Crítica de Candyman (1992) El dominio de la mente de Bernard Rose

Obra de culto del cine slasher de los 90

Crítica de la película Candyman, el dominio de la mente (1992), adaptación del director Bernard Rose sobre el guión ‘Lo prohibido’ de Clive Barker (Hellraiser, Razas de noche) incluido en su obra ‘Libros de sangre’. Obra que ha dado pie al reboot-secuela, Candyman (2021), estrenado en cines hace pocas semanas. ¿Quieres saber por qué no deberías dejar de ver este clásico del cine de terror? Sigue leyendo.

Sinopsis

Una estudiante de la Universidad de Chicago, Helen Lyle (Virginia Madsen), investiga sobre leyendas locales en los bajos fondos cuando se siente atraída por el mito de Candyman: un fantasma con un gancho por mano que aparece cada vez que pronuncias su nombre cinco veces ante un espejo.

En torno al mito de Candyman, Helen descubre que es el espíritu de un esclavo que fue mutilado por una plebe enloquecida y que lo acusó de violar a una mujer blanca. Cuando Helen hace caso omiso a las advertencias y se decide a repetir el nombre de Candyman cinco veces, esta desencadena una sucesión de hechos sobrenaturales. Todo culminará en un río de sangre, terror y confusión al que nuestra protagonista deberá poner fin.

Tony Todd
Tony Todd

Crítica de la película Candyman (1992) El dominio de la mente

En 1992 Bernard Rose nos acercaba a la historia mística de Candyman. De la mano de Clive Barker (guión y producción), veía la luz esta historia sobre terror social con un mensaje menos agresivo que su secuela. Un slasher noventero “diferente” que aborda el conflicto racial en los bajos fondos, a través de la trágica historia de un asesino.

Trasladando la escena a Chicago (la obra original es en Inglaterra), la película Candyman, el dominio de la mente (1992) adopta una estética propia del folklore estadounidense (realiza también algún otro cambio). Una trágica historia de racismo donde el espacio de Cabrini-Green consiguen brindar dosis de realismo y una experiencia inmersiva al espectador/a. De este modo, la cinta transita entre dos mundos: el humano y el sobrenatural.

El mito de Candyman

El atractivo de la trama señala a la mística y trágica historia de Candyman (Tony Todd). Su historia nos hace transitar entre los dos mundos anteriormente mencionados. Y de este modo logra seducirnos, confundirnos y aterrarnos. En los ambientes más urbanitas o cosmopolitas nos plantea un relato fruto de la pura rumorología; mientras que en los bajos fondos nos traslada a una historia realista y desoladora. Esta ambigüedad constante es el principal estímulo de una trama tan psicológica como malsana. Una presencia amenazadora susurra al oído del espectador gracias a una penetrante voz en off, pero no somos capaces de discernir realidad y ficción.

Un mundo frío, malsano y desolador

Con una puesta en escena muy interesante, esos bajos fondos nos trasladan a un ambiente frío y sucio. Lo malsano, incluso demencial nos atrapa y nos sitúa en un escenario totalmente distinto. Es acertada una ambientación como esta (podría haber sido más bizarra aún) para atraparnos en la narrativa. Nos zambulle en un fango de miseria y horror hasta la cabeza ahogados por un terror social de protesta. Un aire más gélido y una esencia más bizarra conseguirían abrillantar una puesta en escena ya conseguida.

Una espiral de sangre y dolor

La película Candyman, el dominio de la mente (1992) no es el típico slasher promedio de los 90 (Scream, Sé lo que hicisteis el último verano), el aspecto psicológico de la trama así como el uso de la ambigüedad le dan un toque peculiar. No hablamos del típico asesino que persigue una presa (Viernes 13, Halloween), no al menos de forma literal. La cinta trabaja sobre una espiral de asesinatos y muertes atroces y, por otro lado, una espiral de locura y decadencia. Esta caída a los infiernos, bajo una ambigüedad constante nuevamente, nos seduce en una experiencia visceral y grotesca (ligeramente gore).

Virginia Madsen
Virginia Madsen

Interpretaciones creíbles

Un hecho destacable son las interpretaciones que sorpresivamente otorgan credibilidad. Muchas veces estas son el punto flaco de cintas similares, que pecan de dramatismo, “hiperbolismo” corporal y papeles forzados. Más allá de secundarios sin mención especial, las actuaciones de Virginia Madsen y Tony Todd resultan factibles y verosímiles en un redondo largometraje que consigue convencer.

Opinión final de la película Candyman (1992) El dominio de la mente

La película Candyman (1992) El dominio de la mente es ante todo una sólida cinta de terror, peculiar pero sin estridencias. Una obra visceral y grotesca por momentos, aborda el terror social de manera consciente, en un pasaje por un horror bastante humano pero sin abandonar lo sobrenatural. Destacable guión y puesta en escena, se mantiene constante prácticamente toda la cinta.

Estreno y Ficha técnica

Título original: Candyman
Género: Terror, Slasher
Sitio Oficial: Candyman, el dominio de la mente
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Fecha de estreno en España: 1992 en cines
Productora: Propaganda Films, Candyman Films, Polygram Filmed Entertainment
Distribuidora: Polygram Filmed Entertainment
Duración: 101 min.
Año: 1992
Calificación por edades: No recomendada para menores de 18 años

Ficha Artística

Dirección: Bernard Rose
Guion: Bernard Rose. Novela:Clive Barker
Música: Philip Glass
Fotografía: Anthony B. Richmond
Reparto: Virginia Madsen,Tony Todd, Kasi Lemmons, Xander Berkeley, Vanessa Williams, Michael Culkin, DeJuan Guy, Marianna Elliott, Ted Raimi, Ria Pavia, Mark Daniels, Lisa Ann Poggi, Adam Philipson,

Cartel

Cartel de la película Candyman (1992) El dominio de la mente 
Cartel de la película Candyman (1992) El dominio de la mente

Trailer

RESEÑA FINAL
La película Candyman, el dominio de la mente (1992) supone una más que recomendable cinta del cine slasher y terror social/psicológico. Una brisa noventera y un estilo único embadurna la pantalla. El espectador/a seducido por la misticidad de un relato abrazará la historia de un personaje tan tétrico como icónico.
DIRECCIÓN
6.5
GUION
7
INTERPRETACIÓN
7
LO BUENO
El mito de Candyman en su esencia y la rumorología.
La puesta en escena que nos lleva desde los ambientes universitarios y urbanitas hasta los bajos fondos de Chicago.
La ambigüedad en la obra.
LO MALO
Falta potenciar el aspecto de la dirección, en especial la dirección fotográfica (hecho que consigue valorar su secuela).
Peca de ritmo ligeramente lente en el primer acto (40 minutos).
La escena final resulta un tanto forzada.
6.8
Nota