El director Pablo Larraín nos presenta la historia de la muerte John F. Kennedy desde la perspectiva del único personaje que lo vivió en primera persona: ‘Jackie’.
Crítica de la película ‘Jackie’
Pocas biografías han dado tan de sí como la de los Kennedy. Los acontecimientos, y misterios, que rodearon sus vidas son todo un filón a nivel cinematográfico, no hay duda. Pero hay un acontecimiento que destaca por su relevancia en la historia reciente de Estados Unidos: el asesinato en Dallas del trigésimo quinto presidente de la nación, John F. Kennedy.
Muchas veces el anuncio de un nuevo biopic nos hace temer lo peor antes de acudir a las salas, pero para nuestra fortuna Jackie es diferente. En esta ocasión el director chileno Pablo Larraín (No, El Club) orquesta una historia sórdida y penetrante,que nos permitirá descubrir a una Jackie Kennedy marcada trágicamente por unos acontecimientos verdaderamente espeluznantes e inesperados; y no me refiero sólo al cruel asesinato de su marido, sino a la forma en que desde la Casa Blanca querían darle carpetazo al asunto (mientras Jackie intentaba enterrar a su marido de forma digna y solemne, ya había nuevos inquilinos que estaban eligiendo cortinas). Una mujer tachada de fría, superficial y calculadora, y de la que gracias a la película tendremos “la otra cara de la misma moneda”: una Jackie Kennedy completamente devastada, rozando incluso cierto grado de “locura”.
Larraín será capaz de mostrarnos el punto de vista que nos faltaba del puzzle, sin duda el más importante: el de la mujer que durante una visita oficial al estado de Texas vio como los sesos de la cabeza de su marido, el presidente de Estados Unidos, saltaban por los aires de manera literal y que en un alarde de entereza, y de puro instinto de supervivencia, fue sujetándolos hasta su último suspiro con la esperanza de poder salvarle la vida. Una mujer que supo mantener la compostura en los peores momentos de su vida, asumiendo las responsabilidades de su cargo institucional y anteponiéndolas al dolor de perder a un marido de manera tan brutal. Una mujer que tuvo que ver como Lyndon B. Johnson tomaba juramento en el Air Force One mientras ella aún estaba cubierta de sangre, ya que hacía pocos minutos que había visto como asesinaban a su marido. Sin duda, un ejemplo de discreción, valentía y sobre todo de profesionalidad.
La historia de Jackie se nos introduce mediante una entrevista realizada a la Primera Dama por el periodista Theodore H. White de la revista Life (interpretado porBilly Crudup) tan sólo una semana después de los duros acontecimientos narrados. Y, partiendo de ese relato, narrando cómo es un día a día tras la muerte de John F. Kennedy, entraremos de pleno en uno de los capítulos más oscuros de la historia de Norteamérica descritos por la propia Jackie. Un relato inteligente y bien narrado, con una estructura sólida y que no pretende esconder nada, mostrando incluso las escenas más sórdidas del relato, llegando a tomar poco a poco un matiz asfixiantes y desasosegado (algo en lo que colabora en gran medida su grandiosa banda sonora compuesta por Mica Levi). Todo ello lo consigue gracias a imágenes llenas de fuerza ya sea recreando la intimidad de su tocador mientras se limpia la sangre de su marido, hasta imitar escenas por todos conocidos de la vida de los Kennedy (alabar la singular superposición que realiza con imágenes documentales con las propias del metraje).
Pero que la cinta funcione como funciona es en gran medida gracias a la magistral interpretación de Natalie Portman-la cual le ha valido, de momento, una nominación al Oscar a mejor interpretación femenina y el aplauso de la crítica cinematográfica-, haciendo que sea imposible no empatizar con el personaje de Jackie. La actriz conseguirá lo más difícil: que el espectador olvide estar viendo a Portman interpretar a Jackie, para poner el prisma en los duros y dolorosos momentos que sufrió la Primera Dama ese 22 de noviembre de 1963. Portman desaparece para dar absoluto protagonismo a su personaje. Contenida, sobria, temblorosa, valiente, orgullosa, intrigante, vanidosa… no habrá registro que la actriz no explore haciendo disfrutar al espectador de una persona tan compleja como debió serlo en la realidad. Una mujer romántica, temperamental y coqueta, pero también la única capaz de plantarle cara a los servicios secretos a la hora de dejar el honor de su marido en el lugar dónde correspondía (muchos querían enterrarle “por la puerta de atrás” y sin hacer mucho ruido).
Como conclusión de la crítica: Jackie es una película brillantemente narrada que cuenta con una interpretación de Natalie Portman claramente merecedora de un Oscar. Sin duda, estamos viviendo unos meses gloriosos en la cartelera que hay que aprovechar ya que ¿quién sabe cuándo se repetirán?