Cuarenta años después del estreno de la primera entrega, llega a nuestras pantallas La Noche de Halloween; última actualización del conflicto familiar más cruento y longevo de la historia del cine. Feliz cumpleaños, Michael Myers.
Opinión de la película “La noche de Halloween (2018)”
Nueva secuela directa del film original de 1978, Jamie Lee Curtis regresa a su icónico personaje Laurie Strode, quien buscará culminar, de una vez por todas, su confrontación con Michael Myers, tras la matanza que este provocó hace cuatro décadas.
La primera entrega de las andanzas de Michel Myers supuso un hito en el cine de terror moderno. Más allá de su condición de slasher fundacional, el principal logro de John Carpenter fue trasladar una historia de terror, con asesinatos perpetrados por una figura pychokiller, al contexto del espectador medio. Leatherface (La Matanza de Texas – 1974) daba muchísimo miedo, pero aquello sucedía en un paraje rural, alejado de la civilización, un nido de analfabetismo, endogamia y fanatismo ultra religioso, donde nada habría pasado si a unos adolescentes no les hubiera dado por meter las narices donde no debían. ¿Qué pasaría en cambio si el mal en estado puro, descripción que el doctor Loomis (Donald Pleasance) hacía del joven Michael tras sus años de investigación, campara a sus anchas por uno de tantos barrios residenciales?
Pues bien, tal hipótesis se hizo realidad el día 31 de octubre de 1978 en Haddonfield, Illinois, al compás de una de las melodías de sintetizador más famosas de la historia. De ahí en adelante, el fenómeno se ha exprimido casi hasta la extenuación (secuelas, reboots, precuelas, incluso una de máscaras malditas que va por libre…), retorciendo con ello la continuidad narrativa de la franquicia de un modo único. Pero aun con eso, incluso a sabiendas de que el slasher no termina de encajar del todo en los gustos cinéfilos de las nuevas generaciones, no hay duda de que esta es una de las sagas más queridas por el fandom, y que Michael Myers es todo un icono de la historia del cine con mayúsculas.
Reseña de “La noche de Halloween (2018)”
Centrémonos, por lo tanto, en esta nueva versión 2018 de La Noche de Halloween. En primer lugar, apuntar que, ya desde los títulos de crédito, queda claro que nos hallamos ante un film cubierto de cierta nostalgia, plagado de referencias hacia la película original. El hecho de que sea algo esperado, pone más en valor el arranque de la película, con la visita de los dos periodistas de investigación al centro donde se haya internado Michael Myers; una secuencia de pura tensión, subrayada a la perfección por un montaje efectista repleto de planos detalle. Esto denota que David Gordon Green, en su doble rol de guionista y dirección, se ha tomado muy en serio esta adaptación, en respuesta al caudal de críticas vertidas en redes por quienes no veían con buenos ojos que este material cayera en las manos del hombre que escribió y dirigió Superfumados (2008) o Caballeros, Princesas y Otras Bestias (2011). Si a esto le sumamos que el libreto de La Noche de Halloween también viene firmado por el conocido cómico irreverente Danny McBride, nos podemos hacer una idea de las ganas con las que algunos esperan a ambos creadores.
De la mano de los periodistas saltamos a Laurie Strode, donde se nos cuenta la relación rota con su hija (Judy Greer); de ahí nos sumergimos en la consabida subtrama teenager (no podía faltar) de su nieta para, a continuación, asistir a las tribulaciones del agente Hawking (Will Patton) desde el momento en el que aparecen los primeros cadáveres. Es en esta colección de idas y venidas, a lo largo de todo el tramo central, donde la consistencia narrativa comienza a deshilvanarse, en una estructura que suena un poco a coral, sin serlo del todo y donde, en definitiva, quien más perjudicado sale es el propio personaje de Laurie Strode, a quien desearíamos ver en pantalla mucho más de lo que lo hacemos.
Jamie Lee Curtis retoma, por quinta vez, el papel que marcaría su carrera; una carrera trufada de cine de género a lo largo de la década de los 80 y, gracias la cual, le sobrevino la etiqueta de scream queen. La actriz, que en el mes de noviembre cumplirá sesenta calabazas, aprovecha la puesta en escena acertada de su personaje, así como un guion dedicado a hacerla brillar a lo largo de todo el tramo final, para lucirse como una renovada Laurie Strode que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una especie de Sarah Connor.
En resumen, un slasher rodado con buen pulso y un estupendo acabado, como la productora Blumhouse nos tiene acostumbrados. No hay rastro de auto referencias paródicas que perviertan el espíritu del film del 78 y, pese a que se vea obligada a mirar demasiado al pasado para poner en sintonía a los espectadores actuales, lo que, en ocasiones lastra el ritmo general del film, este no se hace pesado y se disfruta mucho.