Los directores vascos Jon Garaño y Jose Mari Goenaga sorprendían a crítica y público con un largometraje para el que tomaban como base la leyenda del gigante de Altzo. Hoy revisamos este icono de nuestro cine con esta crítica de la película Handia, ganadora de 10 Goyas en la edición de 2018 y ya disponible en Netflix.
Sinopsis de Handia
Martín (Joseba Usabiaga) vuelve de la 1ª Guerra Carlista y descubre que su hermano Joaquín (Eneko Sagardoy) ha crecido mucho más que una persona normal y ve en él una oportunidad de negocio.
Crítica de la película Handia
Es difícil, a veces, discernir la objetividad de la subjetividad, sobre todo en cuanto a arte se refiere. Donde unos ven una magnífica obra, otros no ven gran cosa. Donde para algunos hay mucha profundidad en un trabajo, para otros no hay nada excepcional. Pero claro está, el arte, así como su elaboración, aunque cuentan con una parte de análisis subjetivo (esto es, como el receptor ha percibido la obra) tiene también una serie de elementos que han de cumplirse si se quiere conseguir el efecto deseado.
En el caso del cine, como todas las artes, tiene una serie de reglas no escritas pero necesarias para que la narrativa de una obra funcione (si no me cree, podemos discutir largo y tendido sobre lo que falla y lo que no en el cine de Zack Snyder). Mi trabajo como crítico (si es que me puedo considerar como tal) es exponer y explicar cuáles de esos elementos han cuajado y cuales no en una obra para otorgarle finalmente una calificación y dedicarle unas cuantas palabras alabando o cuestionando (pero nunca menospreciando o infravalorando) dicho film. Referido esto, hablemos de la película Handia.
Una producción impecable
No cabe duda de que la película Handia cuenta con una producción impecable. Tanto su ambientación, como su fotografía, diseño de vestuario etc. no tienen nada que envidiar a ninguna superproducción hollywoodiense y sería de necios no referir que cada plano, cada imagen de este film son obras de arte. A nivel técnico, merece todos los premios que ha ganado, sin duda.
Pero a nivel narrativo, es cuando quien esto escribe tiene algo que decir. Soy consciente del estatus que esta película ha alcanzado y de todo el palmarés que tiene a sus espaldas y no es mi intención desprestigiar todo el trabajazo que ha habido detrás de esta producción, el cual valoro sinceramente. No obstante, tampoco puedo ser deshonesto conmigo mismo. Y como crítico ahora explicaré por qué.
Una trama que no alcanza su elevado nivel técnico
Handia es una película con una imagen apabullante, de las que te hacen pensar a los pocos segundos que estás ante una obra magnífica. No obstante, el rebufo de esta sensación se va perdiendo conforme avanza la trama. Esto es debido a que carece de un contenido que vaya más allá de lo que estamos viendo. En este sentido, parece que la película ha querido hacerlo todo tan poético (cuidar su imagen al detalle) que se ha olvidado precisamente de hacer poesía. La belleza de las imágenes no se corresponde con una historia que nos impacte. Sus imágenes son bonitas, pero no nos dicen gran cosa. Y esto ocurre porque su narrativa opta por contarnos una historia a través de sus personajes principales, pero la conceptualización de los mismos es su principal error, ya que no llegamos a empatizar con ninguno de ellos.
Unos personajes con los que cuesta empatizar
Por un lado, tenemos a Martín, el hermano mayor (que no el grande), quien tiene como personaje dos problemas muy marcados. El primero de ellos, llevado de la manera adecuada, daría muchísimo juego y podría tener un resultado impactante en el espectador pero en esta película no ocurre. Su personaje cae mal. Martín es un hombre con pocos escrúpulos, un hombre con falta de empatía y que solo se preocupa por sí mismo. Pero todo esto está escondido bajo una exculpabilidad contextual que hace que el personaje deambule entre dos tierras sin nunca llegar a virarse para una de ellas. Y las medias tintas, a no ser que estén muy bien llevadas o que se culminen de una manera efectiva, no le sientan bien al cine.
La incomprensión que rodea y que padece Martín se extrapola al espectador, que no termina de entender por qué este personaje es tan poco agradable y no ve indicios suficientes para justificarlo. Y como hilo conductor de la película Handia, es un punto bastante negativo que la persona que está casi siempre delante de la pantalla no te agrade lo más mínimo. Tampoco ayuda, en este caso, la interpretación de Joseba Usabiaga, que tiene siempre la misma expresión y que parece que no tiene ni idea de donde está y que todo a su alrededor le importa un comino. Como he referido, es muy difícil empatizar con una propuesta de personaje así.
El conflicto
El segundo problema y el más crucial (porque de él derivaría todo lo demás) es una regla muy básica y primigenia de la escritura. El conflicto. El personaje de Martín no tiene conflicto. Es un protagonista pasivo que no sabe qué hacer con su vida, pero ese “no saber” no es un conflicto en sí, no vemos que eso sea lo que lo motive a hacer en el film lo que hace para con su hermano. Tampoco vemos que éste, su hermano, le importe lo más mínimo ni que lo que hace le suponga ningún tipo de desafío/problema/disyuntiva. No se siente mal por ello, pero tampoco es suficiente para definir al personaje. Sencillamente vive, aprovecha las circunstancias y poco más.
Su símil con “Rain Man”
Por otro lado, tenemos a Joaquín, el hermano que no para de crecer. No será esta la primera ni la segunda crítica que redactará un símil con “Rain Man”, la película sobre una persona con autismo protagonizada por Dustin Hoffman y Tom Cruise. En Rain Man, empatizamos desde el primer momento con Raymond (Hoffman) pese a tener una discapacidad. Entendemos sus limitaciones y vamos descubriendo poco a poco que lo hace ser especial.
Sin embargo, con Joaquín en la película Handia no descubrimos apenas nada de él que no sea que crece sin parar, algo que sabemos desde la sinopsis. El personaje no tiene una evolución, tampoco tenemos muy clara su motivación y ni vemos el efecto interno de su problema físico ni qué consecuencias tiene en su estado psicológico. Somos testigos del cambio externo del personaje, pero no vemos que haya cambio interno y tampoco somos capaces de ponernos en su lugar. Viajamos con él y vemos que no está cómodo, pero no nos incomodamos.
La atracción de feria en la que se convierte su personaje es la misma para los espectadores de dentro del film como fuera de él, porque no sabemos realmente cómo se siente, solo que la situación no le agrada demasiado. Así que, la problemática de su personaje la vamos a ver como meros espectadores, como asistentes a una función de exposición y podemos imaginarnos que no es fácil por lo que vemos, pero no por lo que nos muestra la historia.
Opinión final de la película Handia
Dicho todo esto, el transcurso de la película Handia se hace un poco tedioso y aburrido. La historia nos lleva a diferentes partes del mundo, cada cual más vacía y que, aunque añade algunos elementos que le aportan algo de variedad a la película, estos no le llegan a dar color a una imagen en blanco y negro. Y es una lástima, porque la película tiene mucho potencial y una factura innegable. Pero lo más básico falla. Sus personajes no cuajan. Su historia la hemos visto ya mil veces y no consigue que me ponga en el lugar de nadie. Una película que, por desgracia, me ha dejado indiferente.