Entrevistamos al director y guionista de la película “El increíble finde menguante”, película protagonizada por Iria del Río.
Jon Mike Caballero: Entrevista
P: ¿Qué te lleva a hacer la película?
R: Una serie de inquietudes generacionales y buscar una manera distinta de contar esta historia, encontrando el camino en este género de los bucles temporales. Y cómo eso puede ser un vehículo, un trasfondo, para hablar de estos personajes.
P: ¿Cuáles han sido tus referentes?
R: Evidentemente está “Atrapado en el tiempo”, que es la obra maestra del género, pero no queríamos repetirnos y lo que intentamos es reformular estos bucles. En nuestro caso la prota es mortal, el bucle va menguando una hora cada vez, como metáfora de la vida. Parece que a los 20 esto no se va a acabar nunca, pero llegas a los 30 y hay cosas que no he hecho todavía, e igual me tengo que empezar a poner las pilas. Y hay otros referentes como “Olvídate de mí”, que también aborda los temas de pareja con el fantástico como concepto, “Una cuestión de tiempo”… y en cuanto a forma y a la dirección de actores, yo bebí mucho del cine mumblecore americano, ese cine indie que habla mucho de treintañeros y de relaciones de pareja y que apuesta mucho por la naturalidad y que sea muy fresco lo que cuentan los actores.
P: El rodaje ha tenido que ser muy complejo.
R: Efectivamente. Yo pensé que al ser una peli de bucles donde todo se repite sería más fácil, pero no es así. Hay que hacer una serie de desgloses de días narrativos que suponían un puzle complejísimo, e Iría iba a rodar en desorden y era muy fácil equivocarte. Tenía un mapa emocional para acudir a él y ver en qué momento se encontraba el personaje y ella lo hizo genial. La script también tuvo un trabajazo de no perdernos nunca en esas repeticiones.
P: ¿Cómo ha sido el proceso de escritura, sobre todo a nivel de escaleta y estructura?
R: Fue complejo porque no quería repetirme con otras pelis que han hecho esto. Entonces nos metimos en un jardín para que, escenas que se repetían, no fuesen iguales. Escenas que en un primer bucle eran elipsis, después se veían alargadas. Y en cuanto a los secundarios, también había que buscar cambios y contar sus secretos en cada bucle, para que nada sea igual en cada repetición. Aunque este subgénero parece que abre muchas posibilidades, al final es muy cerrado y marca un camino muy encorsetado.
P: La película tiene un presupuesto modesto. ¿Cómo habéis conseguido la financiación?
R: Partió de una ayuda del gobierno de Navarra y después empezamos a correr y tuve que convertirme también en productor para seguir completando la financiación y luego entraron unos coproductores que invirtieron en la película, y conseguimos unos mínimos para defender la película como se merecía. Creo que nunca hemos jugado a enseñar más de lo que teníamos, sino que lo que teníamos lo hemos jugado bien, con frescura y una sencillez que la hiciera honesta. Nunca nos tomamos el presupuesto como un problema, más bien le sacamos virtudes.
P: ¿Cómo ha sido la dirección de actores?
R: No queríamos ensayar mucho el texto, buscábamos naturalidad. Con la pareja protagonista, para mostrar que no están bien y que llevan tres años, improvisábamos que se habían conocido a través de Tinder, o luego inventábamos una escena que era su primera bronca como pareja. Así, cuando en rodaje se quería improvisar algo, no era la imaginación de uno de los dos actores, eran recuerdos compartidos por los dos. Yo tenía que estar muy abierto a escucharlos a ellos, por ejemplo, Nadia de Santiago propuso decolorarse el pelo, ponerse tatuajes… era estar muy abierto a toda la verdad que pudieran traer. Hay que ser un director lo suficientemente abierto para ver que, si una idea es buena, incluirla. Fue un proceso de mucha escucha para enriquecer.
P: Háblanos de esa relación de aspecto del formato que va menguando.
R: Era un elemento que lo había visto puntualmente, pero no había sido explotado del todo. Y yo quería usarlo como elemento psicológico y hasta el final de la película. Me hace ilusión pensar que hemos sido la primera película en utilizar el aspecto del formato cambiante desde el principio hasta el final como un elemento narrativo más.