Sórdido, rocambolesco y efectista thriller español. A pesar de resultar evidente, en más de una secuencia, la carestía de medios técnicos, consigue envolver al espectador de una atmósfera asfixiante y lúgubre con la que viajar al fin de la noche de Germán (Julián Villagrán) en su inevitable descenso a los infiernos.