Godzilla, la última versión del gigantesco ser de posible origen radiactivo-alienígena-mitológico revienta la taquilla a nivel mundial. Como era de esperar, la película dirigida por Gareth Edwards (Monsters), se coloca a la cabeza de recaudación en EEUU, España y otras tantas naciones.
Godzilla 2014, el monstruo que no disgusta a la crítica
No es nada sorprendente que una película tan esperada, con un monstruo tan conocido como protagonista, Godzilla, tenga una gran acogida por la taquilla. Más de medio siglo desde que en 1954 apareciera la original Gojira e incontables versiones, continuaciones y partes se han sucedido hasta que llegase el Godzilla más realista, cuidado y respetado desde que viera la luz por primera vez.
Más realista gracias a los medios técnicos (y económicos) con los que actualmente se pueden contar, un abismo de progreso si lo comparamos con aquellos con los que Roland Emmerichdio vida al monstruo que desolaba Nueva York. Y más cuidado y respetado gracias al guion de Max Borenstein desarrollado a partir de la historia de David Callaham, que ha sabido trasladar los conceptos mitológicos que debía tener aquella primera versión de hace sesenta años de Godzilla.
A lo que hay que sumar todo el personal artístico, creativo, técnico y de producción que cuentan con sagas de experiencia como Matrix o El señor de los anillos, los cuales algunos poseen la codiciada estatuilla conocida como Oscar.
El caso es que tanta entrega por el producto ha convencido (digo convencido y no entusiasmado) a la crítica y como era de esperar, a la taquilla que, en contra de lo que les suele pasar a los críticos (entre los que me encuentro yo), van al cine para entretenerse.
Así que, gracias a esta equilibrada receta, la película de Godzilla 2014 ha entretenido esta semana a España, EEUU, México, Italia, Korea, Francia, Rusia, Alemania, Reino Unido y otros tanto países de tal manera, que sus habitantes la han colocado la primera en la lista de recaudación a nivel mundial (mejor estreno en lo que va de año en EEUU y más de 93 millones de dólares). Así, hasta 150.000 españoles se han pagado su correspondiente entrada para disfrutarla de la única forma que tiene sentido ver esta película: ¡A lo grande!
Personalmente, por muy bien justificado que pretenda estar todo, todavía no concibo que un ser humano sea tan inconsciente como para dispararle a una montaña dentada pero tengo que reconocer que me encanta ver las consecuencias.