El rodaje se llevó a cabo en la región autónoma de Mindanao (Filipinas) hace un año, en colaboración con “Acción contra el hambre”. Su intención es concienciar sobre un tipo de desnutrición a la que no estamos acostumbrados: El monstruo invisible. El hambre crónica que padecen algunos niños entre los 820 millones de personas subalimentadas que hay en el mundo. Así es la nueva película de los hermanos Fesser sobre el hambre que no se ve.
Opinión de la película El monstruo invisible
La película, que forma parte del programa Carrera contra el hambre, narra una pequeña historia llena de humor y esperanza sobre una situación trágica.
La historia de Aminodin y sus amigos, que comen y venden aquello que pueden rescatar del vertedero de Papandayan (Filipinas) donde vive su familia. Es una historia de ficción, pero según comenta Guillermo Fesser: “El guion era para nosotros. Ellos están haciendo ante la cámara lo que hacen todos los días. La gente está dentro de su historia”.
El monstruo invisible llegará a los colegios
La película se moverá en festivales internacionales y está pendiente de negociación con una plataforma digital. La meta más importante que se le presenta a este mediometraje de 30 minutos es que llegue al mayor número de colegios posible en nuestro país. Desde “Acción contra el hambre”, esperan que llegue a 150.000 niños de más de 300 colegios españoles, con los que habitualmente trabajan.
Su intención es concienciar sobre la desnutrición infantil crónica
Marisa Sánchez Peinado, que lleva colaborando en el Tercer Mundo con la ONG desde 1995, subraya que “la película retrata exactamente lo que ocurre en estos lugares”. Dice que ese monstruo no es la desnutrición aguda que estamos acostumbrados a ver, con niños muy delgados o con edemas. En Filipinas ocurre de otra manera; hay altos índices de desnutrición crónica. Este tipo de desnutrición provoca que los niños sean de una talla menor a la que correspondería con su edad.
“El monstruo invisible retrata exactamente lo que ocurre en estos lugares”
Ese monstruo que no vemos afecta al desarrollo neurocognitivo de los niños. La ONG trabaja en lo que llaman el período de los mil días, que supone el espacio de tiempo entre el nacimiento del bebé hasta que cumple algo más de dos años. Sánchez Peinado explica que este período es clave para evitar ese deterioro neurocognitivo que les dificulta el aprendizaje y pone al cuerpo en una situación que va a favorecer las enfermedades crónicas en su madurez.
Los hechos que relata la película El monstruo invisible
Uno de los factores importantes que provoca esta desnutrición crónica es la guerra. Hablamos de una zona sitiada, en la que los hermanos Fesser tenían que pasar seis controles militares para llegar al vertedero donde trabajan los niños y atender al toque de queda marcado por la salida y la puesta del sol. Marawi, la ciudad donde viven, fue devastada por un largo asedio yihadista, que aún sufre sus consecuencias. Los enfrentamientos entre el Ejercito y Estado Islámico mantienen a día de hoy a 240.000 desplazados en centros de evacuación.
Sus directores, los hermanos Fesser
Javier Fesser analiza cómo afecta a estos niños la situación bélica del país: “No solo hay gente que vive y come de la basura que los demás generamos, sino que su situación es susceptible de empeorar. Con la guerra han visto mermadas sus capacidades de progresar, porque hay menos basura y esto reduce su actividad económica. El cineasta lo tiene claro: “Esto es culpa de la mentalidad de progreso que tiene occidente”.
Pero esta no es la única causa, el cambio climático convierte esta zona en un lugar sensible a 50 tifones cada año. Y la política vuelve a ser una lacra, Guillermo Fesser describe la situación de forma explícita:“Filipinas es un país donde siete familias se lo llevan crudo y el resto son míseros como pulgarcito”.
“Filipinas es un país donde siete familias se lo llevan crudo y el resto son míseros como pulgarcito”.
Los numerosos detalles que alberga la película explican otras situaciones realmente dramáticas. Hay una frase mencionada por un personaje que refleja otra de estas crudas realidades: “Mamá dice que no le da de mamar al pequeñín, porque es de pobres”. Sánchez Peinado, que lleva mucho tiempo trabajando con “Acción contra el hambre” en temas de lactancia, lo explica: “Hay grandes marcas distribuidoras de leches maternizadas que en Filipinas hicieron mucho daño. Porque se recomendaba la utilización de estas leches por encima de la leche materna”. Las madres que no utilizaban estas leches prefabricadas eran consideradas como pertenecientes a un determinado estrato social. “Cuando las distribuidoras se han dado cuenta de que la leche materna es la mejor, han desplazado su propaganda hacia lugares donde no hay nivel educativo para que las madres comprendan que lo mejor es la lactancia materna. Incluso profesionales de allí lo recomiendan”.
Opinión final de la película El monstruo invisible
El monstruo invisible (2019) cierra una trilogía sobre cine social y el tercer mundo, quince años después de “Binta y la gran idea”, rodada en Senegal y nominada a los Oscar en 2007 y “Bienvenidos”, grabada en Perú y premiada en más de 140 festivales. Este es el primer corto de ficción sobre desnutrición infantil crónica. Un corto que busca en el humor la sorpresa de todos nosotros y cuyos protagonistas nos dan una valiosa lección sobre lo que significa la palabra “felicidad”.