“Thi Mai, rumbo a Vietnam” podría haber sido una gran película dramática, lástima que su trama se vea ensuciada con infinidad de gags cómicos desfasados, repetitivos y totalmente innecesarios. Un claro ejemplo de lo que pudo ser y no fue.
Crítica de la película “Thi Mai, rumbo a Vietnam”
Thi Mai, rumbo a Vietnam es un claro ejemplo de cómo no encontrar el tono acertado para una película en ningún momento. Una película con una línea argumental claramente dramática que se intenta descafeinar forzando momentos de comicidad absurda para aprovechar que entre sus protagonistas contamos con Carmen Machi y Dani Rovira. Un claro despropósito que marca un principio de año amargo para el cine español, demostrando una vez más que su máxima sigue siendo adaptar cualquier tipo de trama para que la película “pueda gustar” a cualquier tipo de público.
Thi Mai, rumbo a Vietnam nos cuenta la historia de tres inseparables amigas: Carmen (Carmen Machi), Elvira (Aitana Sánchez-Gijón) y Rosa (Adriana Ozores). Tras la repentina muerte en un accidente de la hija de Carmen, las tres mujeres emprenderán un viaje hacia Vietnam con la misión de terminar con el proceso de adopción que la hija de ésta había comenzado hace años en dicho país.
Patricia Ferreira, su directora, desaprovecha el buen argumento dramático que tiene entre manos al intercalar en la historia gags cómicos de lo más manidos y disparatados, haciendo caer a sus personajes hasta convertirlos en una caricatura de sí mismos. De dicho modo logrará sacar al espectador continuamente de la película; una película que se debate entre contarnos los periplos de una futura abuela adoptante en una país tan distinto a nuestra cultura e idioma como Vietnam, y mostrarnos momentos propios de sketches de Pepe Viyuela. Un “dos en uno” que no sólo no funciona, sino que molesta.
En su arranque notaremos una clara falta de ritmo en sus diálogos algo que dificultará de entrada que el espectador se implique en la problemática que presentan las vidas de estas tres mujeres, aunque en su favor diré que dicho asunto se irá corrigiendo con el paso de los minutos.
La película navega sin rumbo fijo durante sus noventa y seis minutos de duración, hasta que logre unir de nuevo “familiarmente” a Carmen Machi y Dani Rovira (¿homenaje a “Ocho apellidos vascos“?). En un comienzo plateará la realidad de las vidas de sus tres protagonistas a modo de comedia -parecerá que nos encontramos ante la versión femenina de “Es por tu bien“-, para de golpe meternos en el drama más absoluto con la muerte de la hija de Carmen. Un cambio de tono que resultará tan brusco como icomprensible. Y dicho problema se repetirá, como ya he comentado, una y otra vez. Cosa que la terminará volviendo tediosa, aburrida y claramente previsible. Sólo hay que observar su cartel… ¿cabría esperar una propuesta seria? Claramente no lo es, ya que ni la propia película se toma en serio a sí misma.