La película Resucitado aterriza en plena Semana Santa dispuesta a sorprendernos con una nueva visión de la muerte y resurrección de Jesucristo pero ¿estará a la altura de las expectativas?
Crítica de ‘Resucitado’
Con Resucitado estamos ante la típica película cuyo trailer promete más de lo que finalmente terminaremos encontrando si acudimos al cine. Promete acción, aventura, suspense… otro punto de vista desde el que relatarnos la por todos conocida historia de la muerte y resurrección de Jesucristo. La realidad, una película bastante fría e insustancial que nos presentará los hechos sin ningún tipo de carisma ni emoción especial, algo imprescindible cuando no se juega con el factor sorpresa pues la historia es de sobra conocida de principio a final.
La cinta da comienzo con un Jesús de Nazaret (Cliff Curtis) clavado en la Cruz y un Poncio Pilato (Peter Firth) completamente desquiciado por poner punto final a la revuelta que están causando los fieles del Rey de los judíos. Para terminar con tanta polémica entre su pueblo y poner fin al crecimiento del cristianismo, Pilato manda ejecutar a Jesucrito y envía a uno de sus más fieles centuriones, Clavius (Joseph Fiennes), a poner punto y final a la vida de este y asegurarse de que ninguno de sus súbditos robe su cuerpo para proclamar más tarde su resurrección.
El director y guionista Kevin Reynolds (Robin Hood, príncipe de los ladrones, Waterworld) ha pretendido con esta Resucitado darle un enfoque detectivesco y policiaco al acontecimiento bíblico de la crucifixión y resurrección de Cristo. La idea es buena, hay que admitirlo. Presentarnos unas situaciones de sobra conocidas desde la perspectiva y el trabajo de un investigador que pretende certificar si los hechos que se relatan son verdaderos o falsos tiene su atractivo. De esta forma toda la historia quedará retratada por el personaje de Clavius (Joseph Fiennes), un centurión romano encargado de salvaguardar el nombre de Pilatos, garantizar la salvaguarda del cuerpo de Jesús y verificar el hecho de la desaparición de dicho cuerpo del Santo Sepulcro. ¿Lo malo? Que finalmente la historia termina por no sorprender ni un ápice y que encima no logra alcanzar la grandeza y la espectacularidad que envolvían a esta epopeya bíblica cintas como El rey de reyes (1927), Rey de reyes (1961) o La historia más grande jamás contada (1965). Un guion que no conmueve, no emociona, no transmite, algo que parece ir de la mano al narrar la historia bíblica más grandiosa de todas.
Una historia épica que pierde toda esa grandeza al relatarla, entre otros motivos, desde la frialdad e impasibilidad propias del rostro de su protagonista, Joseph Fiennes. Un actor que no muestra ni frío ni calor ante los acontecimientos que se le presentan, ya esté viendo dar el último aliento a un hombre desangrándose sobre una cruz o al comprobar con sus propios ojos que dicho mesías se reaparece a sus discípulos como había profetizado. Un personaje que pasará de agnóstico a creyente como si nada. Tampoco ayuda la cara mostrada de un personaje de por sí tan carismático como Jesucristo. Cliff Curtis desaprovecha la ocasión presentándonos a un Jesús de Nazaret más cercano a un hippy emporrado que al mesías que esperamos al sentarnos frente a la gran pantalla. Sus diálogos son pocos, pobres y sin ningún tipo de fuerza, y el rostro del actor transmite una sensación de éxtasis divino que termina por no aportar nada a su interpretación.
En definitiva, si eres creyente y te debates -que sé que no- entre acudir a la salas y ver Resucitado o asistir en una de las numerosas procesiones de Semana Santa que tendrán lugar por toda nuestra geografía, no lo dudes, la segunda opción. Aunque si algo tengo claro es que la cinta funcionará en taquilla gracias a las fecha elegida para su estreno y a unos fieles huérfanos de cine bíblico, por no mencionar que su protagonista Joseph Fiennes fue recibido hace pocas semanas por el mismísimo Papa Francisco con motivo del estreno.