“Ocean’s eight” es la cuarta entrega y relanzamiento de esta saga de glamurosos robos que en esta ocasión está protagonizada por un grupo de mujeres, sin dejar de lado los referentes de las tres primeras entregas.
Crítica de “Ocean’s eight”
Ocean’s eight vuelve a traernos a la gran pantalla los robos protagonizados por un grupo de nutridos intérpretes, en este caso todas mujeres, donde todo es tan cool que hacen desear al espectador formar parte de una banda de atracadores y hacerse rico a costa de otros. La inclusión de este nuevo grupo tenía como objetivo relanzar una saga que ya no interesaba a nadie y, de paso, reivindicar el papel protagonista de la mujer dentro del cine más mainstream.
El guion de esta nueva historia presenta a la hermana de Danny Ocean, Debbie, recién salida de la cárcel y dispuesta a dar un golpe de altura reclutando a un grupo de ladronas. Una decisión, la de depender del personaje de Danny, que entronca el film dentro de la franquicia, pero le resta valor al verse deudor de esta y no algo completamente nuevo, más allá de su reparto. Además, en esta ocasión se prescinde de los casinos para hacerse con un collar cargado de diamantes, algo que bajo la óptica de los dos guionistas parece mucho más femenino, y que una vez más, resta valor reivindicativo al conjunto, convirtiendo a la mujer en una amalgama de estereotipos. Por lo demás, nos encontramos ante la entrega más sencilla de las cuatro junto a la segunda, donde determinados giros en la historia no acaban de convencer y resultan demasiado previsibles.
Gary Ross no es un director de primera categoría, pero sí que tiene películas interesantes en su filmografía como la reciente Los hombres de Joneso su debut, Pleasantville. Aquí se supedita al estilo marcado en las cintas precedentes por Steven Soderbergh, donde la música, los planos aéreos, el ritmo endiablado y las transiciones de cortinilla marcaban la estética de la historia; y Ross no duda en emularlo sin mostrar un ápice de identidad propia en una entrega que le daba la oportunidad de explorar otros derroteros y que, por presiones del estudio o miedos personales, se queda en más de lo mismo, siendo el único valor de la película sus poderosas actrices.
El elenco está formado por reconocidas actrices de primera categoría, siendo las dos principales protagonistas Sandra Bullock y Cate Blanchett como trasuntas de George Clooney y Brad Pitt respectivamente. Una muestra más de lo atada que está la cinta a su precedente al no apostar por personajes arriesgados y alejados de lo ya visto. Ambas intérpretes están correctas y en el caso de Blanchett, como es habitual, se come al resto de sus compañeras con cada aparición. Junto a ellas, Anne Hathaway con un personaje que a ratos resulta bastante cargante. Redondeando el póker de caras más conocidas, la siempre extravagante Helena Bonham Carter aporta su histriónica personalidad. El resto del reparto no se queda atrás en cuanto a calidad e incluye a Dakota Fanning, Mindy Kaling, Awkwafina, Sarah Paulson, Denisa Juhos, Leonardo Collaguazo, Bridget Gabbe, Abigail Rich, Olivia Munn, Richard Armitage, Katie Holmes… e incluso caras conocidas como Adriana Lima, Kim Kardashian o la cantante Rihanna, que sigue haciendo carrera en el cine con un papel que le sienta como anillo al dedo.
Conclusión final “Ocean’s eight”
Ocean’s eightes un episodio menor dentro de la saga, que en su afán continuista se olvida de aportar algo nuevo y explotar un elenco femenino difícil de igualar. Entretenida y correcta, poco más se puede esperar de una película que deja de lado la reivindicación a favor del espectáculo, sin destacar especialmente en ninguna de sus facetas.
