Llega a nuestras pantallas una de las películas que más éxito ha suscitado en Croacia, su país natal, ‘Los niños del cura’. Una comedia que pone su punto de mira en la Iglesia Católica, convirtiéndola en mofa y burla al servicio de la historia.
Sinopsis de ‘Los niños del cura’
Don Fabián es un sacerdote recién llegado a una pequeña isla situada en el Mar Adriático. Allí, alertado por la confesión del quiosquero del pueblo, decide aliarse con este y el farmacéutico para pinchar todos los condones que venden, y conseguir así subir la natalidad de la localidad. Esta idea no tardará en traer alocadas consecuencias a todos los vecinos.
Crítica de ‘Los niños del cura’
Mucho se ha hablado sobre el género de la comedia, resaltando la mayoría de las veces, lo difícil que es lograr dar en el clavo tanto desde el punto de vista del guion como desde el de los intérpretes. Los niños del cura divaga entre distintos estilos o subgéneros cómicos sin posicionarse claramente en ninguno, para acabar optando por el drama como desenlace de la misma.
En un primer momento, sentando las bases de la historia, el espectador puede sentirse identificado con propuestas similares del cine europeo como pudiera ser ‘Bienvenidos al Norte’ (Bienvenue chez les Ch’tis, Dany Boon, 2008), sin embargo, el esperpento creciente y desatado que se va sucediendo a lo largo del metraje, nos alejan de aquella divertida historia de choques culturales franceses. Y es que el director Vinko Bresan, también guionista junto a Mate Matisic, nos presenta una crítica nada velada a la Iglesia Católica que diluye las virtudes de la idea central, quedándose en un ejercicio maniqueo de autocomplacencia y pataleo infantil desde el púlpito de la cinematografía. Con estas formas, lo único que se consigue es reafirmar más las ideas de aquellos que ya se mostraban en contra de la institución religiosa, y el rechazo unánime de la audiencia que se encuentra en el bando moral contrario. Así, la película ‘Los niños del cura’ se muestra muy inmadura si la comparamos con obras de maestros como Chaplin, capaces de hacer crear comedias que revestían sutilmente las verdaderas ideas que querían transmitir, fundando un alto poder de reflexión en el espectador, sin tratarlo como un necio. Sin embargo, los comentarios que realiza Bresan acerca de los problemas políticos de su país, sí que muestran un mayor cuidado, quizá hubiese sido este el mejor camino a seguir.
Tampoco hay nada destacable en el apartado técnico de ‘Los niños del cura’, que no pasa de tener una factura correcta. Ninguno de los intérpretes brilla por encima del resto, siendo todos ellos bastante parcos en gestos a pesar del excéntrico guion. Especialmente desatado en los momentos en los que el padre Fabián imagina aquello que está narrando; una suerte de imágenes que sacan al público de la historia.
Como entretenimiento ‘Los niños del cura’ cumple, y es posible que incluso guste, algo que le vendría muy bien a la incipiente industria cinematográfica croata. No obstante, a su director aún le queda un largo camino en el aprendizaje de los complicados mecanismos de la comedia.