Nueva adaptación de la novela de Stephen King sobre una familia que se traslada a vivir al campo, sufriendo una gran tragedia que intentará ser enmendada. Terror convencional que, siendo efectivo, no presenta ninguna novedad. Comenzamos el análisis de lo que podremos encontrar en Cementerio de animales.
Crítica: Cementerio de animales
Tras el éxito de la versión cinematográfica de “It”, la industria cinematográfica cree haber encontrado un nuevo filón con la obra de Stephen King. Un autor de innegable éxito comercial que, sin embargo, más allá de su imaginación, no tiene una calidad literaria que se pueda equiparar a los grandes del género. Cementerio de animales es una de las más de treinta adaptaciones que hay en proyecto y desembarca en la cartelera desmarcándose, en parte, de la novela original.
La película, de una ajustada duración, presenta tres actos poco equilibrados, con un planteamiento que se alarga en demasía, un nudo bien ejecutado y un desenlace apresurado. La sensación es que a medida que la trama avanza, se evidencia una urgencia en llegar al clímax que echa por tierra varios frentes sembrados a lo largo del relato, quedando estos sin resolver o sin aprovechar. Desde los propios niños enmascarados que se pueden ver en el cartel promocional, hasta esa aparición del wendigo, una criatura mitología norteamericana que hace una breve aparición, casi fantasmal, para no volver a saber de ella. Parece que el trabajo de los directores Dennis Widmyer y Kevin Kölsch, con experiencia en el género, consiste en no arriesgarse. Su “Cementerio de animales” es de lo más convencional en lo que a terror se refiere: imágenes desagradables, jump scares -los justos- y una atmósfera insana para una historia que dedica su tiempo a presentar a la familia protagonista y su universo, pero luego no sabe sacarle el jugo necesario para que al espectador le importe; estando más preocupado de intentar descifrar de dónde proviene el elemento sobrenatural que previamente se ha sembrado y que no se verá recompensado cuando aparezcan los créditos. Sorprende también el uso del humor en ciertos momentos, sin saber si es intencionado o involuntario, funcionando correctamente sin sacar al público de la película, a pesar de ser subrayado en uno de los segmentos clave.
Jason Clarke encabeza un reparto que se desenvuelve con solvencia, destacando al propio padre de familia junto a John Lithgow, con un personaje que carga con el peso de la culpa sobre sus hombros. La pequeña Jeté Laurence presenta dudas al principio con un personaje bastante irritante, hasta sorprender con el giro que toman los acontecimientos, convirtiéndose en alguien espeluznante.
Opinión final
Cementerio de animales (2019) es una propuesta sencilla y funcional dentro del género en el que se enmarca. Nada sorprende ni hace que parezca una película distinta, pero todo funciona correctamente como vehículo de entretenimiento efectivo que calará entre los espectadores jóvenes, los más agradecidos con este tipo de propuestas que cuentan con un presupuesto ajustado, a la espera de bueno ingresos en taquilla. Queda por ver si las numerosas adaptaciones de Stephen King que nos aguardan aprovecharán el material de partida o lo utilizarán como excusa para realizar productos de éxito comercial y poco riesgo artístico.