‘Zoolander 2’ es más de lo mismo. Mismos personajes, mismas chorradas y un gran elenco de cameos del mundo de la actuación y la moda. Si bien no llega a ser exasperante, poco le falta.
Zoolander 2: Crítica
Han pasado diez años desde que Zoolander viviera su primera aventura -diez años para Zoolander, quince para el mundo real-. Aquella era una patochada divertida que, si uno miraba bien, hasta podía encontrar unas cuantas pullas con mala leche lanzadas al mundo de la moda. Escenas estúpidas se sucedían con mayor o menor gracia pero, la gracia, siempre la tenía.
Zoolander (Ben Stiller) dejó ese mundo debido a que su tontuna era superior incluso para sí mismo. Diez años después regresa para recuperar la custodia de su hijo Derek Zoolander Jr (Cyrus Arnold), limpiar su nombre en el mundo de la moda y encontrar al super villano Mugatu (Will Ferrell), que le intentó destruir en la primera entrega, desaparecido. Si no entienden nada, no se preocupen, todo esto y un poco más nos será explicado en un ingenioso resumen informativo sobre las consecuencias del desastroso accidente del centro “Zoolander para niños que no saben leer bien y también quieren aprender a hacer cosas buenas”, donde Derek Zoolander perdió a su esposa y quedó gravemente desfigurado su amigo Hansel (Owen Wilson). Derek contará con la ayuda y supervisión de la agente especial Valentina (Penélope Cruz), quien descubrirá la relación de muertes de famosos como Justin Bieber con la mirada “acero azul”, inventada por el ex top model zoolander.
A partir de esto, se irán presentando una serie de escenas chorra, con personajes chorra, intercalados con montañas de cameos de personajes famosos del mundo del cine, la moda, la música y celebridades chorra como Kim Kardadashian. El nombre de estas personas es lo único que puede considerarse spoiler en la película así que no los mencionaré para que no pierdan el único aliciente que tiene la película: contar y comentar al de al lado “¡Si sale este! ¡Y aquel es tal! ¡Y el que sale 3 segundo destrás de Ben Stiller es este otro!”. Algunos, curiosamente los que son de la moda, tienen que ser anunciados para que los que no tenemos el más mínimo interés en ese tema, los reconozcamos.
Lo rematadamente tontos que son los personajes ya lo vimos en la primera y los estereotipos con los que se meten también lo vimos en la primera. Bueno, yo lo ví. Pero es verdad que casi dieciséis años después de que se estrenara aquella han nacido casi dos generaciones de críos que no conocerán de nada a estos carcas de la moda. Lo malo es que para ese público tampoco funciona la película porque esta gente ya está a otro humor tipo youtube y me parece que de estas nuevas RockStars no hay nada en la película.
Es una pena que este personaje y su humor haya quedado tan desfasado. El guion de Zoolander Nº2 lo firman Justin Theroux (Rock of Ages), Ben Stiller (Zoolander), Nicholas Stoller (Todo sobre mi desmadre) y John Hamburg (Los padres de ella). Ninguno de ellos ha despuntado precisamente en el humor. Sí, han hecho películas de humor convencional, de ese que tiene que gustar a todo el mundo (tipo series de televisión españolas donde hace siglos que vemos como preparan el chiste, como presentan el chiste, como te lanzan el chiste y como nos aburrimos del chiste), y, a veces incluso, hasta nos han hecho un poco más gracia como en Zoolander original. También es posible que con una década y media de distancia hasta la primera entrega nos parezca mejor de lo que realmente es y esta en comparación, la segunda y previsiblemente última entrega, nos parezca peor de lo que vemos.
Que conste que no me meto con la actuación de ninguno de los protagonistas. Todos lo hacen forzosamente bien. Son personajes estereotipados al límite y esta gente sabe llevar esos registros de tal forma que llegan a ser convincentes. Como el caso de Will Ferrell y su Mugatu, que va de lo más alto a lo más absurdo y aun así a nadie le canta. Ben Stiller y Owen Wilson discuten como tontos, argumentan como estúpidos y deforman la cara como imbéciles y aun así, en contadas ocasiones (el guion no da para más), logran encajarnos una sonrisa con su disparatada “naturalidad” absurda. Quien sale peor parada es Penélope Cruz. La pobre no tiene un personaje absurdo al que agarrarse y sin eso, sin la estupidez, sus escenas se convierten en la excusa para hacer chistes sin que ella sea partícipe de la gracia.
No seguiré haciendo leña del árbol caído. Me consta que a Zoolander 2 ya la han dado por todas partes en otras críticas de cine y tampoco merece la pena ahondar en lo evidente y esperado. Ojalá le hubieran echado pelotas para denunciar a través del humor la grotesca situación de la moda mundial en temas profundos en vez de convertirse en una sátira absurda sin sentido. Las dos cosas eran posibles… y Ben Stiller es un gran director. Ya lo demostró con la entrañable La vida secreta de Walter Mitty.