La película “Ánimas” llega a la cartelera tras su estreno en la actual edición del Festival de Sitges. Laura Alvea y José F. Ortuño dirigen su segunda apuesta por el cine de terror, acertando más en su parte técnica que en la interpretación de sus actores o en el desarrollo en sí de su trama. Apuesta poco terrorífica y sólida para Sitges y para los amantes del cine de género.
Crítica de la película “Ánimas”
Ánimas es uno de los títulos españoles que se estrenó en la reciente edición del Festival de Sitges. Una cinta de terror psicológico que pretende a la vez servir de homenaje a los clásicos del terror con los que crecimos en los ochenta y los noventa, pero que fracasa estrepitosamente al encerrar a su protagonista en un interminable pasaje del terror. Un efecto perturbador pero poco eficaz ya que a los diez minutos el espectador está aburrido de deambular por pasillos interminables con luces rojas parpadeando y efectos sonoros ensordecedores. Su terrorífico objetivo se pierde por el exceso, haciendo su tramo final interminablemente largo y pesado.
Sinopsis
La protagonista de “Ánimas” es Álex (Clare Durant), una adolescente muy unida desde la infancia a su mejor amigo Abraham(Iván Pellicer). Ambos son inseparables hasta que Abraham se sienta atraído por una chica. Todo parece complicarse entre ellos con esa nueva relación, además de los pertubadores episodios que comienza a vivir Álex en su día a día.
Opinión
Laura Alvea y José F. Ortuño (The Extraordinary Tale) dirigen sin éxito esta onírica historia de traumas entre adolescentes rebeldes, basada en la novela del segundo. A nivel visual la película mantiene el tipo e incluso plantea algunas escenas más que interesantes en este ámbito, gracias a una fotografía y dirección de arte más que estudiadas. Pero donde la cinta naufraga estrepitosamente es en la dirección de actores, que resultan poco o nada convincentes para llevar a buen puerto una trama “tan compleja” que basa su terror en el psicoanálisis y la terapia.
Conclusió
“Ánimas” es una película demasiado pretenciosa tanto en forma como en contenido, que intenta sembrar el terror introduciendo en las pesadillas de su protagonista a algunos de los personajes, o situaciones, de clásicos del cine de terror como la escena de la ducha de ‘Psicosis’ o el personaje de ‘Fredy Krueger”. Aún así, centra todo su potencial en un pretendidamente revelador final que lamentablemente no funciona. Un refrán define la película a la perfección: quién mucho abarca poco aprieta. Muchas ideas, algunas mejores que otras, que parecen no remar en la misma dirección.
