‘Hotel Transilvania 2’ regresa con la pandilla monstruosa de la anterior entrega al completo y con la incorporación del nuevo nietecito de Drácula. La excusa perfecta para que toda la familia acuda junta al cine en este Halloween 2015.
Crítica de Hotel Transilvania 2
¿A qué niño no le gustan los personajes de terror o fantasmagóricos? Nuestra generación creció con ‘La familia Monster’, ‘La bola de cristal’, ‘Casper’, ‘Los Addams’, ‘Los cazafantasmas’ e incluso el Conde Draco de ‘Barrio Sésamo’, sus personajes nos atraían por una condición “terrorífica” que contrastaba con la simpatía y ternura que despertaban. Las generaciones han cambiado pero los gustos infantiles no tanto. Así toma el relevo generacional la ya convertida en saga, de la cual auguro próximas entregas, Hotel Transilvania 2. Terroríficamente divertida y apta para reunir en este Halloween 2015 a toda la familia ante la pantalla del cine.
En esta segunda entrega asistiremos al nacimiento deDennis, fruto del matrimonio entre el humano Jonathan y la vampiresa Mavis. El niño lógicamente nacerá medio humano medio vampiro, sin terminar de definirse entre una condición u otra, cosa que a sus padres parece preocuparles más bien poco pero que a su abu Drácula le está quitando el sueño ya que está escrito que tan sólo podrá convertirse en vampiro hasta su quinto cumpleaños. Drácula desesperado decidirá idear un plan por el que mandar a la pareja de tortolitos de viaje mientras que reúne a todos sus amigos, Frank (Frankenstein), Murray (la momia), Wayne (el hombre lobo), Griffin (El Hombre Invisible) y Blandi (el gelatinoso del grupo), con el fin de sacar a la luz el “lado monstruoso” del pequeño.
Más divertida y más adulta, así es Hotel Transilvania 2. El director Genndy Tartakovsky (creador de las míticas ‘Supernenas’ y ‘El laboratorio de Dexter’) vuelve apostando fuerte por un producto que le ha dado muchas alegrías en su primer lanzamiento en 2012 bajo el apoyo del cómico de Adam Sandler (también guionista junto a Robert Smigel de esta segunda entrega). Y en esta ocasión los guiños, los personajes y los gags están más currados que nunca, despertando la carcajada en más de una ocasión entre el patio de butacas, logrando así conseguir algo a lo que todas las películas de animación aspiran: reunir a padres e hijos bajo un mismo título y que logren pasarlo igual de bien (eso sí, no tiene comparación posible con nada ideado por Pixar). Tarea nada sencilla, desde luego, pero que Drácula y sus “compis de Hotel” logran a las mil maravillas.
Uno de los tramos más divertidos de la película será cuando veamos el despropósito de “pruebas” a las que Drácula y sus amigos están dispuestos a someter al pequeño Dennis con el único objetivo de hacer brotar ese lado oscuro que por genética tiene dentro. Y es que los más divertidos de la peli son estos peculiares malos, más bonachones y entrañables que otra cosa. ¿Quién no pasaría un fin de semana en un hotel tan divertido? (Ojo, si llegara a convertirse en un proyecto de parque de atracciones “triunfaría como la Coca Cola).
Un Drácula que no se apaña con la pantalla táctil de su móvil (las uñas de un buen Conde ya sabemos como son) y que de vez en cuando suelta un “amiguetes”; un hombre lobo con acento andaluz que se pirra por atrapar frisbees al aire; un Frankenstein grandullón y bonachón que se presta a hacerse selfies con las fans; y los súper fichajes de Blandi, una gelatina verde que no le hace falta hablar para regalarnos grandes momentos, y el bisabuelo Vlad, con muy mala leche pero con un “chatina” siempre en la boca. Si quieres pasar un rato terroríficamente divertido ya sabes, visita en los cines Hotel Transilvania 2.
