Matar a Dios es una comedia de humor negro y mala leche con un puñado de protagonistas, pintorescos y eternos condenados a secundarios por sus características, que hacen brillar los diálogos con cada una de sus reacciones.
La noche que mi madre mató a mi padre es una inteligente, divertida y original propuesta cinematográfica de nuestro cine patrio. Una mansión, una cena, un grupo de amigos, un asesino y un cadáver integran la trama de esta alocada farsa.
Viago, Deacon, Vladislav y Peter nos cuentan sus aventuras y desventuras compartiendo piso en Nueva Zelanda en "Lo que hacemos en las sombras". El más joven tiene 144 años y el más mayor, 1000. ¿Otra soporífera película de ancianos reflexionando sobre el ocaso de la vida y la inocencia espiritual? ¡No! Porque aquí los protagonistas aparentan treinta años, ¡y son vampiros! Si la vida es complicada de por sí, imagínate si para poder seguir comprando cubos de botellines tienes que desangrar a un paisano cada tres días.
Un sublime Hugo Silva se mete en los guantes de un exboxeador frustrado que vive atado a un pasado que le persigue en 'Dioses y perros'. Una buena propuesta que va perdiendo interés según van pasando los minutos de metraje.
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