Kiki el amor se hace, la tercera película firmada por Paco León, llega a la cartelera prometiendo una comedia transgresora por su alto contenido erótico y sexual, pero se quedará en eso, en una promesa.
Crítica ‘Kiki, el amor se hace’
El título ya no pintaba bien, el trailer presentaba una película que parecía no tratar de nada, y al entrar a la sala tan sólo se termina corroborando una cosa: que Kiki, el amor se hace es el primer “gatillazo” cinematográfico para un Paco León director y guionista (Carmina o Revienta, Carmina y amén), sobre todo como guionista. Publicitada como una comedia transgresora, la realidad es que las cinco historias que plantea dejaran al público bastante indiferente pensado… “vale, ¿y qué?” Intentar innovar gracias a proclamar que cada pareja es un mundo y que existen millones de maneras de encontrar el placer sexual es algo muy superado hoy por hoy, no creo que nadie se escandalice o se lleve las manos a la cabeza, y si lo hay directamente no creo que elija esta película entre las opciones de la cartelera, seguramente se sienta más cómodo en la sala de El resucitado.
Cinco historias unidas por su ubicación, el verano madrileño, y por su temática, la parafilia que controla los actos y las relaciones de sus personajes (comportamiento sexual mediante el cual se alcanza el placer mediante objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos). Según avance la historia descubriremos que el sexo resultará tan sólo una excusa para tratar las quimeras, los miedos y las inseguridades de unos personajes que acabarán dando rienda suelta a sus deseos más ocultos para sentirse satisfechos en el plano afectivo. Aún así, las cinco mini historias que presenta este guion son tan breves, deshilachadas y carentes de argumentos sólidos que lamentablemente no lograrán profundizar en el alma de ninguno de sus personajes, y el intento de ahondar en cada una de sus tramas resultará fallido al presentar una ristra de tabúes sexuales bajo un halo de forzada naturalidad acompañada de un toque hipster. Si la cinta quería resultar transgresora no lo consigue -sus historias se encuentran encorsetadas e incluso algo cohibidas-, si quería reivindicar la libertad sexual llega tarde -Almodóvar se le adelantó en este punto hace ya unos añitos-, y si lo que pretendía era remover interiores tan poco lo logra ya que una vez presentado el conflicto poco importa como acabe la historia. Quizá lo único que sí logre es despertar alguna que otra sonrisa debido a la forma de tratar las escenas y el contenido de sus diálogos.
Aunque si algo hay que reconocerle a Paco León es su buen hacer en la dirección de actores. Todos están espléndidos, naturales, descarados, excéntricos, se nota que han disfrutado con sus personajes y les ha dejado jugar con ellos, y ese será exactamente el punto fuerte de Kiki, el amor se hace: su reparto. Unos actores –Natalia de Molina, Belén Cuesta, Candela Peña, Luis Callejo, Mari Paz Sagayo,Alexandra Jiménez,Álex García, Luis Bermejo– que logran elevar el nivel de un argumento bastante flojo, haciéndonos partícipes de sus historias y divirtiéndonos con sus inquietudes sexuales. Destacar entre todos ellos a una Candela Peña que, como siempre, desborda arte por los cuatro costados.