‘Mejor que nunca’ es la nueva película de la mítica actriz Diane Keaton, en un papel tan dispuesto a deleitar a sus fans más acérrimos, como a hacer pasar vergüenza ajena al resto.
Sinopsis
Martha (Diane Keaton) es una mujer solitaria, sin familiares ni seres queridos, que un día decide mudarse a una residencia de ancianos para pasar allí la etapa final de su vida. Otro día, decide retomar un proyecto personal que inició de adolescente: ser animadora. Para ello, decide montar un grupo de animadoras con sus compañeras de residencia, con el objetivo de presentarse en competiciones oficiales.

Mejor que nunca: Crítica
La única razón por la que esta película no será nominada a los premios Razziede peores películas del año, en más de una categoría, es porque la protagonista es Diane Keaton(Annie Hall, El Padrino, Book Club), una actriz inmensa que lleva casi medio siglo haciendo cine (debutó en 1970 con Lovers and Other Strangers), y siempre tendrá su legión de incondicionales que aseguran una mínima recepción positiva, incluso en un caso como este. Quede claro que si esta cinta estuviese protagonizada por otra actriz menos conocida, o con menos carisma, no habría defensa posible que salvase del desastre.
Al margen de Keaton, el otro punto fuerte de Mejor que nunca, es que, a pesar de presentarse como una comedia, tiene elementos dramáticos que irónicamente funcionan mucho mejor que los cómicos. El guion toca temas como la vejez, la muerte, los sueños frustrados o la amistad, de manera bastante efectiva. Son temas con los que el público se puede identificar fácilmente pues todo el mundo pasa por ellos, antes o después, en algún momento de su vida. Por desgracia, la profundidad emocional apenas es un 10% de la obra, el 90% restante son chistes sin gracia y situaciones de vergüenza ajena.

El guion es un criminal contra el género cómico, al que se le pueden acusar varios hechos delictivos contra la calidad narrativa y el buen gusto en general. El primero y más alarmante es que se intenta sexualizar a un colectivo que no necesita serlo. Por supuesto las personas mayores pueden tener su sexualidad, lo que es menos cómico es que lo comuniquen con tanta insistencia. A lo largo de la película asistiremos a bromas sobre erecciones, sexo oral, masturbaciones y demás acciones relacionadas con el sexo que (sorpresa, sorpresa) no encajan bien saliendo de la boca de una persona mayor. En el mejor de los casos provocan un leve suspiro ante lo políticamente incorrecto, y en el peor, verdadero y puro sentimiento de vergüenza ajena.
El segundo delito que comete este guion es que parece un primer borrador y no la versión definitiva, debido a su corte simplón e infantil. La idea de una residencia de ancianas convertida en equipo de animadoras que quieren competir (y por supuesto, ganar) en competiciones nacionales, es claramente una idea atípica que no entra dentro de la normalidad del día a día. Bien presentado, podría encontrar su lugar entre la delgada línea entre lo adorable y lo consentido, pero por desgracia no es el caso. El guion simplifica a todos los personajes ajenos al grupo de animadoras, dejándoles como personas cortas de miras que no tienen respeto por los mayores ni se ponen en el lugar de los demás, cuando en realidad, sucede todo lo contrario.

Es bastante lógico, incluso evidente, pararse a pensar sobre si es buena idea que un grupo de una residencia de ancianas monten un equipo de animadoras. Pero en lugar de plantear la duda razonable de manera sosegada y racional, se estereotipa a todo aquel que no crea ciegamente en Diane Keaton, como idiotas irrespetuosos, cuando, insisto, la realidad es básicamente la contraria. Pues, a diferencia de lo que quiere vender la película, los que se plantean si la premisa es buena idea, en realidad son los que tienen dos dedos de frente.
Mejor que nunca: Opinión final
En resumen, el guion es una manipulación forzada e irreal de una idea fácilmente identificable para el gran público como es el paso del tiempo y sus consecuencias. El “carpe diem” se lleva al ridículo como excusa para sexualizar un colectivo que no necesita serlo, para meter humor escatológico en unos personajes que no lo necesitan, y para desvelar el movimiento de baile definitivo que inventa Keaton en un momento dado; hacía tiempo que no se veía algo tan ridículo, amorfo y arrítmico en una coreografía en la gran pantalla, y lo peor es que lo pintan como un revolucionario invento que marca un antes y un después en el baile amateur.

La interpretación de Keatony el carisma que aporta mantienen un ritmo mínimo, la dirección de la debutante Zara Hayes es ágil y rápida haciendo que todo suceda con relativa urgencia, y la experiencia por suerte no dura más de 91 minutos, créditos incluidos. El resto, el guion principalmente, es un ejercicio de hipocresía con el objetivo hacer pasar vergüenza ajena a muchos, y la esperanza de contentar a unos pocos (colectivo limitado a los incondicionales de Keaton).