Ozzy, el proyecto de animación nacional más decepcionante de la década, llega a la cartelera dispuesto a aburrir tanto a los niños como a los más adultos.
Crítica de la película de animación ‘Ozzy’
Sin dar muchos rodeos… Ozzy (2016) es sin duda la peor película de animación que he tenido la oportunidad de ver en todos los años que llevo como crítico de cine. Y es que enfrentarse a semejante despropósito de cinta a las 10:00h de la mañana y aguantar heroicamente hasta los títulos de crédito se convierte en todo un reto, lo puedo asegurar. Pero tranquilos no afirmo semejantes cosas sin dar motivos y, desgraciadamente para el resultado final de la puntuación de la cinta, para la que nos ocupa tengo unos cuantos y de peso.
En la película conoceremos, como no, a Ozzy, un beagle que vive junto a su adorada familia rodeado de comodidades. Todo cambiará cuando su familia sea invitada a un viaje a Japón… y ahora ¿qué hacemos con el perro? Sus dueños, que no están dispuestos a renunciar a esa apetecible propuesta, buscarán el mejor hogar para dejar a Ozzy durante esos días. Así encontrarán un balneario para perros, bastante caro, que aparentemente tiene a las mascotas viviendo a cuerpo de rey. Pero la realidad será otra bien distinta y cuando Ozzy cruce la jujosa puerta del balneario comprenderá que acaba de comenzar su verdadera pesadilla: ha sido ingresado en Blue Creek, una cárcel para perros, y nunca mas volverá a ver a su querida familia.
Esta película española de animación dirigida por Alberto Rodríguez (la serie Pocoyó) y co-dirigida por Nacho La Casa (La Gira) deja en evidencia el bajo nivel alcanzado en el mundo de la animación nacional hasta el momento (retiro de la quema a la gran ‘Mortadelo y Filemón contra Jimmy El Cachondo’). Que nos queda mucho, muchísimo, camino por recorrer para llegar a la calidad y maestría de los grandes estudios de animación es un hecho, y que proyectos así nos hacen retroceder en dicho campo también lo es. En Ozzy encontraremos una animación de baja calidad, muy básica, sin apenas detalles -serán incapaces de reflejar las emociones en ninguno de los rostros de los personajes- y demasiado estática -parece que a dichos personajes les cuestes doblar los brazos o mover el cuello, recordando a cuando jugabas con las Barbies-, y donde sin duda los que resultan peor parados son los personajes humanos, dejando notar que al no ser estos los protagonistas no han puesto ningún empeño en su desarrollo. Las mascotas, en este caso perros, están más cuidados pero aún así nos enfrentamos a un resultado final más propio del dibujo de un niño de ocho años que de un estudio de animación que se precie -atención especial merecen los ojos de más de uno de uno de estos peludos personajes-.
La coproducción entre España y Canadá sólo se dejará notar en una cosa, el excesivo uso de anglicismos tanto en los nombres de los personajes como en algunas de sus diálogos. La cinta cuenta además con el apoyo de Disney ya que su distribución en cines la realizará Buena Vista International (seguramente debido a la necesidad de cubrir un porcentaje anual de distribución de cine patrio), pero no encontrará la respuesta esperada en la taquilla. Y es que auguro que este perrito tan simpático, o eso intentan que parezca, no dará con su público. Ozzy (20169) es una película de animación con temática carcelaria que propone una fuga durante todo el desarrollo de su trama, pero el error no es ese, tenemos grandes títulos en ese campo como Chicken Run (2000) o Toy Story 3 (2010), sin embargo la que nos ocupa lo hará desde una óptica tan oscura y severa que llegará a asustar a los más pequeños mientras que a los padres les seguirá pareciendo un verdadero rollazo. Resultado final: Niños aterrorizados por ver a tanto perro encerrado tras oscuras rejas, y padres a punto de sucumbir al letargo mientras miran el reloj cada cinco minutos.
Un product placement abusivo; unos personajes exentos de cualquier ápice de carisma; una trama nada original que encima es narrada de forma lenta y anodina; son algunos otros aspectos que harán que cualquier espectador prefiera comprar el dvd de la aún reciente Mascotas que pagar la entrada para ver la desoladora Ozzy.