bien la intención de la intérprete y, aunque predecible, no deja de ser menos loable (el papel es el que es).
Lo grotesco y explícito de según que cosas, como el giro dramático del principio, también juega muy a favor de la cinta, así como los imaginativos espacios creados para dar vida a la espeluznante mansión asentada en ‘La cumbre escarlata’ (2015). Una espectacular hacienda en la que están representados todos los tópicos de la decadencia de una manera casi literal, pues está destinada a hundirse en el cieno rojo sobre la que fue construida y que supura cada una de las grietas de la casa.
En conjunto, la película no es si no un cuento de terror para niños (es decir, que no afectará en demasía a los adultos), con una incontable cantidad de recodos misteriosos que no llevan a ninguna parte salvo la de quizá representar de una forma metafórica el destino de la protagonista. Así Guillermo del Toro hará referencias a su gusto por la entomología (los bichos), los crujientes monstruos de desproporcionadas extremidades (me alegro sinceramente de que trabaja tanto Javier Botet), y los recargados decorados que, en el caso de ser tenebrosos, se muestran más como lo que son que como lo que pretenden ser. Posiblemente, elección personal del cineasta para representar el cuento que quiere contarnos.
Y así queda ‘La cumbre escarlata’, un cuento más, sobre una situación ya vista, con unos personajes que se les ve venir de lejos, y una atractiva protagonista que sorprende por su talante e inteligencia inicial, hasta que nos aterroriza con su giro personal hacia la estupidez y la incoherencia. Amén de una obsesión malsana por la arcilla roja de los hermanos Sharpe que tampoco conduce a ninguna parte. Ya que todo se torna en un cuento sin demasiada sutileza, no hubiera estado de más tirar la casa por la ventana al final. No obstante, la película se deja ver, consigue interesar hasta el final de la trama y está justamente aderezada con unos cuantos sobresaltos bien repartidos a lo largo de sus 119 minutos de duración. Por supuesto, en su versión original se disfrutarán sobremanera las interpretaciones del gran reparto de la obra: Tom Hiddleston, Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Burn Gorman…
Una recomendación que me permitirán que les haga. Los protagonistas Mia Wasikowska y Tom Hiddleston, coincidieron en una película absolutamente maravillosa llamada ‘Sólo los amantes sobreviven‘. Veanla con paciencia, les advierto, que Jim Jarmusch es un director de los que saben usar los tiempos cinematográficos para intensificar cada minuto de inmortalidad de los protagonistas y además están Tilda Swinton y John Hurt (a quién sin duda recordaréis como la primera víctima de ‘Alien: El octavo pasajero’ y de la historia de su prolífica saga).