Crítica de la última película ambientada en el universo de Harry Potter, ‘Animales fantásticos y donde encontrarlos’. Entretenimiento básico para toda la familia.
Crítica ‘Animales fantásticos y dónde encontrarlos’
Eddie Redmayne interpreta a Newt Scamander, el protagonista de Animales Fantásticos y dónde encontrarlos. Un actor que sin duda hace tiempo que mostró su valía como intérprete -ahí están sus actuaciones en las reconocidas La teoría del todo, 2014 y La chica danesa, 2015- y que esta vez se convierte en un personaje pánfilo, desgarbado, benévolo y caricaturesco de la imagen de un inglés. Este Eddie Remayne, con un encanto raruno, de belleza peculiar, es un sobresaliente en casting.
Dicho casting deja fuera las aburridas, y no siempre efectivas, bellezas interpretativas que no hacen si no lastrar la carrera de aquellos actores que van más allá de la dicción de los textos. Así encontraremos en el puñado protagonista un elenco conquistador acompañando en el rodaje al señor Redmayne. Dan Fogler dará vida a un entrañable Jacob Kowalski, un “nomaj” (un no mago) que se ve involucrado a su pesar en la trama mágica; Katherine Waterston interpretará a Porpentina Goldstein, una auror, lo que vendría a ser la policía en el mundo mágico; y Alison Sudol se pondrá en la piel de Queene Goldstein, atractiva hermana de la auror, con la capacidad de leer la mente. Todos aportan un característico y diferenciado toque de sinceridad que da credibilidad a unos personajes enmarcados en un universo increíble.
La atractiva hija de Lenny Kravitz, Zoë Kravitz (Mad Max: Furia en la carretera, 2015; Divergente, 2014) tiene un papel importante para la trama pero anecdótico en la película como presidenta de la sociedad mágica responsable del orden (MACUSA, Lestrange. La aparición del mítico actor, Ron Perlman (Hellboy, 2004), es todavía más irrisoria, interpretando a un personaje exageradamente animado por ordenador, cuyo atractivo es la profunda voz que le presta.
Luego están los personajes más interesantes de la película, los que caminan en claroscuros, los indeterminados e impredecibles, aquellos a los que la guionista presenta mediante un halo de misterio. Uno de ellos es un destacado mandamás del MACUSA, Percival Graves, interpretado por Colín Farrell (El remake de Desafío Total, 2012), con una constante cara de póker; y el todavía más interesante a la par de atormentado y “rarito” Ezra Miller (Las ventajas de ser un marginado, 2015), cuya trasfondo se irá descubriendo poco a poco a lo largo de la película.
Este universo vuelve a estar dirigido por David Yates, realizador de las últimas cuatro entregas de la saga de Harry Potter, cuya última incursión cinematográfica fuera de la magia, La leyenda de Tarzán 2016, fue bastante criticada. Sin embargo, en esta realidad alternativa plagada de hechiceros e inconscientes muggles (así es como denominan los magos británicos a la gente normal), se mueve como pez en el agua para retratar con efectividad tanta imaginación vertida por la autora J.K Rowling, nuevamente guionista de su propia película a la que, por primera vez, no le antecede un libro.
La forradísima autora tira de experiencia para crear una historia que pasa con agilidad por todos los puntos necesarios para entretener a una amplia audiencia. Es de valorar los toques de madurez en ciertas escenas -sin entrar en Spoilers, hay una que pone los pelos de punta en la que unas amigables personas invitan a la ejecución con una fantástica sonrisa-, al igual que es de aborrecer otras que son tan gratuitas como infantilodies -cazar ciertos animales fantásticos sólo será apreciado por los más pequeños-.
En general, los efectos especiales son suficientes para crear la ilusión del Nueva York de los años veinte, pero a todas luces deficientes a la hora de integrar tanto animal fantástico en el entorno real. Aunque son espectaculares, se revelan demasiado videojueguiles, echando de menos el tirón de los efectos clásicos, cuando los muñecos y marionetas daban esa sensación de realismo. No obstante, en lo referente a explosiones y destrozos de decorados virtuales, dichos efectos del el pego, gracias al constante apoyo en atronadores e estridentes sonidos.
El final de la película es sorpresivo, lo acostumbrado en la saga. Una revelación tan simpática que sin duda, a estas alturas, muchos de los que estéis interesados en esta Animales fantásticos y dónde encontrarlos, ya habréis descubierto a vuestro pesar por mediación de alguna red social o del amigo graciosete de toda la vida, al que habréis aguantado sus paridas en mil ocasiones, pero que luego no asistirá a vuestra boda. Mi recomendación: Ni os intereséis por el reparto, ni entréis en redes sociales, ni perdáis el tiempo escuchando a gilipollas. De hecho, aunque la revelación no es que destroce ningún final (no como los que destriparon Star Wars VII: El despertar de la fuerza) sí es un detalle simpático e imprevisible, guardado con celo por todos los que han hecho posible la obra con un propósito: que el espectador lo pase bien.
Y eso es esta película, dos horas de simpático entretenimiento afincado en un universo rico, ambientando en un decorado que va más allá del explotado colegio Hogwarts, lleno de nuevos personajes qué descubrir. Eso sí, a pesar de la mínima madurez dramática, en general la sensación es de volver a ver un poco lo mismo. Pero, si a James Bond le funciona, si a Drácula le funciona, si a los zombis les funciona, si a Jason Bourne le funciona, a todos los super héroes les funciona y así con una interminable lista de sagas… ¿Por qué no les va a funcionar a unos nuevos personajes carismáticos en un maduro universo mágico?